A diez años

La UNL recordó la inundación de 2003

Miércoles 1 de mayo de 2013 / Actualizado el jueves 2 de mayo de 2013

Se destacó el trabajo voluntario de los estudiantes, el servicio social y la capacidad de organización de la institución en el contexto de la catástrofe hídrica que afectó a 130 mil santafesinos.

En la Sala del Consejo Superior de la UNL, el martes, tuvo lugar la actividad central de una serie de acciones académicas y culturales programadas por la Federación Universitaria del Litoral, cuando se cumple una década de la inundación del río Salado, sufrida por Santa Fe y localidades aledañas. En ese marco, hasta el 8 de mayo se podrá visitar en el Hall del Rectorado la muestra “29 de Abril: Universidad – Sociedad”, diseñada por el Museo Histórico y la FUL.

El panel “Memoria, Universidad y Sociedad: el compromiso de la UNL en la inundación del 2003”, fue moderado por el presidente de la FUL, Rodrigo Benítez; y contó con las exposiciones del rector Albor Cantard; el ex intendente de Santa Fe, Mario Barletta; la directora de Bienestar Estudiantil, Katya Zusca; y el periodista de LT10, Guillermo Tepper.

De la actividad participaron además el actual intendente de Santa Fe y secretario de Extensión de la UNL en 2003, José Corral; autoridades universitarias, decanos, docentes y no docentes, autoridades del gobierno provincial, funcionarios de la Municipalidad, y estudiantes, entre otros.


Organización solidaria

Los santafesinos por nacimiento o adopción no podemos permitir que se inunde nuestra memoria”, fueron las palabras que pronunció Rodrigo Benítez al dar inicio al panel. Siguiendo esa consigna, detalló los factores climáticos, humanos y políticos que confluyeron en abril de 2003 para que “la creciente extraordinaria del río Salado se sumara a la desidia y la corrupción, dejando a la ciudad de Santa Fe bajo las aguas”.

Sin embargo, el triste desenlace encontró una sociedad solidaria, hermanada en la catástrofe, que nos acercó a los barrios y sus realidades; y si hubo un actor central en todo esto, sin lugar a dudas fue el movimiento estudiantil”, destacó luego el presidente de la FUL. En ese sentido, recordó cómo los universitarios alteraron sus rutinas de estudio y trabajo para dedicarse por completo a la atención de los centros de evacuados que funcionaron en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, en el Campo de Deportes de barrio Don Bosco, en Ciudad Universitaria, y la Escuela Industrial Superior. Y destacó la capacidad organizativa demostrada en la recepción y distribución de donaciones –experiencia que repitieron desde la FUL este año para asistir a las víctimas de la inundación de La Plata-- o relevando datos que permitieron reunir a las familias desencontradas que deambulaban por la ciudad.

En esa línea, Katya Zusca –que en 2003 era secretaria general de la FUL-- rememoró emocionada el trabajo voluntario de los estudiantes, que comenzó en la mañana del 29 de abril en el Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia”, donde se intentó frenar el avance de las aguas, pero que a las 2 de la tarde debió ser evacuado. “Muchos de esos voluntarios volvieron a la sede de la FUL con las marcas del agua contaminada en sus cuerpos, lastimados, pero preguntando por dónde había que seguir”, relató.

Aquel mismo día, las autoridades de la UNL conformaron el Comité de Crisis, que integraron junto a representantes de los gremios docente, no docente y del movimiento estudiantil. Unos 600 jóvenes coordinaron en ese marco la asistencia sanitaria, acciones de prevención de enfermedades, y almacenamiento de donaciones, entre otras tareas. “Dimos una lección de trabajo organizado, y desinteresado, de cara a los vecinos que sufrían”, destacó Katya Zusca.


Conocimiento y políticas públicas

El rector Albor Cantard valoró la sensibilidad y compromiso social de toda la comunidad universitaria, y en particular de los estudiantes, manifestados a lo largo de su historia y fortalecidos en el drama colectivo vivido una década atrás: “Es a partir de la autonomía y el pensamiento crítico, de la democracia y el compromiso social que nuestra universidad está presente; como lo hizo en 2003, como lo siguió haciendo en estos diez largos años, y como lo seguirá haciendo siempre”, concluyó.

Por su parte, el ex intendente Mario Barletta manifestó que “en 2003 esta universidad demostró que se siente parte del momento y lugar que le toca vivir, sin perder la perspectiva científica y técnica”. También recordó las decisiones que se tomaron desde su gestión como rector de la UNL, coordinando no sólo al interior de la comunidad universitaria, sino también articulando los recursos e infraestructura con otras entidades educativas y de investigación. A modo de ejemplo, mencionó el diseño de un esquema de trabajo para la localización de evacuados, con estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional; la recepción y distribución de donaciones enviadas por otras universidades del país y la región; y el Programa de Cooperación Interinstitucional frente a la Emergencia (PROCIFE), creado con otras instituciones del sector científico–académico para trabajar posteriormente en la reconstrucción de la ciudad y la región.

El periodista de LT10, Guillermo Tepper consideró que “el 29 de abril formó parte de un proceso que se inició con la década liberal de 1990, donde hubo un retiro paulatino y permanente por parte del Estado; y donde se produjo simultáneamente un gran desprecio del conocimiento que producían las universidades con sentido solidario y social, que fueron reemplazadas por las consultoras, para las que el conocimiento era un negocio”.

Durante el panel, el conductor del programa El Cuarto Poder, se refirió al rol que cumplió la radio universitaria, y a los criterios que guiaron el trabajo periodístico y de servicio que LT10 desarrolló con responsabilidad y una voz propia, frente al discurso oficial.

 

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