Ciencia y Técnica
Hay suficiente conocimiento para intentar vivir en un mundo mejor
Lunes 27 de octubre de 2003
El Dr. Carlos Sonnenschein, profesor de la Universidad Tufts (Boston, EE.UU.) visitó la Facultad de Bioquímica en la UNL y disertó sobre ciencia, sociedad y política ambiental. Está convencido de que los gobiernos disponen de bastante información científica co
En el marco de las Jornadas de Salud Ambiental organizadas por la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que se desarrollaron los días 17 y 29 de octubre, visitó la ciudad de Santa Fe el Dr. Carlos Sonnenschein, quien es investigador en la Universidad de Tufts, Boston, Estados Unidos.
Sonnenschein -quien estuvo a cargo de la conferencia inaugural, Ciencia, Sociedad y Política del Medio Ambiente- egresó de la Universidad Nacional de Buenos Aires con el título de Médico, ejerció la especialidad de pediatría durante cinco años y luego comenzó a interesarse en la ciencia. Se radicó en Boston, Estados Unidos, y desde hace 40 años trabaja en investigaciones relacionadas con el cáncer, su relación con el sistema endócrino y la actividad de contaminantes ambientales que actúan alterando este sistema.
"El 95% de las especies han desaparecido y nosotros no vamos a ser una excepción", introdujo el especialista al comenzar la charla. "Somos arrogantes y creemos que vamos a ganar ese partido, pero no hay dudas de que vamos a perder. Lo que no se sabe es cuánto vamos a tener que esperar", continuó.
-Hoy nadie pone en duda que los problemas del medio ambiente existen y son graves...
-Nadie discute lo que está pasando: polución del ambiente, recalentamiento del planeta, problemas de fertilidad, aumento de las brechas que separan a ricos y pobres. La intención de la globalización tal vez ha sido buena, pero la evidencia indica que los resultados no han sido tales. El tema es si los países en vías de desarrollo se unen entre sí y reclaman derecho a una especie de felicidad que supuestamente tienen las poblaciones del hemisferio norte.
-Desde esta concepción el medio ambiente es también la economía, la política, las sociedades...
-Por supuesto. La razón por la que cerraron las fábricas de DDT en Estados Unidos fue política, y es político que esas fábricas se radicaran en la India. La mayor parte de los problemas es socioeconómica. El problema del cigarrillo, de acuerdo a algunos, se ha vuelto muy agudo en los Estados Unidos porque el dinero que producen las tabacaleras no es tan grande como el que se destina a curar las enfermedades que provoca el cigarrillo. Se trata de intereses económicos. Si pudiéramos fabricar sano y barato sería ideal y los europeos están trabajando en eso: hacer dinero con industrias limpias.
-Hay una tendencia a tomar a los problemas del medio ambiente desde su óptica estrictamente ecologista, y evitar abordarlos desde su perspectiva social.
-Lo que pasa es que lo que nosotros decimos no tiene difusión. Los medios de comunicación también tienen que hacer dinero, y lo hacen a través de la propaganda. Si yo denuncio algo en contra de grandes empresas en un medio, esa empresa le retira a ese medio la publicidad pautada. Y como la gente no escucha ni lee ninguna denuncia, cree que el problema no existe.
-Á‚¿Cree que las sociedades deberían tomar más conciencia del tema?
-Las sociedades deberían ejercer más presión. Que cada barrio diga: "Quiero ser un barrio limpio", y que el efecto sea en cadena: va a llegar un momento en el que todos van a querer lo mismo.
-Á‚¿Le parece que eso es suficiente?
-No lo sé. El problema es muy complejo. Hay muchos obreros que prefieren tener un trabajo insalubre antes que no tener trabajo. Siempre hay alguien dispuesto a hacer trabajo sucio, pero cuando nadie quiera hacer el trabajo sucio, éste va a desaparecer. Actualmente, hay gente que prefiere trabajar sucio antes que no trabajar.
-Á‚¿Los movimientos ecologistas contribuyen a que la gente tome conciencia del problema?
-El movimiento que se generó en los Estados Unidos a partir de la publicación del libro de Rachel Carson, La primavera silenciosa, fue muy positivo. Pero como todas las cosas, la gente se cansa de ciertos argumentos. Hay ciclos. El ciclo de Rachel Carson se terminó a finales de los '80. Se trata de una lucha continua, y creo que al final del balance vamos a tener una vida mejor.
-Á‚¿No cree a veces que es una utopía pensar en que podemos vivir en un ambiente sano?
-No, es lo mínimo que todos nosotros podemos llegar a exigir. Volviendo al caso del señor que prefiere un trabajo sucio antes que no tener trabajo: él tiene que comprender que va a ser el primer perjudicado. La gente quiere tener una vivienda digna, quiere educar a sus hijos, muchas veces a costa de su propia salud. Pero no debiera ser así. Pueden existir trabajos limpios, de los que todos nos beneficiemos.
-Á‚¿La legislación acompaña los descubrimientos científicos?
-La legislación siempre está atrás, porque es el instrumento que utiliza el gobierno para establecer ciertas reglas. La legislación se hace para prevenir ciertas cosas. Antes de que las leyes existan, hay que demostrar científicamente que algo hace mal. Sin embargo, hay suficiente información científica para que el gobierno legisle defendiendo a la población. Es necesario hacer más investigación científica, pero hay suficiente información para evitar ciertas cosas. Al mismo tiempo, la población tiene que ejercer ese derecho democrático que le da el voto. Puedo a votar al señor Juan para que haga lo que promete, pero si el señor Juan está en el medio de una lista interminable no puedo conocerlo. Se trata de un problema social, y requiere de información por parte de los que están jugando el partido. Si uno no sabe dónde está el arco, nunca va a hacer un gol. Por eso, propongo comenzar a comprender cuáles son las reglas del juego.
Sonnenschein -quien estuvo a cargo de la conferencia inaugural, Ciencia, Sociedad y Política del Medio Ambiente- egresó de la Universidad Nacional de Buenos Aires con el título de Médico, ejerció la especialidad de pediatría durante cinco años y luego comenzó a interesarse en la ciencia. Se radicó en Boston, Estados Unidos, y desde hace 40 años trabaja en investigaciones relacionadas con el cáncer, su relación con el sistema endócrino y la actividad de contaminantes ambientales que actúan alterando este sistema.
"El 95% de las especies han desaparecido y nosotros no vamos a ser una excepción", introdujo el especialista al comenzar la charla. "Somos arrogantes y creemos que vamos a ganar ese partido, pero no hay dudas de que vamos a perder. Lo que no se sabe es cuánto vamos a tener que esperar", continuó.
-Hoy nadie pone en duda que los problemas del medio ambiente existen y son graves...
-Nadie discute lo que está pasando: polución del ambiente, recalentamiento del planeta, problemas de fertilidad, aumento de las brechas que separan a ricos y pobres. La intención de la globalización tal vez ha sido buena, pero la evidencia indica que los resultados no han sido tales. El tema es si los países en vías de desarrollo se unen entre sí y reclaman derecho a una especie de felicidad que supuestamente tienen las poblaciones del hemisferio norte.
-Desde esta concepción el medio ambiente es también la economía, la política, las sociedades...
-Por supuesto. La razón por la que cerraron las fábricas de DDT en Estados Unidos fue política, y es político que esas fábricas se radicaran en la India. La mayor parte de los problemas es socioeconómica. El problema del cigarrillo, de acuerdo a algunos, se ha vuelto muy agudo en los Estados Unidos porque el dinero que producen las tabacaleras no es tan grande como el que se destina a curar las enfermedades que provoca el cigarrillo. Se trata de intereses económicos. Si pudiéramos fabricar sano y barato sería ideal y los europeos están trabajando en eso: hacer dinero con industrias limpias.
-Hay una tendencia a tomar a los problemas del medio ambiente desde su óptica estrictamente ecologista, y evitar abordarlos desde su perspectiva social.
-Lo que pasa es que lo que nosotros decimos no tiene difusión. Los medios de comunicación también tienen que hacer dinero, y lo hacen a través de la propaganda. Si yo denuncio algo en contra de grandes empresas en un medio, esa empresa le retira a ese medio la publicidad pautada. Y como la gente no escucha ni lee ninguna denuncia, cree que el problema no existe.
-Á‚¿Cree que las sociedades deberían tomar más conciencia del tema?
-Las sociedades deberían ejercer más presión. Que cada barrio diga: "Quiero ser un barrio limpio", y que el efecto sea en cadena: va a llegar un momento en el que todos van a querer lo mismo.
-Á‚¿Le parece que eso es suficiente?
-No lo sé. El problema es muy complejo. Hay muchos obreros que prefieren tener un trabajo insalubre antes que no tener trabajo. Siempre hay alguien dispuesto a hacer trabajo sucio, pero cuando nadie quiera hacer el trabajo sucio, éste va a desaparecer. Actualmente, hay gente que prefiere trabajar sucio antes que no trabajar.
-Á‚¿Los movimientos ecologistas contribuyen a que la gente tome conciencia del problema?
-El movimiento que se generó en los Estados Unidos a partir de la publicación del libro de Rachel Carson, La primavera silenciosa, fue muy positivo. Pero como todas las cosas, la gente se cansa de ciertos argumentos. Hay ciclos. El ciclo de Rachel Carson se terminó a finales de los '80. Se trata de una lucha continua, y creo que al final del balance vamos a tener una vida mejor.
-Á‚¿No cree a veces que es una utopía pensar en que podemos vivir en un ambiente sano?
-No, es lo mínimo que todos nosotros podemos llegar a exigir. Volviendo al caso del señor que prefiere un trabajo sucio antes que no tener trabajo: él tiene que comprender que va a ser el primer perjudicado. La gente quiere tener una vivienda digna, quiere educar a sus hijos, muchas veces a costa de su propia salud. Pero no debiera ser así. Pueden existir trabajos limpios, de los que todos nos beneficiemos.
-Á‚¿La legislación acompaña los descubrimientos científicos?
-La legislación siempre está atrás, porque es el instrumento que utiliza el gobierno para establecer ciertas reglas. La legislación se hace para prevenir ciertas cosas. Antes de que las leyes existan, hay que demostrar científicamente que algo hace mal. Sin embargo, hay suficiente información científica para que el gobierno legisle defendiendo a la población. Es necesario hacer más investigación científica, pero hay suficiente información para evitar ciertas cosas. Al mismo tiempo, la población tiene que ejercer ese derecho democrático que le da el voto. Puedo a votar al señor Juan para que haga lo que promete, pero si el señor Juan está en el medio de una lista interminable no puedo conocerlo. Se trata de un problema social, y requiere de información por parte de los que están jugando el partido. Si uno no sabe dónde está el arco, nunca va a hacer un gol. Por eso, propongo comenzar a comprender cuáles son las reglas del juego.