Ciencia y Técnica UNL
Á‚¿Cómo se controla la calidad del agua en las playas?
Martes 21 de diciembre de 2004
Investigadores del INALI estudian el tema. Los especialistas aseguran que faltan normas claras para determinar los índices de calidad bacteriológica y riesgo sanitario. Las enfermedades transmitidas por el agua son originadas por la natación e ingestión.
Las playas pueden ser el lugar perfecto para hacer frente a las altas temperaturas del verano santafesino. Pero también suelen ser una fuente de contagio de enfermedades gastrointestinales, infecciones en los oídos, enfermedades de la piel y molestias oculares, si no están controlados debidamente sus índices de calidad bacteriológica y riesgo sanitario.
El riesgo sanitario "es el peligro para la salud humana asociado con la contaminación del agua", comenzó a explicar la Bioq. Stella Maris González de Paira, profesional del Instituto Nacional de Limnología (INALI), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
"Existe una gran variedad de microorganismos patógenos que se pueden vehiculizar por vía hídrica, produciendo enfermedades a los huéspedes humanos susceptibles Á‚"“indicó González. Algunos se encuentran en la naturaleza, en reservóreos, que llegan al cuerpo de agua mediante las escorrentías superficiales de suelos, las lluvias y también a través del tracto intestinal de animales, como las aves y mamíferos. Otros pueden ingresar a través de los vertidos de aguas residuales y excrementos", agregó.
Las personas que mantienen un contacto directo con aguas no controladas Á‚"“a través de la natación, el simple baño u otros deportes acuáticosÁ‚"”"están expuestas a un mayor riesgo de contraer enfermedades con respecto a los que no las usan, o lo hacen en aguas no contaminadas", manifestó González.
Las enfermedades transmitidas por el agua, informó la profesional, "son originadas por la natación e ingestión y están asociadas a los síntomas gastrointestinales, infecciones a los oídos, molestias oculares y enfermedades de la piel, entre otras. Incluso en ambientes no contaminados existen peligros para la salud, tales como irritación ocular o algún otro tipo de infección ocular en bañistas, posiblemente por disminución de las defensas naturales del ojo y no necesariamente por efecto de la calidad del agua o contaminación en sí".
"El criterio correspondiente se fundamenta en estudios epidemiológicos, que usan una interrelación cuantificable entre la densidad del indicador (un microorganismo cuya densidad se puede relacionar cuantitativamente con el riesgo para la salud) y el riesgo potencial que significa para el hombre el uso del agua para esos fines. Estos estudios han dado origen a una amplia variación de criterios sobre la calidad bacteriológica de aguas de recreación y en la elaboración de valores guía", dijo la profesional.
Sin embargo, "no hay unanimidad respecto de los indicadores a adoptar, y tampoco entre los estándares propuestos" y, por el contrario, existen diversos tipos de recomendaciones y estándares relativos al agua destinadas a preservar o proteger la salud humana. Como ejemplos, González indicó que "la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos aconseja usar como indicadores para aguas dulces a Escherichia coli o los enterococos; en el año 2002 la Unión Europea adoptó nuevos estándares basados en la concentración de enterococos y Escherichia coli; la Organización Mundial de la Salud utiliza los coliformes termotolerantes; y Canadá, por ejemplo, adopta como indicadores a coliformes totales, coliformes fecales, Escherichia coli y enterococos".
En suma, "no hay unanimidad entre los indicadores a adoptar y por supuesto tampoco entre los estándares propuestos; mucho menos aún en diversas cuestiones operativas, como son la frecuencia del muestreo y técnicas de análisis bacteriológicos a usar. Tampoco hay normas que fijen concentraciones máximas de indicadores de contaminación en aguas de recreación, que hayan sido adoptadas por todos los países", explicó González.
Tanto la Municipalidad de Santo Tomé y como la de Santa Fe "optan por un organismo referente, y siguen sus indicadores y estándares para habilitar o clausurar un balneario". Sucede que, si bien es aconsejable que cada país o región adquiera la experiencia necesaria a través de estudios epidemiológicos propios, varios países (incluso el nuestro) se remiten a seguir los valores guía o estándares elaborados por organismos de América del Norte o europeos, fundamentalmente debido a razones económicas.
"Muchas veces se dice que es mejor tener algún tipo de medida que no tener ninguna. Sin embargo, las entidades públicas nacionales y locales vinculadas al uso de aguas recreativas tienen la responsabilidad de promover y garantizar un ambiente seguro, por lo que deberían asesorarse adecuadamente, optar por un organismo referente e implementar sus indicadores y estándares, realizar el monitoreo correspondiente, de tal forma que se pueda tomar acciones preventivas y correctivas dentro de un marco de tiempo real", indicó González.
"Asegurar que la calidad bacteriológica del agua no represente un riesgo para la salud humana es una prioridad para los responsables del manejo de aguas de uso recreativo. Por eso es que deberíamos tener nuestros propios estudios epidemiológicos y obtener una interrelación entre la densidad del indicador y el riesgo sanitario propios, lo que podría llevarse a cabo financiando proyectos de investigación. Debemos tomar conciencia de nuestras obligaciones y nuestros derechos, cumplirlos y exigir que se respeten", finalizó.
- No llevar mascotas a la playa: al defecar sobre la arena, contaminan un área donde los chicos pasan la mayor parte del tiempo. La arena húmeda está enriquecida con sustancias orgánicas y, por lo tanto, brinda un ambiente favorable para las bacterias entéricas, lo cual les permite sobrevivir más tiempo que en el agua.
El riesgo sanitario "es el peligro para la salud humana asociado con la contaminación del agua", comenzó a explicar la Bioq. Stella Maris González de Paira, profesional del Instituto Nacional de Limnología (INALI), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
"Existe una gran variedad de microorganismos patógenos que se pueden vehiculizar por vía hídrica, produciendo enfermedades a los huéspedes humanos susceptibles Á‚"“indicó González. Algunos se encuentran en la naturaleza, en reservóreos, que llegan al cuerpo de agua mediante las escorrentías superficiales de suelos, las lluvias y también a través del tracto intestinal de animales, como las aves y mamíferos. Otros pueden ingresar a través de los vertidos de aguas residuales y excrementos", agregó.
Las personas que mantienen un contacto directo con aguas no controladas Á‚"“a través de la natación, el simple baño u otros deportes acuáticosÁ‚"”"están expuestas a un mayor riesgo de contraer enfermedades con respecto a los que no las usan, o lo hacen en aguas no contaminadas", manifestó González.
Las enfermedades transmitidas por el agua, informó la profesional, "son originadas por la natación e ingestión y están asociadas a los síntomas gastrointestinales, infecciones a los oídos, molestias oculares y enfermedades de la piel, entre otras. Incluso en ambientes no contaminados existen peligros para la salud, tales como irritación ocular o algún otro tipo de infección ocular en bañistas, posiblemente por disminución de las defensas naturales del ojo y no necesariamente por efecto de la calidad del agua o contaminación en sí".
Las normas de calidad
Para evitar estos riesgos, en algunos países existen normas de calidad bacteriológica destinadas a la protección de las aguas en ambientes de uso recreativo. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (WHO), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) o la Unión Europea (UE) elaboran y proponen aplicar valores guía o estándares de calidad bacteriológica que deben tener las aguas naturales, teniendo en cuenta una serie de investigaciones científicas."El criterio correspondiente se fundamenta en estudios epidemiológicos, que usan una interrelación cuantificable entre la densidad del indicador (un microorganismo cuya densidad se puede relacionar cuantitativamente con el riesgo para la salud) y el riesgo potencial que significa para el hombre el uso del agua para esos fines. Estos estudios han dado origen a una amplia variación de criterios sobre la calidad bacteriológica de aguas de recreación y en la elaboración de valores guía", dijo la profesional.
Sin embargo, "no hay unanimidad respecto de los indicadores a adoptar, y tampoco entre los estándares propuestos" y, por el contrario, existen diversos tipos de recomendaciones y estándares relativos al agua destinadas a preservar o proteger la salud humana. Como ejemplos, González indicó que "la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos aconseja usar como indicadores para aguas dulces a Escherichia coli o los enterococos; en el año 2002 la Unión Europea adoptó nuevos estándares basados en la concentración de enterococos y Escherichia coli; la Organización Mundial de la Salud utiliza los coliformes termotolerantes; y Canadá, por ejemplo, adopta como indicadores a coliformes totales, coliformes fecales, Escherichia coli y enterococos".
En suma, "no hay unanimidad entre los indicadores a adoptar y por supuesto tampoco entre los estándares propuestos; mucho menos aún en diversas cuestiones operativas, como son la frecuencia del muestreo y técnicas de análisis bacteriológicos a usar. Tampoco hay normas que fijen concentraciones máximas de indicadores de contaminación en aguas de recreación, que hayan sido adoptadas por todos los países", explicó González.
Garantizar un ambiente seguro
El INALI es el organismo encargado de realizar los controles bacteriológicos de los balnearios de Santo Tomé y Santa Fe, por pedido de los municipios. En el caso de Santo Tomé, el organismo científico firmó un convenio con la Municipalidad para efectuar los controles en forma mensual durante la temporada de invierno, y por semana en la temporada estival. La Municipalidad de Santa Fe, mientras tanto, solicita el control de las aguas de sus playas previo a la inauguración de la temporada y, en el caso de que alguna no cumpla con los valores correspondientes, se continúan los seguimientos antes de habilitarla.Tanto la Municipalidad de Santo Tomé y como la de Santa Fe "optan por un organismo referente, y siguen sus indicadores y estándares para habilitar o clausurar un balneario". Sucede que, si bien es aconsejable que cada país o región adquiera la experiencia necesaria a través de estudios epidemiológicos propios, varios países (incluso el nuestro) se remiten a seguir los valores guía o estándares elaborados por organismos de América del Norte o europeos, fundamentalmente debido a razones económicas.
"Muchas veces se dice que es mejor tener algún tipo de medida que no tener ninguna. Sin embargo, las entidades públicas nacionales y locales vinculadas al uso de aguas recreativas tienen la responsabilidad de promover y garantizar un ambiente seguro, por lo que deberían asesorarse adecuadamente, optar por un organismo referente e implementar sus indicadores y estándares, realizar el monitoreo correspondiente, de tal forma que se pueda tomar acciones preventivas y correctivas dentro de un marco de tiempo real", indicó González.
"Asegurar que la calidad bacteriológica del agua no represente un riesgo para la salud humana es una prioridad para los responsables del manejo de aguas de uso recreativo. Por eso es que deberíamos tener nuestros propios estudios epidemiológicos y obtener una interrelación entre la densidad del indicador y el riesgo sanitario propios, lo que podría llevarse a cabo financiando proyectos de investigación. Debemos tomar conciencia de nuestras obligaciones y nuestros derechos, cumplirlos y exigir que se respeten", finalizó.
Cómo limitar los riesgos para la salud
- No arrojar residuos en la arena: siempre terminan llegando al agua.- No llevar mascotas a la playa: al defecar sobre la arena, contaminan un área donde los chicos pasan la mayor parte del tiempo. La arena húmeda está enriquecida con sustancias orgánicas y, por lo tanto, brinda un ambiente favorable para las bacterias entéricas, lo cual les permite sobrevivir más tiempo que en el agua.