Un festejo con orgullo

El ITA cumplió 40 años

Miércoles 30 de diciembre de 2009

Uno de sus logros más recientes es el desarrollo de los alimentos de interés social, que son provistos a los comedores comunitarios gracias a un acuerdo con la provincia. A cuatro décadas de su creación, el Instituto de Tecnología de Alimentos renueva su compr

Los cuarenta años de un instituto son un motivo para festejar. Pero si a ese instituto pertenecen los “creadores” del súper guiso, los súper snacks y de las pizzas para celíacos, al festejo se le suma una cuota de orgullo santafesino.
El Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA), hoy dependiente de la Facultad de Ingeniería Química de la UNL, cumplió el 29 de diciembre sus primeros 40 años, y continúa proyectando un crecimiento que responda a las crecientes demandas sociales y –fundamentalmente- que continúe formando profesionales de excelencia. Los mismos que, tras largos años de investigación, lograron encontrar –entre otras- la fórmula adecuada para fabricar guisos y arroces de buen sabor y con dosis proteicas aumentadas, tendientes a suplir la falta de hierro y minerales como calcio en la alimentación, con bajos costos.
El desarrollo de los alimentos de interés social –que derivó en la Planta de Alimentos nutritivos financiada por el Banco Credicoop, que actualmente satisface la demanda de comedores comunitarios de la provincia- se suma a otros grandes logros, como la producción de leche, dulce de leche, helados y yogur sin colesterol; y la generación de la fórmula para elaborar snacks nutritivos, con el sabor de los tradicionales bocaditos de los cumpleaños infantiles pero con una dosis extra de hierro y minerales.
“Hoy se habla del tema alimentos, incluso hay carreras vinculadas. Pero hace 40 años se trataba de algo absolutamente innovador”, dijo Hugo Sánchez, uno de los docentes-investigadores que trabaja en el ITA desde hace varios años. Fue Sánchez junto a su grupo de trabajo quien elaboró hace más de 15 años los primeros alimentos para celíacos, en un momento en que la enfermedad era prácticamente desconocida.
“Cuando me plantearon trabajar el tema ni siquiera yo sabía de qué se trataba la enfermedad celíaca”, confesó Sánchez. Sin embargo, fueron los primeros en elaborar una línea de productos que incluye hasta pizzas especiales para celíacos.
“No sólo nosotros trabajamos sobre temáticas nuevas: el ITA en sí mismo es parte de una idea innovadora desde sus comienzos”, enfatizó.
Entre otras líneas de investigación específicas, investigadores del ITA trabajan actualmente en la conservación de canales de pollo; y en la aplicación de factores combinados para la conservación de frutas frescas y verduras cortadas.

Un poco de historia
Hace 40 años, el entonces rector de la UNL, Eduardo Álvarez, creaba ITA bajo la dependencia del Rectorado. La resolución destacaba “la necesidad de contar en el país con una gestión docente capaz tanto de formar técnicos de nivel medio en tecnología de alimentos, como de actuar en el campo de la investigación y desarrollo”. Son los mismos ejes rectores que hoy, a cuatro décadas de su creación, siguen movilizando a quienes trabajan en el ITA: “El ITA es un verdadero actor dinámico e importante, comprometido con la generación de conocimientos y desarrollo de tecnologías, con la formación de recursos humanos especializados de cuarto nivel, con la transferencia al medio productivo y también con la docencia de grado”, dijo Miguel Pauletti, actual director del instituto.
El primer director del ITA fue el Ing. Rodolfo Reyna –impulsor de la iniciativa-, acompañado por Miguel Urquía, Hugo Raimondi y Oscar Sbodio. En 1971 el Instituto se instaló provisoriamente en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería Química y al año siguiente se trasladó al proyectado gimnasio del Campo Universitario, en el Paraje El Pozo. Allí, se construyeron sus laboratorios, oficinas y planta piloto, a la vez que se enriquece con numerosos profesionales.
En 1973, se creó la carrera de Técnico Superior en Tecnología de Alimentos, que se dicta en la Escuela Universitaria del Alimento de Reconquista; y en 1980, la de Técnico Superior en Análisis de Alimentos en Gálvez. Al comienzo de los ‘90 pasó a depender de la FIQ y desde hace dos años cuenta con nuevas instalaciones dentro del mismo edificio.

Acompañar el desarrollo
En una región agroindustrial como la nuestra y en un país que pretende posicionarse en el mundo como proveedor de alimentos con el mayor valor agregado posible, Pauletti reconoció “un espacio de interacción con el sector productivo, con efectos sinérgicos que debemos recorrer juntos para optimizar tanto los resultados económicos de las empresas como nuestro aporte científico tecnológico”.
“Apostamos a la formación de jóvenes investigadores con niveles de excelencia, ligados inicialmente al ITA a través de los sistemas de becas disponibles (principalmente CONICET), y también a que nuestra Universidad disponga las acciones necesarias para retenerlos en el sistema, una vez formados”, destacó Pauletti.
Con el objetivo de formar recursos humanos especializados, se dicta la Maestría en Ciencia y Tecnología de Alimentos –desde 1993- y ocho cursos de posgrado. Además, sus docentes-investigadores participan en las carreras de Ingeniería en Alimentos, Ingeniería Química, Licenciatura en Química y Licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Por otra parte, se han llevado a cabo innumerables acciones de transferencias, asistencia técnica e incluso formulación de proyectos en pymes y grandes industrias de la región.

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