Diseño e historia

La creatividad al servicio de la industria

Miércoles 30 de abril de 2014 / Actualizado el miércoles 30 de abril de 2014

La historia del Diseño Industrial en Argentina se remonta a la década de 1930, con los ecos del movimiento moderno. Posteriormente, la sustitución de importaciones impulsó un campo disciplinar que se afianzó con la creación de carreras universitarias. En la UN

Concebida como una disciplina que se planteaba producir objetos que modificaran la vida cotidiana de la gente, el Diseño Industrial fluctuó en sus inicios en Argentina entre el campo cultural del que provenían muchos de sus precursores y una industria en crecimiento. Esta rama del diseño, según explicó Ignacio Bringas, coordinador de la carrera de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), “se inició en Argentina en la década de 1930, a partir de la influencia del movimiento moderno y la Bauhaus. En esa época todavía no había diseñadores industriales y fueron los arquitectos los que tomaron a su cargo el diseño de objetos y mobiliario. Hubo una serie de acontecimientos que se fueron concatenando, como el surgimiento del Grupo Austral que creó el sillón BKF, y todo esto sucedió por la influencia que se recibía de Europa”.
En este proceso de configuración, Bringas destacó la figura de Tomás Maldonado, que “no solo es diseñador industrial sino que ha sido uno de los primeros en interesarse por teorizar acerca de la disciplina, porque tampoco existía nada en cuanto a material bibliográfico”. Maldonado señala al diseño industrial como “una actividad proyectual que consiste en determinar las prioridades formales de los objetos producidos industrialmente”. En este sentido, se dio en esos años iniciales la peculiaridad de un doble proceso creativo: al tiempo que se concretaba en objetos industriales esa determinación de la forma, se plasmaba un movimiento de invención, reflexión y enseñanza de la materia que fluctuaba entre la teoría y la práctica.
Al ritmo de una sustitución de importaciones que se profundizó a partir de la Segunda Guerra Mundial, la década de 1950 fue incipiente laboratorio de un diseño industrial que se planteaba incidir positivamente en la vida cotidiana de la sociedad. “En esa época –consideró el docente– no existía lo que hoy se conoce como el valor agregado del diseño, pero todo ese proceso permitió que comenzaran a relacionarse estos diseñadores con las industrias para la producción de objetos masivos”.
En Argentina la industria se vinculó en sus inicios al desarrollo de empresas estatales de origen militar. “Después hubo algunos intentos de producir mobiliarios de oficina y para el hogar, y más tarde aparecieron las primeras radios y televisores; todos estos objetos tuvieron la intervención de investigadores del diseño”, sostuvo Bringas.

En la Universidad
En el ámbito universitario, la primera carrera de Diseño Industrial fue creada en 1963 en La Plata. Posteriormente, surgieron propuestas en Mendoza, Buenos Aires y Córdoba, con la idea de formar profesionales idóneos para las industrias de la región.
En la UNL, el proyecto de creación de Diseño Industrial se remonta a la década de 1990, momento en que –paradójicamente– se profundizaba en Argentina el proceso de desindustralización. “En la FADU se hizo un trabajo sobre la posibilidad de ampliar la oferta académica, que llevó a la creación en 1994 de Diseño Gráfico, y la carrera de Diseño Industrial estaba dentro de ese proyecto. Finalmente, ante un nuevo crecimiento de la industria producido a partir de la sustitución de importaciones y la creciente demanda de diseñadores, se pensó que era el momento para concretarlo”, expresó Bringas. 
“Estamos en una zona donde tenemos industria autopartista en Rafaela, mueblera en Esperanza y en Cañada de Gómez, de maquinaria agrícola en el sur de Santa Fe. Estos son polos industriales que demandan profesionales y en la provincia no existía ninguna carrera de este tipo a nivel universitario, por lo cual se retomó el proyecto, que derivó en la apertura de la carrera en 2013. Y este año, con 169 inscriptos, duplicamos el número del año pasado”, concluyó el docente.


 

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