Carreras con futuro

A más actividad industrial, más estudiantes de ingeniería

Viernes 13 de abril de 2012

Los egresados de las ingenierías son profesionales muy requeridos por empresas privadas y públicas. Estas carreras cuentan con tasas de graduación del 40% en la UNL. Se continúa trabajando para incentivar la vocación de más estudiantes para convertirse en inge


En un país que aspira a seguir creciendo y consolidando sus sectores productivos, los egresados en ingenierías son, en los últimos años, muy requeridos por las industrias, por empresas de alto nivel y por reparticiones públicas.
Una de las claves por la cual los ingenieros son los más buscados es la visión global sobre los procesos industriales y por la capacidad de brindar respuestas sustentables e integrales a las necesidades y demandas de la comunidad que otorgan a los alumnos las carreras universitarias nacionales. Además le brindan una importante formación técnica, forman profesionales que trabajen en equipo y enseñan a que, más que los contenidos en sí, sepan utilizar las herramientas en la concreción de los procesos de trabajo.
Así, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) tiene una variada oferta de ingenierías y acciones tendientes a despertar la vocación de los futuros profesionales para que se vuelquen a estas carreras tan demandadas por las industrias argentinas. Un estudiante puede ser desde Ingeniero Industrial, hasta Ingeniero Químico, pasando por Ingeniero Agrimensor, en Recursos Hídricos, Agrónomo, en Alimentos, en Materiales, en Informática y Ambiental.
“En un país que pensaba que las actividades de servicio tenían que ser el núcleo de su desarrollo, actividades como las que puede desarrollar un ingeniero no encontraban demasiada cabida. Por suerte, Argentina ha superado esta etapa y hoy se plantea una de crecimiento en la que se necesita desarrollar obras de infraestructura, obtener más energía, gestionar y planificar en esquemas que deben ser eficientes desde el punto de vista de las realizaciones, ser equitativos en términos de alcanzar a la mayor cantidad de gente, y ser sustentables y no contraproducentes para el ambiente, y para eso se necesitan recursos humanos formados”, resalta el decano de la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL, Mario Schreider.
Coincide con esta visión el decano de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL, Enrique Mammarella, que en diálogo con Radio Portable, por LT 10, aportó: “Las ingenierías están muy asociadas con el desarrollo productivo del país y fundamentalmente con el incremento del valor agregado de las exportaciones. Entonces en una economía que se tiene que expandir, que necesita un crecimiento, las carreras de ingeniería son las más asociadas directamente”.
Actualmente, muchas empresas mineras y petroleras pugnan por emplear a los mejores ingenieros del país, de todas las ramas, con los mejores sueldos del mercado. “Luego están la industria química y de alimentos, que son ramas más cercanas a los sectores productivos de Santa Fe y también están en expansión, pero tal vez, no pagan los mismos salarios que petroleras y mineras. Entonces, esto hace que ciertos graduados prioricen el plan de su desarrollo laboral y familiar, y otros que elijan la cuestión salarial al pensar su carrera”, añadió Mammarella.

Más actividad, más matrícula
La Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL fue la primera en su tipo en Latinoamérica, y junto a la Facultad de Ciencias Hídricas (FICH) a lo largo de su historia fueron acompañando cada período de industrialización de nuestra región y del país. En este camino, de la mano del crecimiento de la industria nacional, las ingenierías han registrado un aumento de la matrícula de estudiantes. “A fines de los años 40 y mediados de los 50, tanto como a fines los 70 y ahora en 2012, evidentemente se advierte una correlación entre la situación de las industrias y la matrícula, pues la gente entiende que las oportunidades de empleo están garantizadas”, indica Mammarella y añade que la ocupación de los egresados nunca fue un problema para esta institución.
“La capacidad emprendedora, el desarrollo de nuevas empresas, de economías más fuertes  también está vinculada al desarrollo de estas carreras”, agrega el decano.
Desde 2003 al 2009 hubo una evolución del 4 % de aumento en la matrícula en las carreras de ingeniería, cuando en el mismo tiempo el sistema general universitario decreció un 4%.
El número de estudiantes total de ingeniería en el país pasó de 124.500 en  2003, a unos 138.500 en 2009, lo que representa un incremento de un 11%. Es decir que el total de graduados en ese período aumentó un 20 % en las universidades públicas y un 15 % en las universidades privadas.
“Estas carreras son tan importantes como cualquier otra y merecen estudiarse por vocación, tanto como convertirse en un médico, un abogado o un contador, carreras liberales que a veces parecieran ofrecer más oportunidades a los egresados. Entonces, tratamos de incentivar y de despertar la vocación por las ingenierías, porque el problema no pasa por trabajar, sino por pensar qué es lo que el estudiante quiere ser, qué quiere hacer y qué plan de carrera quiere seguir para luego especializarse”, expresa Mammarella.
En el mismo sentido, Schreider apunta que “estudiar ingeniería tiene las mismas dificultades que estudiar cualquier otra carrera universitaria, o sea nadie podría decir que una carrera universitaria de título máximo es más difícil o menos difícil que otra”.
En la misma línea, Mammarella suma que “la matemática, la física, la química para nosotros son disciplinas necesarias en el ciclo básico y hacen a las herramientas para poder incrementar nuestras capacidades como profesionales. Las materias son tan entendibles y tan estudiables como cualquier otra, debemos enfatizar esto para que no quedarnos con que la matemática es difícil y aburrida, que la química es difícil y aburrida, que la física es muy difícil, porque evidentemente así no vamos a despertar capacidades en estudiantes que vengan a cursar ingenierías”.

Mejor promedio del país
En los últimos dos años, el mejor promedio de ingeniería en el país es de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL.
Para satisfacción de las autoridades universitarias, esto se debe a los cambios y reestructuraciones de la currículas de las carreras de grado y en las formas de evaluación, lo que permitió que muchos egresados elevaran sus promedios hasta llegar al mejor del país. Sin embargo, este ordenamiento de la currícula también significó que se extendiera a 7 años y medio el promedio de graduación de un estudiante.
Las ingenierías en conjunto presentan una de las tasas de graduación más altas del país. “En nuestra facultad está alrededor del 40 %, o sea que quien tiene vocación y se dio cuenta que esto es lo que quería hacer, no deserta en las carreras de ingeniería, demorará más tiempo para recibirse pero continúa”, opina Mammarella.
Para todos los estudiantes, el mayor problema es encontrar la lógica de estudio, saber administrar el tiempo, encontrar la lógica de cada facultad y de cada carrera para insertarse en el sistema y llevar las materias al día. “En las ingenierías el cursado es más intensivo, pero también las comisiones cuentan con menor número de alumnos porque se necesita realizar trabajos experimentales; entonces los profesores y alumnos pueden estrechar relaciones y esto facilita la retención y permanencia de los alumnos”, reflexiona el decano.
Desde la UNL se trabaja en acciones de articulación con el nivel secundario para difundir estas carreras entre los estudiantes y para acompañarlos en el proceso de convertirse en un estudiante universitario. Estas actividades se articulan también con el plan estratégico de ingenierías 2012 – 2016 que lanzó el Ministerio de Educación de la Nación para aumentar la cantidad de graduados de las carreras de ingenierías en el país.


 

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