En escuelas

Estudian cuántos casos de dislexia se presentan en Santa Fe

Lunes 19 de abril de 2010

Los resultados preliminares indican una prevalencia del 15% de los niños en la ciudad, pero el trabajo continúa. Además del diagnóstico, la iniciativa de la UNL y la asociación Aprendamos, incluye capacitación para adecuar la oferta educativa.

En cada aula santafesina hay, en promedio, cuatro chicos que presentan dislexia. Así lo indican los resultados preliminares de un estudio epidemiológico que llevan adelante la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la asociación Aprendamos que convoca a padres de niños disléxicos y distintos profesionales. La tendencia observada en el relevamiento sugiere una prevalencia que ronda el 15 por ciento y coincide con valores de referencia, como los obtenidos en Uruguay.
Las dificultades en la lectoescritura ocasionadas por la dislexia lo vuelven el trastorno de aprendizaje más frecuente. Por ello, además de cuantificar el problema, la iniciativa universitaria incluye instancias de capacitación para los docentes santafesinos.
“El objetivo es tener datos precisos y poder afirmar que el chico que presenta el trastorno no tiene por qué tener un fracaso escolar, tiene las capacidades para poder avanzar”, expresó el médico psiquiatra Juan Carignano, director del proyecto de extensión de la UNL.
“Son chicos que tienen condiciones de aprendizaje, y la propuesta pasa por otorgarles herramientas a los docentes para que puedan detectar el trastorno de manera temprana y modificar la oferta educativa”, detalló la terapista ocupacional Carla Boggio, coodirectora del proyecto.
“Es un problema de origen neuropsicológico pero con intervenciones adecuadas y a su tiempo puede ir compensándose y mejorando. Si bien es crónico y el disléxico nunca va a ser el lector que su inteligencia le permitiría, puede encontrar herramientas para dejar fluir su potencial”, reflexionó la psicopedagoga Marcela Mendicino, representante de Aprendamos.

Datos propios
Para realizar el estudio epidemiológico, los expertos diseñaron una muestra representativa de la comunidad escolar de la ciudad de Santa Fe. Así, se propusieron aplicar test diagnósticos y pruebas pedagógicas estandarizadas a un total de 1.200 chicos de los terceros grados de 12 escuelas.
“Los alumnos completan, con el consentimiento informado de la familia, una serie de pruebas de tipo cascada que permite continuar de acuerdo al rendimiento. De esta manera se obtiene la confirmación o no del cuadro”, detalló Boggio.
A la hora de seleccionar las escuelas, también se tuvo en cuenta el coeficiente socioeconómico de cada institución. “La dislexia es un trastorno neuropsicológico y por eso quisimos tomar todos los estratos socioeconómicos, para reforzar el carácter clínico del problema. Epedimiológicamente no debería haber diferencias”, aclaró.
El estudio comenzó el año pasado y continuará durante todo 2010.
 
Pequeños grandes cambios
Además de dimensionar el problema, el proyecto propone capacitar a los docentes para brindarles herramientas propicias para realizar adecuaciones curriculares. “No se trata de adaptaciones tecnológicas ni complejas. Simplemente, con pequeños cambios el niño gana en rendimiento, autoestima y en la relación social con sus pares”, afirmó Mendicino.
Acciones sencillas como dar copia de una consigna en lugar de pedir que la escriba, ofrecer fotocopias con mayor interlineado, oralizar lo más posible en clase son algunas de las modificaciones propuestas. 
“Es importante que el docente tenga bien en claro qué es lo que quiere evaluar y que tenga elementos para saber si el chico aprende. En vez de corregir el error y colocar la versión correcta, como una letra que falta, puede subrayar toda la palabra para que el chico relea y descubra qué falta y lo anima a mejorar”, ejemplificó Mendicino.
El proyecto prevé brindar capacitación en estos temas al personal de las instituciones seleccionadas, un total de 250 docentes.

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