¿Quién soy yo, quién eres tu?

Gabriel Villot

EL TRABAJO DE SIEMPRE

Desde hace varios años, Gabriel Villot viene trabajando en distintos puntos claves de acción que determinan su obra. Su primera distinción radica en lo que podríamos denominar como “órdenes cerrados” basados en simetrías puramente rotatorias, y la segunda en los “órdenes seriales” de secuencias rítmicas ilimitadas, logradas en la traslación. Así se suceden las imágenes referidas a hechos históricos dramáticos de la historia argentina, con ese orden donde las variantes hacen peso sobre el tema planteado, no deja resquicio sin alternancia y a la vez es constante la intensión y el propósito de mostrar el horror humano.

Se puede observar otro orden fuertemente definido, la seriación, como una secuencia transversal basada en la alternancia, respecto de la secuencia encuadradora primaria, son configuraciones dadas en límites precisos o en zonas donde producen un enrejado en trama, compuesto por puntos o líneas que van determinando los planos de sustento, estas combinaciones hacen a las ricas texturas visuales que utiliza el artista y que confirman que no hay límites cuando las jerarquías no sobresalen y cada punto es valorado, forma, composición, técnica y destreza, todo en equilibrio y en dinámica acción en el plano.

Luego está la utilización espacial, y aquí se define toda la coherencia de la estructura de la imagen en Villot, ya que mantiene una organización por la vinculación de ramificaciones que van rellenando el espacio vacío y delimitando zonas en pos de los encuadres espaciales y tanto los grandes, como los pequeños tramos que hacen al espacio todo, comprenden un esquema que estructurado hasta la absoluta unidad, se presenta flexible en la variedad.

Procedimientos a veces contrastantes donde se advierte la planificación desde afuera hacia adentro (por subdivisión) y la construcción del espacio, desde el interior hacia el exterior (por repetición y ampliación) de la estructura, cualquiera sea el camino a seguir, Villot se distingue por el equilibrio logrado en las maniobras compositivas de las imágenes. Eso no es todo, en cualquiera de las etapas por las que pasó este artista, se ve una clara envergadura estética que preside sus obras, una coherencia interior que atraviesa su producción y una inquietante originalidad en sus planteos.

El trabajo reciente

En esta nueva etapa, de las obras que se presentan en el MAC, se observa una estrecha atención del detalle, dando paso a la configuración, que asociamos con el rápido y claro entendimiento visual. La comprensión de ello se define por los enfoques contrastantes de la naturaleza de la figura humana en función de esa percepción directa. Se percibe una esencia basada en las sensaciones casi táctiles del dibujo, elevado a su mayor nivel de desarrollo.

Envueltos, sin brazos, apenas sus rostros asomando de sus cuerpos forzados, toman actitud humana y expresan en sus miradas la sorpresa que les propone el universo en sus simples formas, una manzana, un pez, un pájaro que tienen en la mira, los hace comprender la naturaleza en su total intensidad.

Podríamos decir que sus personajes, de una hidalguía desconocida, traen consigo un linaje intrínseco e ineludible. Los desplazamientos y entrecruzamientos, de la vigorosa urdimbre trenzada en sus cabezas, los muestran como un bloque de pensamientos e ideas que en su tratamiento sumario, las determina como símbolo de unión y poderío, en absoluta fusión. Aflora un vínculo de hermandad rodeada de códigos inquebrantables, al modo del clan formado por caballeros de una estirpe extinguida o tal vez por nacer, por surgir. Con aletas a veces, con pequeñas alitas en otras oportunidades, estos personajes deben emprender el vuelo imposible de sus limitaciones físicas.

Los tocados interminables, portadores de simbólicas figuras concéntricas, se entienden como parte de rituales y ceremonias fijadas en la tradición de los personajes, y su disposición en los planos de la imagen, nos lleva a aceptar los atuendos como metáforas potenciales de estados internos.

El efecto de continuidad, en todas las obras, les da un carácter de “campo de fuerza” visual con anclaje en un aparente período histórico de pertenencia, estableciendo una mezcla de realismo mágico y fantasía en su impecable repertorio.

Lic. Stella Arber 

Directora del MAC