Edición de junio

Probióticos: cuando bacteria no es mala palabra

Miércoles 23 de mayo de 2012

Microorganismos benéficos para la salud colonizarán el próximo café científico. La cita es el miércoles 6 a las 19 en Chopería Santa Fe.


Peligrosas, desagradables y, sobre todo, patógenas; esa es la fama que normalmente tienen las bacterias. Sin embargo, se trata de un estereotipo bastante injusto para un tipo de microorganismo tan abundante sobre la Tierra que, de ser cierto, los humanos no tendríamos posibilidad alguna de sobrevivir.
Entre la enorme variedad de bacterias que existen, algunas demostraron tener efectos beneficiosos para la salud, en particular para los intestinos. Se trata de las bacterias probióticas que hoy pueden encontrarse en productos de la góndola de lácteos de cualquier supermercado.
Bajo el título “Probióticos: cuando bacteria no es mala palabra”, el próximo café científico invita a conocer la travesía de las bacterias que llegan desde el yogurt hasta los intestinos. La cita es el próximo miércoles 6 de junio a las 19 en Chopería Santa Fe (Bv. Pellegrini, esquina San Jerónimo). Como siempre, la entrada es libre y gratuita.
De esta manera continúa la edición 2012 del ciclo organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe.

Nuevos alimentos
Trabajar en el desarrollo de alimentos innovadores, enfrentar los desafíos tecnológicos que implica mantener vivas las bacterias y facilitar que cumplan un rol benéfico es una de las líneas de trabajo de los especialistas del Instituto Nacional de Limnología (INLAIN) y la Facultad de Ingeniería Química (FIQ).
Según adelantó Vinderola, desde principios del siglo XX, el buen estado de salud y la longevidad de los pueblos caucásicos han sido relacionados con el consumo de productos lácteos fermentados artesanales como el yogur.
La posibilidad de intervenir de forma benéfica en el ecosistema intestinal con bacterias probióticas ha despertado el interés de las industrias lácteas por el desarrollo de alimentos funcionales y de consumidores cada vez más conscientes de la importancia de su consumo regular.


 

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