Ciencia para la paz

La dimensión ética del desarrollo científico-tecnológico

Lunes 9 de noviembre de 2020 / Actualizado el lunes 9 de noviembre de 2020

Existen dimensiones éticas que son vitales considerar en las políticas públicas cuando ocurren crisis sanitarias; es recomendable, además, que la toma de decisión sea explícita, documentada y abierta a revisión pública.

Las crisis sanitarias agudas plantean dilemas éticos complejos para los responsables de la formulación de políticas, especialmente aquellas relacionadas con los servicios de salud. Un ejemplo de ello, es la distribución de la vacuna a la población, cuando esté disponible, en la actual pandemia del coronavirus.

Los avances científicos permiten alcanzar soluciones a nuevos problemas económicos, sociales, de salud-enfermedad y medioambientales. La ciencia y la tecnología tienen un papel fundamental en el logro de un desarrollo sostenible, en el cual la paz es un valor esencial.

Hoy, en donde se conmemora el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es oportuno reflexionar sobre el papel de la ciencia frente a la crisis sanitaria mundial, más particularmente sobre la dimensión ética del desarrollo científico-tecnológico.

En un estudio, publicado en el Boletín de la Organización Mundial de la Salud, en 2013, los autores Keymanthri Moodley, Kate Hardie, Michael J Selgelid, Ronald J Waldman, Peter Strebel, Helen Rees & David N Durrheim exponen que “los problemas éticos que los responsables políticos deben tener en cuenta a la hora de considerar cómo distribuir la vacunación masiva durante las emergencias humanitarias, incluyen los principios tales como la beneficencia (el deber de atención y la regla del rescate), la no maleficencia, la autonomía y el consentimiento, así como la justicia”.

Principios éticos

En este sentido, expresan que los “principios éticos claves que deben prevalecer durante las emergencias de salud pública se basan en los principios éticos más generales que rigen la medicina clínica y salud pública. Todas las decisiones que se toman durante las crisis humanitarias implican buscar un equilibrio entre beneficencia (hacer el bien) y no maleficencia (evitar o minimizar el daño)”.

Sostiene el estudio que la distribución justa de suministros limitados de vacunas fue un tema importante durante los preparativos para la pandemia de 2009 de la influenza, donde ciertas categorías fueron priorizadas: aquellos con mayor riesgo de infección (por ejemplo, escolares y trabajadores sanitarios); los más propensos a convertirse en enfermos graves si contraen la enfermedad (por ejemplo, individuos inmunosuprimidos o con enfermedades crónicas); los más propensos a propagar la infección (por ejemplo, niños y niñas y proveedor de servicios de emergencia - ambulancia, servicios médicos u otros servicios de emergencia para extinción de incendios)

“Las consideraciones éticas son vitales para toma de decisiones sobre la distribución de vacunas en emergencias humanitarias agudas. La asignación de una oferta limitada de la vacuna exige un delicado equilibrio entre la utilidad, la igualdad y la justicia. La rendición de cuentas exige que la toma de decisiones sea explícita, documentada y abierta a revisión pública”, concluye la investigación.

“Esta pandemia puso en evidencia que no solo las y los científicos están trabajando fuertemente para impulsar investigaciones científicas y tecnológicas que den respuesta a este nuevo contexto mundial, sino que toda la sociedad participa y exige esfuerzos al Estado e instituciones relacionadas para incrementar el desarrollo científico-tecnológico de manera contextuada, fomentar la colaboración en equipos de investigación,  facilitar la accesibilidad a los datos científicos y realizar una comunicación pública responsable de los resultados. Aun así, debemos todos los días renovar el compromiso a favor de la ciencia en pos de un mundo más equitativo, democrático y pacífico”, expresó la Dra. Ana Canal, Secretaria de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL.

Efeméride

Como lo expresa la página web oficial de las Naciones Unidas (https://www.un.org/es), el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo promueve que los ciudadanos y ciudadanas estén informados sobre los avances científicos, creando sociedades más sostenibles, al tiempo que favorece la comprensión sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos.

Celebrado cada 10 de noviembre, destaca, además, el importante papel de la ciencia en la sociedad, y la necesidad de involucrar a diversas audiencias en los debates sobre temas científicos emergentes.

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