En la FICH

Funcionan dos cromatógrafos para docencia e investigación

Martes 6 de diciembre de 2016 / Actualizado el miércoles 7 de diciembre de 2016

Fueron adquiridos a través del programa DoctorAR y constituyen un avance significativo para el análisis de calidad de agua, aire y suelo, procesos de control de contaminación, entre otras aplicaciones.

En el marco de una convocatoria del programa DoctorAR, de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación, la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL adquirió un cromatógrafo de gasesy un cromatógrafo líquido de alta performance o HPLC, destinados a la mejora de las tareas de docencia de posgrado y de investigación. Ambos equipos fueron instalados y puestos en funcionamiento en una sala del Departamento de Medio Ambiente de la Facultad, preparada especialmente para este fin.

“La cromatografía es una técnica que permite separar e identificar compuestos (denominados analitos) de mezclas complejas, basada en el principio de retención selectiva. El cromatógrafo es el equipo que permite la separación de los compuestos de una muestra y devuelve una señal que permite cuantificar el analito presente en la muestra”, explicó Raúl Comelli, docente de la FICH e investigador del CONICET.

En este sentido, remarcó: “la incorporación de este equipamiento es un salto de calidad para la FICH, ya que aumenta notablemente la capacidad para medir trazas de compuestos en mezclas complejas, tanto de laboratorio como ambientales, en pocos minutos. Esto es algo prácticamente imposible de lograr con otras técnicas analíticas. De esta manera, disciplinas relacionadas con calidad de agua, aire y suelo, con procesos de control de contaminación, tratamiento de efluentes, biorremediación y procesos fermentativos, entre otros, serán beneficiarias directas de esta capacidad analítica”. Por ejemplo, en las investigaciones que lleva adelante el Grupo de Procesos Biológicos en Ingeniería Ambiental, del cual forma parte el Dr. Comelli, los cromatógrafos permitirán determinar con precisión los productos generados durante los procesos fermentativos, además de identificar los metabolitos secundarios resultantes de la acción de los microorganismos empleados en la remediación de suelos contaminados con hidrocarburos.

¿Cómo funciona?
Un cromatógrafo está formado por varios módulos integrados: el sistema de inyección de muestra (líquida o gaseosa); la columna en la que se produce la separación de los analitos; los detectores que permiten la identificación del analito y el software que convierte la señal generada por los detectores en un gráfico o valor cuantificable.

En el caso de la cromatografía gaseosa, la muestra es volatilizada en el módulo de inyección y luego es transportada a través de la columna por un gas inerte, es decir, un gas que no interacciona con el analito (nitrógeno, en el caso del equipo instalado en FICH). La columna puede operarse a distintas temperaturas para optimizar la separación.

Por su parte, el HPLC trabaja con muestras líquidas que son transportadas a través de la columna por una fase móvil, generalmente formada por solventes orgánicos. En este caso, la separación se produce por diferentes tipos de interacciones físico-químicas entre los analitos y la columna cromatográfica.

Cabe destacar que un grupo de docentes e investigadores de la FICH recibió capacitación específica para el uso y mantenimiento de ambos equipos por parte del personal técnico de las empresas proveedoras de los cromatógrafos. 

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