Conflicto por las papeleras

Científicos de la UNL visitaron la planta de Botnia

Miércoles 13 de febrero de 2008

Invitados por la empresa, especialistas en tecnología celulósica tanto argentinos como uruguayos recorrieron las instalaciones de la pastera finlandesa. La reunión permitió la discusión de aspectos críticos de la industria papelera y sus procesos productivos.

Malos olores, efluentes contaminantes, procesos químicos, monitoreo ambiental; son algunos de los puntos que expertos del Instituto de Tecnología Celulósica (ITC) perteneciente a la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) pudieron discutir con colegas uruguayos y responsables de Botnia el pasado 29 de enero. En esa ocasión la empresa invitó a los profesionales a recorrer sus instalaciones. Los ocho expertos de la UNL fueron recibidos por los responsables de la planta con quienes mantuvieron una reunión y luego completaron la visita.
En esa ocasión la empresa presentó su proceso de producción como “eficiente y flexible”. “Eficiente” por el bajo consumo de vapor y energía –incluso libera 25MW a la red eléctrica uruguaya-, y con un bajo nivel de emisión. “Flexible” porque hay líneas dimensionadas holgadamente como la de evaporación y la de secado.
A su vez destacaron que las emisiones de gases y efluentes líquidos son monitoreados y los valores informados se muestran en niveles menores a las de otras plantas similares.
“No es que ellos estén haciendo milagros acá, sino que, en muchos aspectos, se está implementando lo que ha sido probado en otros lados. En algunos pocos aspectos el conflicto internacional les ha hecho poner más atención, pero en definitiva es tecnología que se usa en otros lugares”, aclaró Zanuttini y agregó: “Si se compara con algunos parámetros de emisión otorgados inicialmente en el permiso de instalación, esta tecnología parece como mágica, que soluciona todos los problemas. Las planta tiene evidentemente capacidad para operar con emisiones reducidas con respecto a lo que se considera a nivel internacional, pero nada más”.
La comitiva del ITC estuvo conformada por los profesionales Pío Aguirre, Miguel Citroni, Verónica Galván, María Cristina Inalbon, Mirtha Maximino, Paulina Mocchiutti y María Claudia Taleb; todos docentes de la FIQ - UNL.

Emisiones
De acuerdo con las declaraciones de los responsables de la planta de Botnia, la pastera está trabajando eficientemente desde el punto de vista ambiental. “En este momento la fábrica está haciendo un monitoreo interno completo -mide directamente sus emisiones-. Los valores informados de las emisiones, tanto líquidas como gaseosas, se encuentran por debajo de los límites aceptados internacionalmente. Resultan notables los bajos niveles informados de carga orgánica (DQO y DBO) y de compuestos clorados (AOX) en los efluentes líquidos”, comentó Zanuttini.
Las tareas de determinación de emisiones está compartida y supervisada por la Dirección Nacional de Medio Ambiente del Uruguay. Argentina no tiene acceso a esos datos. “Por su ubicación en la frontera parece lógico que Argentina tenga la posibilidad de acceder a esa información y pueda, en su momento, discutir los límites y analizar incluso los riesgos de operación”, declaró el experto.
“La empresa privada siempre va a tener como objetivo un fin económico y, por lo tanto, todo lo que tenga que ver con impacto ambiental está asociado directamente a costos tanto de inversión como de operación. Por ello es necesario que haya un control en la puesta a punto, en la producción en el futuro e incluso en la reducción creciente a lo largo del tiempo de las restricciones. Porque si ellos están mostrando que la tecnología los lleva a bajos niveles de emisión, entonces se deberían tomar esos nivel como base e ir bajando el techo en la medida en que la tecnología lo permite”, comentó.

Puntos críticos
“Dos cuestiones fundamentales fueron nuestras mayores inquietudes: los olores y el blanqueo”, indicó Zanuttini.
Los olores desagradables se originan en el proceso de digestión que tiene lugar en la planta. Se trata de dióxido de azufre y mercaptano –el gas que se usa para dar olor al gas natural y así hacerlo identificable en caso de fuga-, y ambos se caracterizan por su hedor. En condiciones de funcionamiento normal de la planta, estos gases no salen al medio ambiente sino que son quemados dentro de las instalaciones. El monitoreo de olores en el ambiente indica que en condiciones normales éstos no se detectan.
“Estando ahí no sentimos olores, pero la planta no estaba en funcionamiento porque justo en ese momento había tenido que parar por la rotura de un caño y el volcamiento interno de cierta cantidad de celulosa”, aclaró el experto.
“Ver la línea de blanqueo fue uno de los aspectos interesantes. Viajamos con ciertas inquietudes ya que la operación de blanqueo es lo que más impacta en el medio ambiente. De acuerdo con ellos, la secuencia de blanqueo los lleva a consumir una baja cantidad de dióxido de cloro. Esto es favorable porque implica una emisión reducida de compuestos clorados en los efluentes”, agregó.

Tercerización 
Otro de los puntos expuestos por los responsables de la planta tiene que ver con la concentración exclusiva en la tarea de producción de pulpa. Así es como dentro
del complejo que alberga las instalaciones de Botnia funciona una fábrica de productos químicos a cargo de la empresa Kemira. Esta empresa, de capitales finlandeses, produce clorato de sodio y, además, dióxido de cloro y peróxido para abastecer a Botnia de insumos químicos fundamentales. Las dimensiones de la planta de clorato está muy por arriba de las necesidades de Botnia porque su objetivo es exportar clorato a otras fábricas.
Otro aspecto llamativo es que la tarea de mantenimiento está tercerizada. El servicio lo presta la empresa Grupo Andritz, que también proveyó la mayoría de los equipos de la planta y es considerada líder en equipamiento para la producción de pulpa y papel.
Esta tercerización es algo que ya funciona en Finlandia, pero es innovador en la región. Las tareas de mantenimiento se realizan diariamente y apuntan a prevenir.



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