La ciencia como trabajo colaborativo

Como toda actividad humana, la ciencia no escapa a las representaciones sociales, entre ellas los estereotipos. Por alguna razón, muy a menudo pensamos que la ciencia es algo que hace una persona poseedora de una inteligencia iluminada, con recursos y equipos sofisticados, produciendo un conocimiento que inmediatamente derrama sus beneficios al resto de la población que desconoce cómo se llegó a ese resultado.

 

Sin embargo la ciencia no es eso. O no es eso solamente.

Como vimos en ejes anteriores, la ciencia es una empresa intelectual que necesariamente se desarrolla entre muchas personas, y mejor aún si un equipo se conforma con científicos de diferentes áreas del conocimiento. Y esta preferencia se se debe a que en el mundo los eventos suceden en sí mismos, y pueden ser muchas las ciencias que ayuden a comprenderlos. Así, un fenómeno económico no puede conocerse sólo desde la matemática, sino que también es necesaria una perspectiva histórica y sociológica. Un desastre natural no se comprende sólo desde la ecología, también es importante una mirada política… Un descubrimiento o producción científica no se explica sólo desde la genialidad individual, también es relevante el aporte del pensamiento creativo de muchas personas.

En el siguiente artículo se discute cómo podría entenderse un proceso creativo donde muchos participan, y se integra al debate el papel de las redes sociales en esta construcción del conocimiento y el lugar crítico que asume el autor o dueño de una idea.

LA NACIÓN. Fernanda Sánchez: De lo individual a lo colectivo

Esto nos lleva a un tema complejo sobre la propiedad del conocimiento y a una serie de preguntas no menores: ¿de quién son las ideas?, ¿qué implicancias tiene asignar un saber a un grupo o a una persona individual?, ¿quiénes pueden beneficiarse con un conocimiento y quiénes no? De esto se ocupa la conferencia que sigue, y deja planteadas algunas propuestas…

«¿De quién son las ideas?» Beatriz Busaniche. TedxCórdoba.

Un  estetoscopio no suele ser un elemento habitual que acompañe a las novias el día de su casamiento. Sin embargo, Becky Turney rompió en llanto cuando se los colocó y escuchó los latidos del corazón de su hijo que dos años atrás había muerto, pero que continuaba vivo en el pecho de otro joven que llegó hasta Alaska para sorprenderla y ser el padrino de su boda (continuar leyendo…)

Argentina, con 2.500 trasplantes al año, es líder en Latinoamérica

En Argentina existe el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que desde 1958 promueve la investigación científica y tecnológica a nivel nacional. Es un organismo autárquico dependiente de la Presidencia de la Nación. Su primer presidente fue Bernardo A. Houssay, quien recibió el Premio Nobel de Medicina en 1947.

Su producción es de acceso libre y se encuentra en el denominado Repositorio institucionalTe invitamos a recorrer su web y el repositorio para que observes cómo se desarrolla la ciencia y la tecnología en el país, sus problemáticas abordadas, sus especializaciones y sus cruces disciplinares.

La invención médica y la cultura de la comunidad Aymara se fusionan en los dispositivos diseñados por el cardiólogo y pediatra Franz Freudenthal. Este médico recibió en 2014 el premio “Innovadores de América”, por los diminutos implantes que desarrolló para el tratamiento de ciertas cardiopatías congénitas. Éstos solo pueden ser fabricados a mano utilizando un mecanismo nacido del telar tradicional boliviano. Una parte de la producción es exportada a otros países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Colombia, Perú), Europa y parte de Asia.

En este aporte en particular podemos ver cómo dos campos de conocimiento (uno perteneciente al campo más riguroso de la medicina y el otro, vinculado con una técnica de tejido artesanal) se conjugan para resolver una cardiopatía.