Vinculación

El Graduado que nunca se fue

Viernes 8 de abril de 2016 / Actualizado el martes 12 de abril de 2016

Isidoro Golinsky estudió en la FIQ-UNL. Fue estudiante destacado y un militante comprometido con la vida universitaria y política. El tiempo lo vio convertirse en un empresario exitoso. Ser Graduado UNL está en su ADN y conforma parte de su identidad.

Isidoro Golinsky es Ingeniero Químico. Los pasillos del histórico “Octógono” de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) fueron testigos de una experiencia de apropiación y un fuerte sentimiento de pertenencia. “En ese entonces, la Facultad era como nuestra casa”.  Un graduado que nunca se fue, que no concibió la vida profesional sin el contacto cercano con la institución que lo formó y le brindó las condiciones necesarias para caminar sus primeros pasos como ingeniero, los cuales le permitirán con el tiempo montar una exitosa industria en la región: CIDAL SA.

Golinsky egresó “más o menos en el año 1950”, haciendo la salvedad de un contexto en el que la finalización de la carrera estaba marcada por requisitos formales diferentes a los actuales, y en función de las reglamentaciones vigentes. “En aquella época nos graduábamos sin presentar un proyecto de tesis, en su lugar, íbamos a una empresa o a una institución a hacer un trabajo determinado, volcando el conocimiento, y de allí resultaba un informe, que era considerado como un proyecto de tesis”.

Su experiencia no le permite escindir de la formación profesional, la vida académica de la vida política y universitaria, y esto queda evidenciado en una mirada integradora acerca de la profesión y el campo profesional: “tuve una actividad política en la vida universitaria, estaba dentro del grupo de muchachos que salíamos a la calle a manifestarnos y a defender la universidad y la educación. Y lo traigo a escena porque considero que la formación política es muy importante, para la formación de un profesional de cualquier área. La formación y la actividad política son parte de cualquier futuro profesional”.  Como otros estudiantes de aquella generación, Golinsky “perdió” algún año de la carrera, con relación a los estudiantes cuya vida universitaria solo transcurría en las aulas. Sin embargo, volvería a elegir hacerlo de la misma manera: “la vida profesional luego se encarga de mostrar el valor de esa parte de la experiencia”.

La UNL en sus primeros pasos

Cursó la facultad trabajando de locutor, lo cuál le facilitó los medios para estudiar. Antes de terminar, por concurso, ingresó como docente, profesor asociado y auxiliar de laboratorio. Recientemente terminada la carrera, junto a dos egresados más, llevaron adelante una  experiencia que marcó a futuro su vida profesional: “la Facultad nos facilitó laboratorios y materiales, para realizar una primera prueba piloto de laboratorio, para lo que fue la base de una pequeña fábrica que montamos”.  Y esta humilde fábrica se transformó, con los años, en una importante industria en el orden nacional: CIDAL SA; empresa de la cuál fue co-fundador y presidente durante casi 50 años. “Diría que es un ejemplo de cómo egresados de ingeniería, con sacrificio de por medio, pueden llegar a ser importantes en la región, y ser formadores de recursos humanos, e incluso llevar a la realidad el conocimiento, las convicciones y los ideales. Fue importantísimo contar con el apoyo de la FIQ para hacer los ensayos correspondientes”. La Universidad le dio la mano en sus primeros pasos, y así nació a la vida profesional.

Un vínculo que se nutrió a lo largo de los años: “la FIQ como nuestra propia casa”

Isidoro Golinsky siempre ha elegido mantener y nutrir la relación con la UNL, a través de diferentes ámbitos y actividades. Así lo demuestran sus antecedentes entre los que se incluyen la co-organización y concreción de la Fundación de la Facultad de Ingeniería Química, que aún en la actualidad sigue funcionando, la contribución en el Consejo Económico Social de la UNL como miembro del mismo, la participación en numerosos  eventos a los que fue invitado, la contratación para la realización de servicios que requería la industria, entre muchos otros. “ Ya en la etapa en que nuesta industria habia crecido, era ya una industria mediana, requeriamos un tipo de análisis específico, para el que no contábamos con los recursos, ni humanos, ni tecnológicos. Y tampoco habia colegas que pudieran hacerlo. A través de la Fundación de la FIQ, contratábamos los servicios de análisis a la Facultad, garantizando así resultados de calidad. Es decir que tambien tuvimos vinculación, a través de servicios científico-tecnológicos". 

A diferencia de otros graduados que terminan sus estudios y cierran la relación con la Universidad que los formó, Isidoro Golinsky nunca se desvinculó. Y esto, según el mismo explicó, “se trata de un vínculo especial del estudiante de Ingeniería Química. Vivíamos en la Facultad en nuestra época, la mañana era para los teóricos y por la tarde, para hacer las prácticas. Quiere decir que la Facultad era casi nuestra casa y los compañeros, algo cercano a una familia. Y por eso, el involucramiento con la vida universitaria y política”. En sus propias palabras conmueve el hecho de que la mayor parte de los profesionales que se han ido a trabajar a otro lado, encuentran la oportunidad para visitar “el Octógono”. “Es muy intenso el lazo que se genera a lo largo de la vida de estudiante y es lo que hace que, una vez finalizada la formación, sigamos conectados”. Se trata de un sentido de pertenencia que los hace sentir mucho más ligados a ese lugar en el que pasaron más años de su vida, que en otros. “El graduado de Ingeniería Química se siente ligado a la FIQ para toda su vida”.

El compromiso profesional

Golinsky ha sido un graduado comprometido con su profesión, presidente de la Asociación de Ingenieros Químicos de Santa Fe, la cual, según relata, tuvo en sus tiempos, una actividad importante en la región, vinculada a la Unión Industrial y a todos los sectores relacionados con la industria.

Como profesor asociado de la cátedra “Organización industrial y proyecto”, la última materia de la carrera, introdujo un particular e innovador abordaje. “El profesor titular dictaba la parte de proyecto de la materia, pero no abordaba la parte de organización industrial. Tuve la posibilidad de que la FIQ me becara, a través del gobierno de Francia para hacer allí un curso, y a mi regreso fui nombrado profesor asociado en esa cátedra”. Allí, Golinsky comenzó a hablar de una faceta en la que el Ingeniero Químico, hasta el momento, no se introducía: la gestión industrial. “Una vez a la semana, llamaba a un industrial ilustre de la región y nos reuníamos en una mesa con los alumnos que hacían ese curso, para intercambiar experiencia y puntos de vista”. Según recuerda, por primera vez, un estudiante de la FIQ, tenía contacto con un industrial que le hablaba de los problemas laborales concretos.

Golinsky afirma que ese es parte del rol que tiene que tener la Universidad en la formación profesional: “poner a los futuros egresados de cara a las problemáticas del campo profesional. Y nosotros lo hicimos. Hacíamos convenciones y traíamos a los economistas más importantes de Buenos Aires”. Con ello afirma que la Universidad y las asociaciones de profesionales son participes del desarrollo de la zona y tienen que buscar todos los caminos posibles para estar ligados a los organismos que promueven el desarrollo. “La FIQ – UNL ha sabido como hacerlo”.

La historia hubiera sido otra

Una mirada en retrospectiva a este vínculo con la UNL devuelve como imagen un enorme prestigio institucional, que se traslada a sus egresados: “si uno dice soy ingeniero químico recibido en la FIQ-UNL, es suficiente para hacer la diferencia en cualquier ámbito. Esto es un mérito institucional, que por supuesto los egresados, en sus espacios de trabajo han justificado con solidez. Considero que todas las contribuciones que la UNL me ha pedido, tanto sea como empresario, profesional o graduado, las he respondido con convencimiento, y de igual modo, he recibido lo mismo en la relación inversa. Lo más significativo ha sido, sin duda, el poyo recibido en un comienzo, sin el cual, posiblemente no hubiera podido estar hoy acá. La historia, mi historia hubiera sido otra”.

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