En adultos mayores

Consumir probióticos disminuye las infecciones

Miércoles 29 de octubre de 2008

De acuerdo con una investigación de la UNL, la ingesta de un alimento funcional mejoró la respuesta inmunológica en los ancianos. El efecto más contundente fue la disminución de infecciones bacterianas respiratorias.


Con góndolas repletas de innovadores productos alimenticios entre probióticos, prebióticos y simbióticos, cada vez son más las promesas para sus consumidores: mejorar la salud, aumentar las defensas, regularizar el organismo y hasta proveer más energía para hacer frente al día. Pero si bien las propiedades de las bacterias “buenas” han sido bien estudiadas, no abunda la información sobre los efectos concretos del consumo en personas.
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) puso a prueba las bondades de un alimento funcional lácteo en un grupo de adultos mayores. A través de diversas experiencias observaron que hay una respuesta por parte del organismo tendiente a mejorar las defensas inmunológicas del paciente adulto mayor.
“Los resultados clínicos son impresionantes, de 72 pacientes que participaron, ninguno desarrolló infección respiratoria ni requirió antibióticos en los tres meses de tratamiento. Además, los pacientes regularizaron su cuadro intestinal, como ya se conoce”, comentó Marta Fuentes, docente e investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.
“No es una panacea, pero hay una respuesta en el organismo, disminuye la eritrosedimentación -asociada a procesos inflamatorios e infecciones-, aumentan un poco los glóbulos blancos, se incrementa el número de células de la sangre (monolitos) que están en proceso de transformación a macrófago, células que al pasar a los tejidos participa de la inmunidad innata o inespecífica”, detalló la especialista y agregó: “Nosotros queremos datos científicos serios que nos corroboren a dónde está la estimulación del sistema inmunológico y por qué la respuesta clínica es tan buena”.

Infecciones en adultos
El equipo de investigación estudió a diferentes grupos etarios: niños, jóvenes y adultos. Si bien en todos se ve una tendencia a una mayor respuesta inmunológica, los adultos mayores son los más beneficiados.
“Estos pacientes tienen un envejecimiento natural del sistema inmune, al igual que le ocurre a todos los sistemas. Por esto, la respuesta inmunológica es más lenta o es deficiente, especialmente si a eso se le suma un antibiótico como terapia que va deteriorando la flora normal y la flora benéfica”, explicó Fuentes.
Entre los adultos mayores, se vieron más beneficiados por el alimento funcional quienes estaban internados, porque tenían valores inferiores a la media al momento de iniciar el tratamiento.
A fin de entender cómo se generan estas respuestas, los investigadores realizaron diferentes análisis de laboratorio. Uno de los puntos centrales es la actividad de la Inmunoglobulina A (IgA). Se trata de una proteína que cumple un papel importante en la inmunidad a nivel de mucosas, llevando a cabo mecanismos antimicrobianos.
“Nuestra hipótesis es -como aparece en diferentes publicaciones- que si uno estimula el sistema inmune, el linfocito productor de esa inmunoglobulina aumenta y empieza a secretar. Si el paciente no se enfrenta a una infección, reserva esa inmunoglobulina y disminuye en la sangre del paciente pero el linfocito queda listo o alerta”, dijo Fuentes.

El trabajo
Para los ensayos se recurrió a pacientes entre los 50 y 75 años y se les proveyó de un alimento de características simbióticas (por combinar bacterias probióticas y nutrientes prebióticos que favorecen su reproducción).
Los participantes fueron clasificados en dos grupos: por un lado los que estaban internados en geriátricos y, por otro, pacientes ambulatorios que asistían al Hospital Sayago. En total, participaron 90 adultos y culminaron el tratamiento 72.
En el estudio longitudinal se suministró un tratamiento de 12 semanas que comprendía los tres meses del período invernal. Los expertos tomaron muestras de sangre a todos los pacientes al inicio del ensayo, luego repitieron las extracciones a las cuatro, ocho y doce semanas que es el momento en que se culminó el tratamiento.
Con dichas muestras se estudiaron diversos parámetros de laboratorio que mostraron una tendencia hacia la mejora de la respuesta del sistema inmunológico aunque no en todos los casos fue siginificativa estadísticamente.
“Aumentaron los linfocitos cd4 que son los que se incrementan en pacientes con infecciones bacterianas, pero estadísticamente los resultados no son significativos. También hubo un incremento de la IgA, pero es posible que haya habido un pico que no pudimos detectar, en parte porque usamos plazos tentativos debido a que no hay mucho publicado para tomar de referencia”, contó.
Paralelamente, se obtuvieron muestras de materia fecal en las mismas fechas, para realizar recuento de bacterias ácido lácticas (probióticos) y con ellas se realizó una curva para comprobar la colonización en intestino.
Finalmente, se tomaron muestras ocho semanas después de suspendido el simbiótico para completar la curva.
“Comprobamos que coloniza bien y que hay un mayor aumento cuando el paciente posee una flora lactobacilar basal disminuida. También vimos que persiste la colonización con valores superiores al basal, dos meses después de la suspensión”, comentó la especialista.

Lo que viene
Dentro de la misma línea de trabajo, los investigadores se proponen estudiar el efecto de los alimentos simbióticos en adultos jóvenes en situación de estrés que lleva al deterioro del sistema inmune.
“Con el probiótico no le vamos a aliviar el estrés al paciente, pero lo que queremos ver es cómo evolucionan con el alimento”, indicó Fuentes.
Encontrar jóvenes adultos bajo condiciones de estrés no es difícil en una facultad... El estudio se llevará a cabo con estudiantes de la propia casa.
“Un grupo va a tomar leche común entera y el otro leche simbiótica. Vamos a dosar diferentes parámetros indicadores del estado del sistema inmune, entre ellos los niveles de la IgA a los 15 días de comenzado el tratamiento para ver si allí encontramos el aumento de la Inmunoglobulina A”, adelantó la investigadora.

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