Gastón Dellaferrera es médico, egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNL y recientemente graduado en Medicina y Cirugía de la Universidad de Milán. Reside en esa ciudad italiana, pero actualmente se encuentra en Londres imposibilitado de volver por el bloqueo de las fronteras italianas. Vio de cerca el avance desmedido del coronavirus en ese país como consecuencia de la ausencia de medidas oportunas y de que la comunidad, incluidas las autoridades, subestimó el riesgo.
“Como santafesino y profesional de la salud, luego de haber pasado por esta situación en Italia e Inglaterra, siento la necesidad de realizar un aporte que ayude a tomar conciencia en Argentina y a no subestimar el riesgo al que nos enfrentaríamos en caso de no respetar las recomendaciones oficiales para afrontar la situación de emergencia que estamos viviendo”, comienza una carta que escribió para El Litoral. Y continúa:
Basándonos en la experiencia de los países que ya pasaron por esta fase, deberíamos adelantarnos a los hechos para evitar que la situación se replique con la misma magnitud en nuestra región. Es de fundamental importancia remarcar el valor de las medidas de prevención general (lavado de manos, etc) y del distanciamiento social precoz (evitar reuniones sociales y fiestas, trabajar desde casa cuando sea posible, evitar salidas innecesarias, no compartir el mate, etc.) en la prevención de la propagación del virus, medida a la cual en Italia se le dio muy poca importancia inicialmente entre la población, y hoy podemos ver las consecuencias.
En Milán, luego de los primeros casos diagnosticados y del irresponsable #Milanononsiferma (Milán no para) fomentado por el propio intendente de Milán a través de redes sociales y apoyado por muchos políticos y milaneses en general, se llevó a la desinformación en la población. Esto generó que la gente comenzara a hacer vida normal sin respetar las recomendaciones de prevención, mientras el virus continuaba propagándose en silencio y en forma exponencial (a pesar de que los casos confirmados eran muy pocos) hasta hacer colapsar las terapias intensivas de una de las regiones más desarrolladas y con mayores recursos económicos de Italia.
Es importante entender que el problema no pasa solo por la letalidad del virus y su comparación innecesaria con otras infecciones para las cuales puede haber inmunidad de grupo, como la gripe estacional - sino por su alta contagiosidad. Se estima que aproximadamente un 15% de infectados necesitará hospitalización y que un 5% necesitará asistencia respiratoria e internación en terapia intensiva. En esto radica la importancia de reducir al máximo el número total de contagios y “aplanar la curva” (evitar un excesivo numero de contagios en un periodo corto de tiempo) para lograr que estos porcentajes representen el número más bajo posible de pacientes infectados. De esta forma se reduciría el riesgo de saturación del sistema de salud. Esto se puede lograr con el compromiso y la responsabilidad individual de cada uno, teniendo en cuenta que un pequeño cambio temporal en nuestras actividades cotidianas (por ejemplo, el distanciamiento social) es clave para salvaguardar nuestra salud y poder salvar la vida de muchas personas empezando ahora que todavía estamos a tiempo.
Un punto muy importante es insistir en que las personas mayores de 60 años y personas con factores de riesgo o enfermedades crónicas (diabetes mellitus, trastornos de la inmunidad, EPOC, insuficiencia renal, neoplasias, etc.) se aíslen voluntariamente, limitando el contacto social para minimizar el riesgo de contagio y la posibilidad de enfermedad grave. Teniendo en cuenta que Italia posee la segunda población mas anciana del mundo, el no cumplimiento de las recomendaciones tuvo su mayor impacto en esta población en riesgo, con el desenlace que ya todos conocemos.
En relación a los niños, es importante aclarar que si bien el riesgo de enfermedad es bajo (no cero), podrían actuar como transmisores del virus, por lo que deberían tomarse las precauciones al respecto y no dejar niños al cuidado de personas mayores o que tengan factores de riesgo.
Hay que hacer énfasis en que las personas que regresen del exterior respeten la cuarentena obligatoria ya que en personas jóvenes y con un sistema inmune competente, el virus puede manifestarse con síntomas mínimos o ser asintomáticos en algunos casos, pero contagiar a aquellos con los que entren en contacto. Recordemos que la responsabilidad individual y la conciencia social deben primar ante todo, siendo de vital importancia que quien no cumpla con su obligación sea notificado a las autoridades competentes.
Es fundamental remarcar que se deben limitar las consultas a las guardias para evitar los contagios en las salas de espera y la sobrecarga de los profesionales de la salud. No concurrir a la guardia en caso de presentar síntomas respiratorios leves (tos, estornudos, fiebre), aislarse voluntariamente y llamar a los números telefónicos que fueron habilitados para esta emergencia siguiendo los protocolos de cada localidad.
Por último, me gustaría dejar para el análisis y la reflexión los datos oficiales de dos países con similar número de contagios confirmados pero con una diferencia sustancial en el número de muertes: Alemania (5.426 casos confirmados y 11 muertes) y Francia (4.499 casos confirmados y 91 muertes) ¿Quiénes creen que estarán cumpliendo más con las recomendaciones oficiales? Saquemos nuestras conclusiones y actuemos en consecuencia, recordando que la solidaridad, la empatía y quedarse en casa es clave para disminuir la propagación del virus.