Extensión

Habilidades sociales para prevenir el hostigamiento

Viernes 26 de junio de 2015 / Actualizado el viernes 26 de junio de 2015

La propuesta es trabajar desde la infancia en el reconocimiento de conductas socialmente inadecuadas a fin de modificarlas y lograr una convivencia pacífica.

Este miércoles por la tarde se realizó la charla-taller “Promoción de habilidades sociales en la escuela” en el marco de la campaña de prevención del hostigamiento en la infancia “¿Y si nos tratamos bien?” que la Universidad lleva adelante desde mayo con una amplia adhesión de instituciones de diversa índole y de la comunidad en general. La charla estuvo a cargo de Claudio Trivisonno, coordinador de ALTER. 

En esta oportunidad el tema fue la promoción de las habilidades sociales como herramientas para favorecer la generación de vínculos saludables desde la infancia.

Si bien no hay una única definición, las habilidades sociales son conductas y capacidades que permiten a las personas interactuar, relacionarse y enfrentar de manera positiva y eficaz los desafíos que supone la vida cotidiana y la convivencia. 

Conductas pasivas, agresivas y asertivas

“Por lo general las personas tienden a responder ante determinadas situaciones mediante tres formas de conducta: pasiva, agresiva o asertiva. Decimos que poseen más habilidades sociales quienes tienen mayor cantidad de respuestas asertivas ante las situaciones que se les presentan a diario, como pedir ayuda, resolver un problema, expresar una opinión sobre algo o alguien, defenderse etc...”, explicó Claudio Trivisonno.

En este sentido el disertante destacó que no se puede hablar de personas agresivas, pasivas o asertivas, sino de prevalencia de un tipo de respuesta frente a determinadas circunstancias, pudiendo variar en relación al contexto o el estado de ánimo. Un ejemplo de estos tipos de respuestas es la de un niño que presta a otro un lápiz y no se lo devuelven. Antes esta situación el niño  puede quedarse callado y no reclamar su lápiz (conducta pasiva), puede pedirlo de mala manera (conducta agresiva) o solicitarlo de forma  adecuada (conducta asertiva).

Otro ejemplo de habilidades sociales es el saber decir que “no” ante un pedido expresado por otra persona o una situación que lo incomoda,  “y esto es central principalmente en la adolescencia donde además cuenta mucho la opinión del grupo”, aseguró Trivisonno.

En líneas generales los niños con predominio de conducta pasivas suelen hablar en voz baja, de modo vacilante y con cierto nerviosismo, poseer poco contacto ocular, tener baja autoestima, les puede resultar difícil resolver los conflictos con sus pares y poseer menor cantidad de vínculos sociales. “Estos chicos no la pasen bien y cuando encuentran a alguien más pasivo que ellos se pueden transformar en agresivos. Las personas con déficit muy significativos en las habilidades sociales y muy pasivos en maneras de vincularse socialmente, pueden derivar en actos muy violentos como disparar un arma de fuego, por ejemplo, como los casos ocurridos con adolescentes en los colegios”, advirtió Trivisonno.

Por su parte los niños con predominio de respuestas agresivas suelen ser desafiantes, sostener la mirada, hablar en vos alta, tener una postura corporal intimidatoria, hablar con los adultos como si fuesen sus pares, quieren tener siempre la razón y no aceptar la opinión de los demás. Ellos son como la otra arista de la pasividad pero también les resulta dificultoso resolver conflictos y pedir disculpas de un modo asertivo.

Los niños agresivos tienden a ser segregados y ante esta situación generalmente reaccionan de manera más agresiva;  este perfil de niño suele ser el del hostigador en el colegio. Por otra parte la agresión puede ser la forma de vincularse al no saber cómo hacerlo de otra manera, situación que los puede llevar a quedar aislados y retroalimentar el círculo de la violencia.

En definitiva, el problema de las conductas pasivas o agresivas es que pueden producir serias dificultades en los vínculos interpersonales 

Finalmente, los niños con predominio de conductas asertivas suelen hablar con buen tono de voz, en forma fluida, mantener contacto ocular con sus interlocutores,  logran escuchar y expresar su punto de vista sobre determinadas personas o situaciones sin necesidad de agredir. “En general la gente que aprende a resolver situaciones de manera asertiva se siente más a gusto en situaciones sociales porque éstas no les generan estrés”, sostuvo Trivisonno.

La propuesta de trabajo

Si bien lo ideal sería que la promoción de las habilidades sociales esté incorporada  como eje transversal en la curricula escolar, como ocurre en algunos países del mundo, el disertante  propone comenzar a desarrollar talleres que favorezcan el predominio de conductas asertivas.  En estos espacios se trabajaría en la clasificación de los diferentes tipos de conductas: asertivas, pasivas o agresivas, a fin de que los niños, a través de la identificación de sus propios modos de relacionarse, puedan aprender formas más adecuadas de responder ante determinadas situaciones. Además esto les permitiría contar con herramientas para expresar sus emociones, defenderse,  emitir opiniones, saber escuchar, entre otras; en definitiva, afrontar diferentes  situaciones de la vida cotidiana y lograr resolverlas en forma positiva.

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