Conducta innovativa

Estudio en empresas de agroalimentos

Jueves 12 de julio de 2007

Se realizó un estudio sobre el carácter innovador de las empresas que pertenecen a la zona de influencia de la UNL. El mismo aporta información indispensable para proyectar un creciente fortalecimiento de las articulaciones de la Universidad con instituciones

Si tenemos en cuenta la importancia histórica que ha tenido el Sistema Agroindustrial en la Argentina, tanto en aspectos económicos como culturales, no caben dudas que se ha constituido como motor de las economías regionales. Este hecho generó una situación favorable de márgenes y rentabilidad económica que provocó el aumento en la producción y las exportaciones de productos primarios,  pero que, sin embargo, no ha logrado capitalizarse en un aumento sostenido del desarrollo de una agroindustria asociada.
Actualmente existe una notable brecha tecnológica que genera diferentes niveles de competitividad y rentabilidad entre los agentes económicos, cuyos limitantes responden a factores macro, meso y micro económicos. De esta manera, las políticas y acciones deben estar orientadas no sólo a nivel de cambio cultural de las empresas individuales, sino también al medio en que se insertan. El camino más sólido para este proyecto se vislumbra a través del desarrollo de "redes de innovación" adecuadas entre los agentes e instituciones del sector agroalimentario para poder avanzar en la construcción de un nuevo patrón de industrialización. En este marco, se plantea la necesidad de acercar la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el conocimiento producido y las capacidades existentes a las empresas y agentes de las cadenas productivas.
Es por esto que se realizó desde la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo de la casa de estudios un trabajo de campo sobre Conducta Innovativa en Empresas de Cadenas Agroalimentarias de la Región de Influencia de la Universidad. El Ing. Eduardo Matozo, explicó que “el estudio busca dar cuenta del carácter de innovación tecnológica de las empresas pertenecientes a las cadenas productivas de carne, leche y granos de la región en vistas a la creación de nuevas estrategias de comunicación que favorezcan la vinculación de la UNL con el sector”.

El estudio
Se llevó a cabo un diagnóstico descriptivo y representativo de empresas que conforman las cadenas agroalimentarias de la región de influencia de la Universidad para lograr caracterizar y reconocer la realidad y potencialidad innovativa de las mismas en relación a nuevas tecnologías y transferencia de conocimiento en el sector.
El estudio se realizó en Rafaela y la FECOL, realizada en la ciudad de Esperanza en octubre de 2006. Los eslabones con mayor presencia en la muestra son proveedores del sector primario (80 %) e Industria (20%) y ambos muestran un carácter innovador generalizado: el 98% de las empresas encuestadas declararon haber realizado al menos una innovación en los últimos cinco años. Sin embargo, se aclara que estas innovaciones se han realizado motivadas por un objetivo comercial, es decir, por nuevos mercados más exigentes y no por razones organizacionales. A su vez, proyectando innovaciones a futuro, es el mercado el que moviliza a innovar, dato que se refleja en el 90% de las empresas, que señalaron a sus clientes o su competencia como eslabones dinamizadores de la innovación.
Por otra parte, dado el crecimiento general del sector existe la posibilidad de ampliar la capacidad de producción y/o el espectro comercial de las empresas, de las cuales un 80% piensa en los emprendedores como posibles socios estratégicos en función de una mayor innovación.
En la relación que se plantea entre el entorno científico y el sector productivo, se manifiesta una alta búsqueda de vinculación con diferentes Universidades, con el CONICET, el INTA, entre otras instituciones, con el fin de realizar actividades de innovación: el 82% de las empresas mencionaron haber realizado al menos una actividad con instituciones públicas de investigación y desarrollo (I+D).
Ahora bien, el carácter de esta presencia del entorno científico en la innovación se planea en relaciones de baja interacción tecnológica (ensayos/análisis, capacitación, información). Los avances de carácter tecnológico más sólido se realizan en forma independiente o en vinculación con sus proveedores (Ingeniería y Diseño Industrial, Asistencia Técnica y Consultoría). Es decir, es una situación que marca una deficiencia del sector productivo en esta actividad considerada esencial para la competitividad de las empresas.
En lo que respecta a las actividades de innovación potenciales con la UNL, el estudio muestra que la “Información” sigue siendo la actividad de innovación más requerida (44% de las empresas), pero seguida en este caso por “Capacitación” y “Ensayos/análisis” (38% y 36% de las empresas respectivamente). Se puede ver que la capacitación es demandada por mucho más empresas que las que actualmente lo están haciendo.
Finalmente, en el diagnóstico del trabajo se reconocen factores problemáticos en la interacción Empresa – Entidades I+D, donde se destacan dificultades en la comunicación: “Desconocimiento de la oferta tecnológica universitaria” (58 % empresas) y “Dificultades de comunicación desde y hacia la universidad” (33 % empresas). Es relevante ver que la “Falta de recursos financieros propios” sólo fue mencionado por el 9% empresas.

Mirando hacia adelante
La iniciativa que ha tomado la UNL ha hecho notar la importancia que adquiere este tipo de trabajo al momento de proyectar acciones a futuro. El Ing. Matozo destacó que “esta experiencia de diagnóstico tecnológico inicial de cada una de las empresas relevadas da pie para reproducir este análisis, fundamental para que los pasos a seguir no queden desligados de la realidad que vive el sector productivo”.
Por otra parte, se hace evidente que la velocidad y dinámica del mercado tecnológico exige necesariamente pensar en interlocutores válidos, “vinculadores tecnológicos”, sumergidos en el mismo sector empresarial, que interpreten la “capacidad de absorción” de la empresa, que sepan ir detectando los cambios, sus problemas y sus necesidades. En este sentido, juegan un papel fundamental los propios graduados universitarios insertos en el complejo productivo. Como se afirma en el estudio, “la Universidad tiene entonces la responsabilidad de propender no sólo la formación de excelencia en grado y posgrado sino también la capacitación necesaria. Un rol de institución educativa socialmente reconocido que la posiciona en inmejorables condiciones para llevar adelante actividades de este tipo”.

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