Ensayos en tambos

Ensayos demuestran que se puede producir más leche en Argentina

Lunes 29 de julio de 2013

Investigadores de la UNL estudian cómo se podría mejorar el sistema lechero, hoy y de aquí a una o dos décadas, optimizando variables como la cantidad de vacas por hectárea, la alimentación, la infraestructura y la cruza de razas.

Luego de un ensayo que duró dos años, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) demostraron que es posible triplicar la producción de leche por hectárea, en relación al promedio nacional, con alta carga animal de vacas cruza Holando y Jersey, alta alimentación, pero manteniendo un sistema simple.
El trabajo, que desafió el sistema de producción de leche argentino, se hizo junto al Inta Rafaela y en colaboración con investigadores de la Universidad de Massey (Nueva Zelanda).
Se trata de un proyecto que comenzó en 2007 y que, en principio, trataba de responder a la pregunta sobre qué sucede con los sistemas lecheros cuando se incrementa la cantidad de vacas por hectárea, lo que se conoce como “carga animal”, un aspecto de la producción que no se había cuantificado en Argentina.
Según Javier Baudracco, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNL, dividieron un tambo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Rafaela en tres minitambos, cada uno con distintas cantidades de animales por hectárea: uno con carga baja (1,6 vacas por Ha); un segundo con carga media (2,1 por Ha); y un tercero con carga alta (2,6 por Ha). Allí llevaron adelante mediciones estrictas sobre producción, calidad y persistencia de las pasturas; producción de leche y peso de los animales; duración de la lactancia, calidad de la leche y otras variables generales. Además el ensayo tuvo la particularidad de que se hizo con animales producto de la cruza de Jersey y Holando.

Cruzas
Baudracco contó que en los dos años del estudio con la cruza de esas dos razas en promedio se obtuvieron producciones de alrededor de 23 litros diarios de leche por vaca (aproximadamente 7 mil litros por lactancia), cifra superior al promedio nacional.
Por otra parte, Baudracco precisó que la leche en Argentina tiene un promedio de aproximadamente 3,3 por ciento de proteína y 3,6 de grasa, pero cuando se cruza la Holando con la genética Jersey los valores se incrementan: “Obtuvimos leche con más de 4 por ciento de grasa y 3,6 de proteína, lo cual tiene un impacto muy positivo cuando la leche se paga en función de sólidos”, resaltó.

Resultados económicos
Baudracco comentó que al incrementar la cantidad de animales por hectárea, pero manteniendo una buena alimentación por vaca lograron un efecto positivo sobre el sistema, porque permitió que una proporción mayor de la pastura se transforme en leche.
De acuerdo con el especialista, la clave de esos buenos promedios reside en la producción y utilización de mucho forraje, sumado a la adición de muchos alimentos concentrados por hectárea. “El resultado económico de incrementar la carga animal fue muy positivo. Sin embargo, ese incremento específico de la carga animal no es una receta para aplicar en cualquier lugar, sino que se debe hacer una adecuación al contexto”, aclaró.
“Estos resultados experimentales coinciden con el análisis de información de más de 300 tambos que llevamos adelante desde la Facultad, y nos indican que es posible intensificar los sistemas pastoriles, dejando a las vacas en pastoreo, en un ambiente más limpio y natural, aumentando la cantidad de animales y de alimentos, para llegar a muy buenos resultados productivos y económicos”, sintetizó.

Sistemas lecheros armoniosos
Baudracco comentó que muchas veces existe desarmonía en aspectos tales como el tipo de vaca y el ambiente, o entre la infraestructura y el tipo de animales que se usan, entre otros: “Queremos cambiar la concepción de que para producir sólo hay que tener animales de alto mérito genético y mucho alimento. No es suficiente con eso”.
El desafío consiste entonces en diseñar sistemas lecheros simples, rentables, social y ambientalmente sustentables, que permitan disfrutar de la actividad, con el personal trabajando cómodamente y con vacas que conviertan alimentos en leche en forma eficiente y rentable. “Se debe tener claro que el éxito del negocio lechero se basa en trabajar armoniosamente sobre los cuatro factores básicos para producir leche: alimentos, animales, infraestructura y gente. Si sólo nos enfocamos en la alimentación y la producción individual, corremos el riesgo de que ‘la vaca’ nos tape ‘el sistema’, así como el árbol puede taparnos el bosque”, finalizó.

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