Santa Fe

Las banquinas, un reservorio de vida

Miércoles 12 de noviembre de 2014 / Actualizado el jueves 27 de noviembre de 2014

Aunque no se los valore debidamente, los márgenes de las rutas son espacios que albergan numerosas especies de plantas e insectos. Investigadores de la UNL demuestran porqué es importante dejar esos lugares sin cultivar.

La vegetación espontánea que crece en las banquinas de las rutas santafesinas alberga insectos beneficiosos para el hombre y sus floraciones constituyen una fuente de polen y néctar necesarios para su desarrollo y sustento. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL-Conicet) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) hacen un relevamiento de la diversidad que hay en esos lugares.

“Nos preocupa la pérdida de biodiversidad vegetal que se está produciendo en el campo y en la producción en general, debido al avance de la soja y de las técnicas de cultivo, que provoca que las especies vegetales desaparezcan de los ambientes. Muchas de ellas son consideradas malezas, pero en realidad su presencia es importante porque pueden jugar un papel fundamental en el mantenimiento de ciertos servicios ecológicos, como la regulación de plagas o la polinización”, destacó César Salto, docente e investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la UNL y del INTA Rafaela.

Según agregó, la iniciativa de estudiar la diversidad en los márgenes surgió luego de una resolución emitida por el Ministerio de la Producción de la provincia de Santa Fe en 2011: “A partir de allí buscamos la forma de demostrar la importancia de las banquinas para la diversidad vegetal y qué consecuencias tiene para la vida en general y para los humanos en particular”, contó.

Una de las maneras de demostrar la importancia de los lugares fue emprendiendo un relevamiento biológico. En este sentido, el grupo de Salto, compuesto también por Ruth Strasser, Julieta Merke, Milagros Dalmazzo y Leticia Zumoffen, realiza recorridos por las rutas provinciales Nº 64, 10 y 62 partiendo de San Martín de las escobas, pasando por López, Pilar, Felicia y Sarmiento, hasta Ataliva, y por la ruta Nº 6, desde Manucho hasta Franck, llegando hasta la ruta Nº 19: “Son dos caminos que recorremos habitualmente observando y registrando las plantas y los insectos que visitan sus flores”, resumió.

Porqué las banquinas

Salto sostuvo que la vegetación que crece espontáneamente en los márgenes de las rutas aloja insectos benéficos que se alimentan de otros que pueden resultar perjudiciales. “Por otra parte, las abejas encuentran alimento en las flores que crecen en las banquinas. Además, cuidar esos espacios promueve la protección de los polinizadores en general, que son los que posibilitan que las plantas se multipliquen. “Gracias a este servicio tenemos frutas y verduras que aportan proteínas y minerales a nuestra dieta, además, muchos principios activos o sustancias químicas utilizadas en medicina, incluso algunos insecticidas, se extraen de las plantas”, enumeró.

De acuerdo con el investigador, se recorren transectas de 100 metros durante una hora y se registran por observación directa los diferentes insectos que visitan las flores y la cobertura de las diferentes especies vegetales. “A la par muestreamos las especies vegetales para conocer el sustrato sobre el que estamos trabajando”, comentó.

Salto también destacó que luego de la resolución, emitida en conjunto por varios ministerios provinciales en marzo de 2011, se notaron los cambios en los márgenes de las rutas. “Muchas ya no están siendo sembradas. Además estamos encontrando una riqueza de vida enorme: insectos polinizadores como los abejorros (Bombus atratus), abejas silvestres (Protandrena sp. Augochloropsis sp), la abeja melífera (Apis mellifera y parasitoides (Braconidae), entre otros”.

Al mismo tiempo, en cuanto a las abejas señaló que la apicultura en la provincia es una actividad muy importante, pero subdimensionada: “Generalmente los productores se encuentran en localidades pequeñas y confundidos con el resto de la población. Sin embargo, en Argentina hay unas 4 millones de colmenas, de las cuales el 10 por ciento se encuentra en la provincia de Santa Fe. Es una actividad que genera mucho dinero, ya que toda la miel se exporta. Sin embargo, las abejas se alimentan de polen y néctar que hay en las plantas, muchas de ellas localizadas en los márgenes de las rutas”, recordó.

Corredores biológicos

“La idea es proteger las banquinas, ya que son corredores biológicos que tienen muchísima utilidad. El tema de su limpieza es otro problema, porque es necesario despejar espacios por la seguridad de los automovilistas. Sin embargo, se puede dejar la mitad de los lugares con crecimiento natural”, continuó.

Por último, Salto dijo que luego de finalizar las recorridas y analizar la diversidad se difundirán los resultados: “Cuanto más conocimiento haya sobre esta problemática, más apoyo tendremos. No estamos hablando de disminución de los rendimientos de los cultivos, ni de agregar costos a la producción, sino de que las banquinas se mantengan lo mejor posible”, finalizó.

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