Ciencia y Técnica UNL

Implementan un modelo de gestión de recursos hídricos subterráneos

Lunes 25 de agosto de 2003

Investigadores de la UNL formularon un modelo de gestión destinado a optimizar el uso del acuífero Pampeano-Puelche, el único que abastece de agua a las ciudades de Esperanza y Rafaela. Desde hace unos meses, la propuesta está siendo ejecutada por los expertos

Esperanza, la ciudad agrícola ubicada 30 kilómetros al oeste de Santa Fe, utiliza un único recurso hídrico para abastecer todas las actividades que se desarrollan en la comunidad: las aguas subterráneas alojadas en las arenas Puelches. Sin embargo, aunque se trata de la única fuente de provisión posible, su uso no está legislado y no existía -hasta hace poco tiempo- un modelo de gestión que regulara la actividad.
Hoy, se está implementando un modelo de gestión de los recursos hídricos que fue elaborado por investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), tendiente a la protección del acuífero y –fundamentalmente- a brindar agua de calidad y en cantidad suficiente para abastecer a la población.
“Primero nos propusimos realizar un diagnóstico del sistema; luego evaluamos las características socio-económico-productivas del área, y posteriormente elaboramos un esquema óptimo de explotación”, indicó la Dra. Ofelia Tujchneider, directora de la investigación “Protección de acuíferos en sistemas geohidrológicos de la llanura santafesina (área de caso: ciudad de Esperanza y zona de influencia, cuenca inferior del río Salado)”, enmarcada en uno de los Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo (CAI+D) que subsidia la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Desde el mes de abril, y en conjunto con los actores involucrados, el equipo trabaja en la propuesta, que implica “un redimensionamiento del campo de bombeo: sacar de servicio algunas perforaciones, construir otras nuevas y establecer un caudal máximo imprescindible que debe ser respetado para mantener la calidad del agua subterránea”, explicó Tujchneider, mientras aclaró que en la actualidad “se están construyendo nuevas perforaciones, que entrarán paulatinamente en el servicio, de acuerdo con un esquema que fue propuesto por nuestra investigación”.

El escenario

Desde 1930 el sistema acuífero es utilizado como recurso y constituye el insumo básico que soporta todas las actividades de Esperanza, un municipio con una extensión de 276 km cuadrados y habitado por 33.000 personas en su área urbana. Su economía se centra en una marcada actividad industrial, en rubros como madereras, cueros, alimentos, metalúrgicas, textiles, ladrillos, imprentas y editoriales. Paralelamente, existen 270 establecimientos agropecuarios que cubren 1.900 has, 900 de las cuales están dedicadas al pastoreo de animales para tambo. El servicio de cloacas cubre aproximadamente el 30% de la zona urbana, y el 70% cuenta con servicio público de agua potable.
Hasta hace un tiempo, la explotación del agua subterránea se concentraba en dos sectores: el área urbana y la zona rural, con captaciones que también alimentan un acueducto que desde 1980 abastece al distrito Rafaela, distante 40 km al oeste de Esperanza. La producción total de agua es del orden de 20 hm 3 por año. En suma, existían 33 pozos de abastecimiento de agua, responsables del servicio de suministro de agua potable para ambas localidades santafesinas.
Esta explotación, generó condiciones propicias para situaciones que evidenciaron la afectación del recurso, única fuente de abastecimiento de agua para Esperanza y Rafaela.

Modelo de gestión

El modelo de gestión que elaboró el equipo del GIG y que actualmente está siendo ejecutado propone:
Á‚· Mejorar la distribución de las captaciones: numerosos pozos de abastecimiento se encontraban ubicados en una zona con infraestructura sanitaria deficiente y/o en cercanías de importantes establecimientos industriales; mientras que en la zona rural no existía esquema alguno de ordenamiento.
Á‚· Aumentar el número de perforaciones reduciendo los caudales unitarios de extracción con un espaciamiento entre perforaciones no menor de 500 metros.
Á‚· La proyección de requerimientos a 20 años manteniendo un régimen de bombeo acorde a las restricciones técnicas inherentes a la prestación del servicio contempla la extracción de caudales no mayores a los 1.200 m3 por día a razón de 20 horas máximas de funcionamiento.

Monitoreo permanente

A partir de un modelo matemático hidrogeológico, los investigadores pudieron simular escenarios futuros de explotación del sistema, dando lugar a diferentes alternativas de gestión. El análisis de estos resultados permite evaluar las modificaciones que pueden producirse en función del tiempo, y formular un esquema de monitoreo a tiempo real, dando lugar a un plan estratégico de acción.
“El monitoreo a tiempo real es pionero en el país: pudimos determinar un tiempo óptimo de control a partir del cual se implementa este monitoreo, con algunos pozos construidos especialmente para control, y que no son de abastecimiento”, explicó Tujchneider.
Esto permite “detectar cualquier variación en la cantidad y calidad de agua en un período de tiempo óptimo”, agregó la experta, además de detectar situaciones comprometidas y estimar el tiempo requerido para tomar decisiones preventivas y/o correctivas.

Grupo de investigación: Dra. Ofelia Tujchneider (directora), Ing. Marta Paris (codirectora), Ing. Mónica D’Elía, Ing. Marcela Pérez, pertenecientes al Grupo de Investigaciones Geohidrológicas de la FICH

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