20 de junio

La comunidad universitaria homenajeó a la bandera

Miércoles 20 de junio de 2007

Esta mañana el Rectorado se vistió de celeste y blanco y la comunidad universitaria rindió homenaje al emblema patrio. Del acto participaron los alumnos del Jardín La Ronda y de la Escuela Primaria, funcionarios, docentes, alumnos y no docentes.

Con motivo de conmemorase hoy el Día de la Bandera Nacional, la Escuela Primaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) realizó la ceremonia de Izamiento de la Bandera en la explanada de Rectorado.
El acto comenzó pasadas las 8 y fue presidido por el Secretario General de la UNL Dr. José Corral, la Directora de la Escuela Primaria Laura Corral, acompañados por el decano de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) Ing. Alberto Castro. Participaron también los alumnos y docentes del Jardín La Ronda, docentes, no docentes y autoridades de la casa de estudios y contó con el acompañamiento vocal y en piano de alumnas del Instituto Superior de Música (ISM).

A continuación reproducimos el texto sobre el Día de la Bandera publicado en la edición de junio del periódico El Paraninfo.

El día de la bandera y las representaciones de la Nación

Por Eliana Bertero *

La conmemoración del día de la bandera, cada 20 de junio, es parte de un ritual de conmemoraciones patrias ordenado por diversas fechas. La sucesión de los rituales tradicionales que incluyen los actos y las reivindicaciones de los símbolos patrios, constituyen el lente a través del cual miramos el pasado, perdiendo de vista el significado real de cada una de las conmemoraciones.
Esto es, las conmemoraciones adquieren un lugar privilegiado como legitimadoras del “pasado común”, y por lo tanto un rol fundamental en la consolidación de una identidad colectiva nacional.
¿Que lugar ocupan los símbolos, y particularmente la bandera, en el imaginario social que da sustento a esa identidad colectiva?
La primer cuestión a revisar a la hora de responder al interrogante planteado es la creencia compartida en el origen “natural” de la nacionalidad, donde el conjunto de la simbología patria se coloca por encima del Estado y la sociedad, cuyo lugar supremo omnipresente y omnipotente permanecería inalterado en el devenir del tiempo.
Frente a este interrogante adquiere significación la nación en los términos en que lo plantea Benedict Anderson, como “comunidad política imaginada”, en tanto producto de la invención, de la imaginación de sujetos que se consideran parte de ella, que se piensan en comunión con los otros.
La conformación de la nación en la Argentina y en América Latina, fue un proceso largo y tortuoso, en tanto ésta no aparece definida con claridad en el momento de la independencia. Por el contrario, se encuentra vinculada al proceso más amplio de la formación y la consolidación del Estado Nacional, que precisamente viene a generar los lazos de solidaridad a partir de los cuales se crean y reproducen sentimientos de pertenencia a la “comunidad nacional”.
Como lo señala Oscar Oszlak, la capacidad de internalizar una identidad colectiva constituye uno de los atributos de estatidad. La creación, difusión y consolidación de símbolos generadores de pertenencia, por parte del Estado lo erige como agente privilegiado en la “invención de la nacionalidad”. Es el Estado quien propone (impone) significaciones en torno a lo nacional. La bandera, en tanto símbolo central, se constituye en un auxiliar privilegiado en la elaboración de los significados del imaginario nacional. En este sentido, la idea de nación constituye un dispositivo fundamental en la construcción de legitimidad en torno a un modelo de Estado, que será retomada y reinventada de acuerdo a las definiciones estatales de cada época histórica.
¿Cómo mirar los procesos de producción de identidades colectivas en un contexto donde la simbiosis entre Estado, pueblo y nación parece desdibujarse frente a los nuevos referentes identitarios de un mundo global?
Cualquier comentario resultaría insuficiente para dar cuenta de un fenómeno tan complejo. Sin embargo, podemos animarnos a pensar que los símbolos, auxiliares privilegiados en la invención del pasado nacional, lejos de ser abandonados son resignificados por distintos actores con fines diversos, que no necesariamente tienen que ver con la búsqueda de legitimidad de las acciones del Estado, disputando a éste el rol de agente privilegiado en la construcción de las identidades. El escenario global impacta sobre las construcciones identitarias; la identidad nacional ya no se define a partir de los lugares tradicionales delimitados por el Estado, como la escuela, la historia oficial, los símbolos, las fiestas y los rituales patrios. Pero sin embargo, la reinvención del pasado nacional sigue teniendo un papel fundamental.
Quizás aún la idea de nación hace posible la imaginación de una continuidad, estableciendo las cadenas de un pasado inmemorial, constituido en mito fundacional, con un futuro para toda la sociedad que permite la estructuración de lazos identitarios en común.

*Profesora en Historia. Programa Historia y Memoria de la UNL.

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