Derechos

Con una placa, la UNL recuerda los cien años del Grito de Alcorta

Martes 26 de junio de 2012

En el Rectorado se descubrió una placa para conmemorar el centenario de la rebelión agraria que nació en Alcorta el 25 de junio de 1912. Del acto participaron el rector Albor Cantard, el decano de la FCJS, José Benvenuti; el diputado nacional Omar Barchetta y

Este 25 de junio se cumplieron 100 años de la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales conocida como Grito de Alcorta y para recordarlo, en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se descubrió una placa alusiva.
La Universidad homenajea ese movimiento de campesinos “en reconocimiento a la lucha de nuestros bisabuelos y abuelos, ya que esa lucha está íntimamente ligada a las más profundas reformistas que marcarán nuestra institución a partir de 1918. Haciendo un paralelismo el Grito de Alcorta constituye la expresión de la democratización de la producción y de los derechos humanos, tanto como la Reforma Universitaria, que encarnamos reconociéndonos como su primera hija, constituyó la expresión de la democratización de la ciencia y la educación superior”, expresó el rector Albor Cantard durante el acto.
La placa fue descubierta también por el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS), José Benvenuti; el diputado Nacional, Omar Barchetta; y el ex presidente de la Federación Argentina Agraria (FAA), René Bonetto. El texto de la placa es una frase del abogado Francisco Netti y reza: ”Estos hombres ya no luchan para sí, sino por sus hogares y por sus hijos, para que tengan la seguridad de un futuro de las que ellos carecen. Estar a su lado en esta hora debería se la posición de todo Argentino”.
Para el vicedecano de FCJS, Javier Aga: “El Grito de Alcorta se vincula con las luchas por los derechos, por valores para reparar injusticias. Se relaciona con el acceso al trabajo, a la igualdad en la posesión de la tierra. Mientras esto sucedía, en Córdoba, un tiempo después cobraba vida la Reforma Universitaria que fue la reforma necesaria para el acceso a los estudios universitarios. Este es un día especial para esta Facultad, hija dilecta de la reforma, por estar debatiendo lo que significó el Grito de Alcorta hace cien años, pues seguramente sus luchas, sus postulados, aún tienen hoy vigencia”.

Rebelión de campesinos
Esta rebelión a rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que agitó las ideas y reclamos por el acceso igualitario a la propiedad de la tierra en el sur de la provincia de Santa Fe, se extendió por toda la región pampeana y marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX en nuestro país.
La Argentina del centenario vivía los tiempos agitados de una nueva democracia floreciente. Desde el 10 de febrero de 1912, se contaba con la Ley Sáenz Peña que estableció el voto secreto y obligatorio a través de un código electoral, y fue justamente Santa Fe donde protagonizó su debut esta ley, un sello de los derechos políticos necesarios para un país que bramaba por consolidarse democráticamente.
Los reclamos sociales y políticos dominaban el clima de época y serían la brújula de una serie de movimientos reformistas que apuntaban a definir a la Argentina del siglo XX. Así, pocos años más tarde, un movimiento contemporáneo daría vida a la Reforma Universitaria de 1918, que está estrechamente vinculada a los orígenes y devenir de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pues aún hoy son los principios reformistas los que guían a esta Universidad en el camino hacia su centenario. Como con claridad y síntesis definiera Jorge Conti: “La historia de la Universidad Nacional del Litoral es la historia de las luchas por la libertad (…), de las luchas por la democracia”.

A cien años
En 1875, en todo el país, existían 114.522 hectáreas sembradas. De ellas, 35.857 se ubicaban en la provincia de Santa Fe. En 1895 el total ascendía a más de 2 millones de hectáreas y la mitad correspondía a la provincia. Desde 1880, los inmigrantes llegaban masivamente: italianos, alemanes, suizos, franceses, judíos, entre otros y Santa Fe se convirtió en pionera en las políticas colonizadoras.
“En aquella época, se produjo una reunión multitudinaria de arrendatarios quejándose de la gravísima situación por la que atravesaban. Sucedía que en 1911, la cosecha había fracasado, y el precio del maíz que estaba en el orden de 5 pesos la tonelada se incrementó, por los valores internacionales, a 13 pesos. Ese mejor precio, provocó la siembra masiva de maíz y los agricultores lograron una cosecha récord al año siguiente. Sin embargo, en 1912 los precios de los insumos aumentaron indiscriminadamente y también se elevaron los precios de los arrendamientos rurales que los terratenientes dueños de la tierra les exigían a aquellos inmigrantes y colonos de la Argentina de principios de siglo”, explica Horacio Maiztegui Martínez, especialista en Derecho Agrario.
A los arrendatarios les exigían el 50% de su cosecha, en vez del 25%, más del 50% de la producción, les obligaban a contratar las tareas de cosecha y los insumos con empresas vinculadas a los dueños de la tierra. “Así los agricultores se quedaban en la miseria, sin poder pagar sus cuentas, sin poder seguir trabajando la tierra que tanto anhelaban”, explica.
Este contexto de indignación y reclamo desemboca, el 25 de junio de 1912, en el Grito de Alcorta. “La trascendencia histórica de aquella gesta de los agricultores que luchaban por mejores condiciones en los contratos de arrendamiento y por el acceso a la tierra, es el impacto social y económico que provoca”, sintetiza Maiztegui Martínez.
El reclamo por la “libre contratación” era producto de un cambio histórico, “como fue la revolución francesa. Pues en materia rural, la “libre contratación” provocaba que el dueño de la tierra, pudiera imponerle al arrendatario diversas condiciones leoninas en los contratos de entonces”, añade el abogado.
Aquella huelga campesina de 1912, se extendió hasta agosto del mismo año, hubo más de 120.000 agricultores involucrados, y entre ellos Francisco Netri, un abogado de Rosario, hermano del cura párroco de Alcorta, propuso al Estado y a los terratenientes que debían establecerse nuevas condiciones de los contratos como un plazo mínimo de 4 años, libertad para contratar las maquinarias para cosecha, libertad para contratar los insumos y semillas, entre otras peticiones que realizaron.
No se terminó de solucionar allí la problemática y, en agosto de 1912, se formó la Federación Agraria Argentina, que nació como institución para defender a los pequeños agricultores que luchaban por la tierra, por mejores condiciones en los arrendamientos, y surgió aquella iniciativa que rezaba: “La tierra para el que la trabaja”.
A raíz de este movimiento, en agosto de 1913, el Dr. Juan B. Justo presenta el primer proyecto de ley de arrendamientos al Congreso nacional. Pero no será sino hasta 1921, cuando la Argentina sanciona la primera ley de arrendamientos rurales, la N°11.170.

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