Seguridad

Residuos de plaguicidas en alimentos: ¿cuál es el riesgo?

Martes 30 de julio de 2019 / Actualizado el miércoles 31 de julio de 2019

Una investigación realizada por el Dr. Darío Maggioni aborda la importancia de evaluar la exposición dietaria (crónica, aguda y acumulativa) a los residuos de plaguicidas y cómo puede contribuirse con la mejora de algunas políticas de salud pública.

“Evaluación de riesgos por ingesta dietaria de residuos de plaguicidas”, es el nombre de la tesis doctoral de Darío Maggioni, trabajo con el que obtuvo el título de Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (en 2018) y que significó la primera evaluación de riesgo dietario agudo y crónico con estas características y extensión en nuestro país. La investigación permitió evaluar satisfactoriamente 308 plaguicidas, 145 alimentos y 4 grupos etarios, y dio como resultado un listado de 39 plaguicidas “comprometidos”, que requieren profundizar su estudio y refinar su exposición. Además, se identificaron 24 alimentos que contribuyeron significativamente a la ingesta de los plaguicidas y se detectaron algunas desviaciones en las regulaciones, principalmente para leche.

La importancia de un estudio de estas dimensiones

“Lo que aquí está en juego es la salud de la población. Este trabajo está comprometido con el bienestar común. Los reguladores o gestores de riesgo, quienes en última instancia toman las decisiones, deben contar con el apoyo de la ciencia para actuar adecuadamente. Las políticas públicas no pueden quedar sujetas a los supuestos o pareceres de los gestores de turno, necesitan respaldarse en información con base científica”, expresó Maggioni para destacar la relevancia de la investigación realizada. Este tema concita un gran interés científico por la presencia de una enorme cantidad de plaguicidas (insecticidas, herbicidas, fungicidas) que se utilizan en la práctica agronómica actual y que potencialmente podrían aparecer en los alimentos que consumimos. El estudio evaluó el estatus respecto al riesgo crónico que representa la exposición en la dieta típica de los argentinos a 308 plaguicidas autorizados en nuestro país. Al mismo tiempo, para un grupo de 28 plaguicidas que se identificaron como los más comprometidos, se evaluó el riesgo por exposición aguda. Para ello se consideraron 75 alimentos de la dieta argentina consumidos por el grupo etario de niños de 2 a 5 años, y 9 plaguicidas con 59 alimentos consumidos por mujeres de 10 a 49 años de edad. De esta manera, se obtuvo información fundamental para la seguridad alimentaria, permitiendo a futuro la sustancial mejora de los sistemas de control y prevención existentes en la Argentina. 

El contexto en el que surge la investigación

Nuestro país es un importante productor agrícola de cereales y oleaginosas, pero en las dos últimas décadas se ha expandido el cultivo de variedades transgénicas, principalmente de soja, maíz y algodón, totalizando una superficie superior a las 30 millones de hectáreas. Este desarrollo extraordinario se basa en el empleo de nuevas tecnologías en las prácticas agro-técnicas, que conduce a un aumento constante del uso de plaguicidas. Hasta diciembre de 2018, el país contaba con autorizaciones para el uso de unos 410 principios activos y más de 4.400 productos formulados. Es así que puede existir una considerable presencia de residuos de plaguicidas en los cultivos tratados y sus productos alimenticios derivados, representando fuentes importantes de exposición a estas sustancias. Los efectos resultantes de la exposición a estos residuos en los alimentos son a veces superiores a las consecuencias inducidas por otras fuentes como la inhalación o el consumo de agua potable. Estas exposiciones pueden estar ligadas a diversos efectos adversos para la salud como el cáncer, problemas reproductivos, efectos neurotóxicos y alteraciones endócrinas, entre otros. Ahora bien, la relación entre exposiciones prolongadas a dosis bajas repetidas de plaguicidas y los efectos sobre la salud humana es difícil de probar porque pueden aparecer muchos años después del contacto. Además, los estudios toxicológicos tienen muchas otras fuentes de incertidumbre asociadas a las dificultades de estudiar cantidades extremadamente bajas de las sustancias y la extrapolación de los efectos de los modelos animales a los seres humanos. En este contexto el proceso regulatorio se ha vuelto cada vez más demandante de la investigación científica. La importancia de evaluar la exposición dietaria (crónica, aguda y acumulativa) a los residuos de plaguicidas se ha convertido en una prioridad. 

Recomendaciones resultantes

“La información obtenida no sólo es importante para Argentina, sino para toda Latinoamérica y el Caribe. Nuestro trabajo es considerado como un puntapié inicial para muchos países en los que se quieren realizar investigaciones similares. Asimismo, hubo prohibiciones por parte del SENASA, las cuales creemos que están relacionadas a los resultados de la investigación. Si bien el trabajo no fue expresamente citado, está disponible públicamente y sabemos que ha sido consultado. Esto podría indicar que nuestras investigaciones ya han comenzado a contribuir con la mejora de algunas políticas de salud pública” afirmó Maggioni. Además del listado de los 39 plaguicidas comprometidos y los 24 alimentos que contribuyen significativamente a la ingesta de los plaguicidas, el estudio brinda una serie de recomendaciones, entre las cuales se encuentran: 

-Armonizar los Límites Máximos de Residuos (LMR) existentes en las diferentes reglamentaciones, en particular para leche.
-Promover estudios para generar datos nacionales de factores de procesamiento (PF), factores de conversión (CF), datos del peso de la unidad comestible de los alimentos vegetales (U), concentración de residuos (HR, STMR, datos de monitoreos), que puedan ser utilizados para realizar evaluaciones de riesgo dietario, crónico, agudo y acumulativo.
-Ampliar el alcance y mejorar los sistemas de monitoreo y control de los residuos de plaguicidas en alimentos para consumo interno (nacional).
-Mejorar el acceso público a información actualizada especialmente a los resultados completos de los programas de monitoreo y control.
-Refinar los resultados para aquellos plaguicidas identificados como “comprometidos” obtenidos en ambas evaluaciones (crónica y aguda), y de ser necesario, revisar los LMR y las autorizaciones asignadas a los mismos.
-Implementar en Argentina el proceso de análisis de riesgo como herramienta para contribuir en el desarrollo de sistemas de control preventivos que sean capaces de controlar eficazmente los diferentes peligros.

Acerca de la metodología

Las metodologías determinísticas y probabilísticas utilizadas, empleando modelos que toman datos de los valores de LMR para efectuar estimaciones accesibles, también resultaron aportes novedosos que se suman al interés científico. Son consideradas metodologías extrapolables a otros muchos países en los que los desarrollos de las estrategias de análisis de riesgos son aún incipientes. La técnica de estimar la Ingesta Diaria Teórica Máxima (IDTM), especialmente a nivel nacional (IDTMN), basada en los datos de LMR y de consumo medio de alimentos en el país, es la más recomendada como primer nivel de evaluación de riesgo, en un enfoque escalonado. Una situación similar sucede con el parámetro Estimación de la Ingesta Nacional a Corto Plazo (NESTI) el cual se utiliza para evaluar la exposición aguda (estimada para un plazo de tiempo igual o inferior a 24 h). Estos parámetros (IDTMN y NESTI) pueden conducir a sobreestimaciones de las predicciones teóricas de la exposición dietaria debido a que sus suposiciones son conservadoras. Sin embargo, tanto la IDTMN como la NESTI proporcionan una forma sencilla de obtener la información necesaria para llevar adelante las primeras etapas de la evaluación de riesgos, las cuales posibilitan mejorar las regulaciones y los planes de vigilancia y control en el país donde se realizan. “La evaluación que se hace es exagerada porque lo que se busca es detectar potenciales plaguicidas con problemas. Estas técnicas actúan como un tamiz. En esta primera etapa se lograron obtener plaguicidas y alimentos críticos. La proyección a futuro es refinar la exposición de estos plaguicidas y alimentos comprometidos, utilizando datos reales de concentración, de factores de procesamiento y de factores de conversión, para lograr resultados más firmes. También estamos pensando si se puede mejorar el modelo probabilístico que hemos utilizado y llevar adelante evaluaciones de riesgo acumulativas, es decir, considerar más de un plaguicida en un alimento” aportó Maggioni. 

Reconocimientos nacionales e internacionales

En el año 2017, el trabajo recibió el premio Dra. Alicia Ronco en el marco del XX Congreso Argentino de Toxicología y las XXXV Jornadas Argentinas Interdisciplinarias de Toxicología, realizados en la ciudad de Santa Fe, Argentina. A su vez, el estudio fue galardonado con el premio al mejor trabajo científico otorgado por el Comité Científico del Congreso Europeo sobre Residuos de Plaguicidas (EPRW) en el 7th Latin American Pesticide Residue Workshop (LAPRW), realizado durante el mes de mayo de 2019 en Foz do Iguazú, Brasil. Además, fue presentado en numerosos congresos, dentro de los que se incluye el 14th International IUPAC Congress on Crop Protection, realizado en Ghent (Bélgica) también en el presente año. “Consideramos que el trabajo fue valorado internacionalmente por ser amplio y novedoso, tanto en sus metodologías como en sus resultados. Además, se trata de un tema sensible y con un impacto directo en la salud pública”, comentó Maggioni quien se desempeña profesionalmente en el PRINARC (Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos de FIQ).

 

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