Investigación

Investigadores trabajan ante el avance del dengue en zonas templadas

Jueves 1 de septiembre de 2022 / Actualizado el jueves 1 de septiembre de 2022

La investigadora María Soledad López enumeró las principales causas de la expansión del dengue desde 2009, cuando fue detectado en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, y las políticas de prevención que se desarrollan en la primera de esas provincias

Un equipo de investigadores del Conicet analiza en Santa Fe las causas del avance del dengue desde zonas tropicales hacia la región central del país, de clima templado, y elabora estrategias de prevención cuyo éxito depende de “un trabajo sostenido” y del apoyo social a las acciones que surgen desde los ámbitos académicos y gubernamentales.

En una entrevista con Télam, la investigadora María Soledad López enumeró las principales causas de la expansión del dengue desde 2009, cuando fue detectado en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, y las políticas de prevención que se desarrollan en la primera de esas provincias.

López, integrante del Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), dijo que “son varios los factores que pueden estar influyendo en la expansión del virus hacia regiones templadas”, entre las que mencionó “el aumento de la temperatura del planeta, la globalización y los hábitos sociales”.

El incremento de las temperaturas “favorece la distribución geográfica de las especies de mosquitos que transmiten el virus”: el Aedes aegypti, que está en gran parte de las provincias, y el Aedes albopictus, cuya presencia se circunscribe a Misiones y a Corrientes.

“También la globalización, el hecho de que las personas podamos viajar con mayor facilidad de un lugar a otro, hace que en países como el nuestro, donde la enfermedad es epidémica y solo tiene transmisión en los meses más cálidos”, reciba a “personas infectadas desde países donde la transmisión es endémica”, acotó.

La tercera razón, dijo, es social, dado “que tiene que ver con los hábitos de las personas”, en la generación de ambientes donde el mosquito puede reproducirse, “como la acumulación de agua en casas, que se transforman en criaderos de mosquitos”.

“Las primeras fases del ciclo de vida de este mosquito son acuáticas: para que pueda poner huevos, esos huevos puedan eclosionar, convertirse en larvas y luego en pupas, necesita del agua. Si no la tiene, no puede cumplir con la primera fase de su ciclo de vida y por lo tanto no vamos a tener mosquitos adultos”, explicó.

De la investigación, radicada en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, participan además Elizabet Estallo, del Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (Conicet-Universidad Nacional de Córdoba), Daniela Jordán (Ministerio de Salud de Santa Fe) y Michael Robert, de la Virginia Commonwealth University (Estados Unidos), entre otros científicos.

El inicio del trabajo, que estudia las rutas de ingreso del dengue a Santa Fe, el análisis de datos y las acciones territoriales, fue publicado en 2021 en la revista Scientific Data, del Nature Publishing Group.

López explicó que el estudio surgió “debido a la gran epidemia de dengue ocurrida a nivel nacional y provincial en 2020, con una variación de casos tanto temporal como espacial”, que fue la cuarta desde la primera transmisión autóctona, detectada en 2009.

“Estas epidemias fueron in crescendo en el número de casos a medida que pasó el tiempo, y notamos que podría existir una mayor frecuencia de epidemias o del número de casos en la última parte del período. Las epidemias y los casos parecieran ser cada vez más frecuentes”, añadió.

En esa línea, la investigación permitió comprobar que en la epidemia de 2020 se cuadriplicaron los casos de 2016, con el agravante que en el último brote se registraron dos serotipos de dengue de los cuatro posibles, lo cual hace que una persona infectada tenga mayores posibilidades de desarrollar formas graves de la enfermedad.

López dijo que lograr evitar o disminuir la transmisión del dengue depende de “un esfuerzo conjunto entre el ámbito académico y quienes toman las decisiones de salud pública”, pero remarcó que es un trabajo que “sí o sí tiene que ser sostenido en el tiempo, no solo cuando hay epidemia, y con una sociedad involucrada”.

Fuente: Agencia Télam

 

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