Entrevista al Dr. Saúl Keifman

Lamentablemente, la clase media recién se decepcionó con el corralito

Miércoles 3 de abril de 2002

El Dr. Saúl Keifman es licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires y Doctor en Economía en la Universidad de Berkely (EE.UU.). Actualmente dirige la Maestría en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y es uno de los expertos de

Keifman defiende el Mercosur como un espacio de construcción de poder que permitirá a la Argentina y a los países que lo integran, encarar negociaciones económicas con EE.UU. en mejores términos que los actuales. Afirma que el FMI, "en realidad, no sabe qué hacer con la Argentina", que "Brasil ha marcado el camino de los que están verdaderamente del lado de nuestro país", y que "los economistas serios afirman que la dolarización no tiene asidero". Haciendo una fuerte crítica sociológica a la clase media, sostiene que "los académicos, muchas veces decimos cosas que a la gente no le gusta escuchar".

Á‚· Á‚¿ En qué consiste el Plan Fénix?
Á‚· En general, está planteado sobre tres cuestiones esenciales: el rol que debe tener el Estado argentino en la economía, la inserción internacional de nuestro país y la posibilidad de lograr la reconstrucción de la economía nacional con equidad. Se trata de una propuesta macroeconómica alternativa al discurso hegemónico que “nos vendieron” como la única opción y que, por lo demás, estaba basada en un falso diagnóstico.

Á‚· Á‚¿ Cuál era ese falso diagnóstico?
Á‚· Básicamente, que la Argentina tenía un problema de indisciplina del Estado, y que la solución sería realizar el mayor achicamiento posible, el cual se debía implementar – como de hecho sucedió – con medidas como la apertura total e indiscriminada de la economía y la convertibilidad. De esta manera, la inserción internacional de nuestro país en estos últimos años se llevó a cabo con un Estado mínimo sin márgenes de autonomía para fijar una política económica, monetaria y cambiaria. Y los resultados de esta mentira están a la vista. Si se analiza lo que hicieron otros países que estaban en situaciones similares a la nuestra, ninguno llegó a los extremos de destrucción del Estado y de apertura indiscriminada que alcanzó la Argentina.

Á‚· Á‚¿Qué opina de la convertibilidad?
Á‚· La convertibilidad tenía una gran virtud: la simpleza. Las recetas simples son siempre atractivas y se entienden fácilmente. Algo parecido pasa con la dolarización, que, en realidad, no es para nada efectiva: en Ecuador se dolarizó la economía y el crecimiento de la pobreza fue enorme y hubo un 170% de inflación, y en dólares. Los economistas serios afirman que la dolarización no tiene asidero: se trata de una convertibilidad más reforzada e irreversible. Sin embargo, el establishment que antes apoyaba la convertibilidad, hoy contraataca con la dolarización y está haciendo todos los intentos para que cualquier plan económico fracase. Entonces, decir qué hacer es muy difícil. Hay cosas que no se pueden decidir en un gabinete, ni siquiera con los investigadores más inteligentes y lúcidos del país. Hay decisiones que se tienen que tomar con la sociedad, y eso es lo que no se hizo en estos últimos años.

Á‚· Á‚¿ Es viable el Plan Fénix?
Á‚· Técnicamente, es factible. Políticamente, no nos corresponde a nosotros decirlo.

Á‚· Con el Plan Fénix, Á‚¿ cree que han lograron un acercamiento de la academia a la gente?
Á‚· Sin duda. Estamos convencidos de la necesidad de interacción entre la universidad y la sociedad, y sentimos que la gente reconoce las propuestas de los académicos. Lo equivocado de los proyectos económicos hechos para pocos es que están confeccionados por 10 técnicos expertos de distintas orientaciones que se reúnen en una habitación, se ponen de acuerdo en un par de puntos y salen con una serie de medidas que creen que son aplicables a cualquier tipo de economía. Así hicieron quienes proponían a Mauricio Macri como presidente. Por el contrario, para hacer una propuesta que contemple las necesidades de la mayoría, se plantean ciertos principios e ideas, pero su implementación necesita de la interacción con la mayor cantidad de sectores de la sociedad. Lo importante de todo esto es que la universidad pública argentina está especialmente calificada para encontrar el bienestar general de la población.

Á‚·Á‚¿ Qué pasó durante tantos años en nuestro país para que propuestas alternativas como el Plan Fénix no hayan tenido eco en la sociedad? Á‚¿Por qué se implementaban otros proyectos que favorecían a la minoría y la gente no hacía nada?
Á‚· Creo que no hay nada más exitoso que el éxito mismo. Mientras la convertibilidad funcionaba aparentemente bien y la economía supuestamente crecía, los perjudicados eran solo una minoría. En la Argentina todavía hay una clase media muy importante, y ella fue el sustento del modelo aplicado. Durante todos estos años, la clase media fue un sector muy indiferente a los pobres, la violencia y el hambre, hasta que le tocaron los ahorros con el corralito y, lamentablemente, recién en ese momento se decepcionó y se dio cuenta que ya era tarde. Una economía que está tres años en recesión y que cae en una depresión no tiene maneras de devolverle los ahorros a la gente.

Á‚·Los ahorristas tienen otras expectativas
Á‚· Voy a decir algo que es muy antipático. La gente que depositó dólares, quiere dólares. De todos modos, ellos habían comprado sus dólares a $1 y les pesificaron sus ahorros a $1,40, con lo cual obtuvieron una ganancia FLOAT8del 40%. Es verdad que el que se quedó con los dólares fuera del sistema ganó más, pero ninguno perdió plata. Este proceso de pesificación de las deudas, al Estado le costó aproximadamente 14 mil millones de pesos – un tercio del presupuesto nacional. Esa plata se podría haber utilizado para programas sociales, para reconvertir sectores industriales, para combatir la pobreza y el hambre, y en realidad, se utilizó para que no se enoje la clase media, porque tienen miedo de que el próximo cacerolazo arrastre al presidente.

Á‚· Ustedes quieren trabajar con la sociedad de una manera distinta y presentar alternativas, Á‚¿ el gobierno las escucha?
Á‚·Tuvimos una reunión con el ministro de la Producción, pero no hay una relación sistemática. Creo que el gobierno está en una situación muy complicada, y tiene una tremenda debilidad política de origen: el presidente no fue electo por el pueblo. Es difícil estar en el lugar del gobierno.

Á‚·Á‚¿ Cómo debe insertarse internacionalmente la Argentina?
Á‚·Una manera correcta de hacerlo es fortaleciendo el vapuleado Mercosur. Con la convertibilidad, Argentina tenía un tipo de cambio superfijo y Brasil un cambio flotante, lo cual hacía imposible tener un mercado común. Ahora que estamos en condiciones de igualdad, es una buena oportunidad para relanzar el Mercosur, y aprovechar el mercado brasileño.

Á‚·De todos modos, uno de los puntos más importantes de la agenda internacional de Bush para este año es su gira por Latinoamérica promoviendo el ALCA.
Á‚·Es verdad. Y en la receta del establishment, el ALCA va de la mano de la dolarización. Pero además, y pese a su nombre, el ALCA no es un acuerdo de libre comercio. EE.UU. no es un país liberal desde el punto de vista comercial: en los sectores económicos donde las empresas estadounidenses no tienen competencia extranjera, ahí sí es liberal; pero en los sectores donde tienen competencia, es el primer lobbysta de sus empresas. Y el problema con el ALCA es que EE.UU. quiere que cada país entre solo a la negociación, con lo cual se plantea una relación muy desigual. Por eso, si se lograra relanzar el Mercosur, entraríamos en la discusión junto a Brasil, con quien tenemos intereses comunes. Un acuerdo de integración comercial es un proyecto de integración profunda que apunta a construir instituciones comunes y va más allá del comercio y de la unidad monetaria. En este sentido, y en este contexto de crisis, Brasil ha marcado el camino de los que están verdaderamente del lado de nuestro país.

Á‚·Á‚¿ Cómo afectaría el ALCA a la Argentina?
Á‚·Hay dos temas centrales que nos perjudican directamente: por un lado, EE.UU. eliminó de la discusión el tema de los subsidios agrícolas – principal exportación de nuestro país –, y por otro lado, también dejó fuera de la negociación la manera en que se aplicaría el anti – dumping. Entonces, Á‚¿ cuál es el escenario hipotético al que podemos arribar con el ALCA? Vamos a terminar importando fideos de EE.UU, cuando nosotros somos los que tendríamos que venderle fideos a ellos.

Á‚·Después del atentado a las Torres Gemelas, economistas de todo el mundo están hablando de la necesidad de volver a Keynes . Á‚¿ No sería una buena alternativa para nuestro país?
Á‚·El espíritu del Plan Fénix es keynesiano. Si hay un economista que uno quisiera elegir como inspirador es Keynes. Él fue quien planteó la posibilidad de una economía mixta con un Estado regulador.

Á‚· Á‚¿ Qué opinión le merece el gobierno de Bush?
Á‚· La administración de Bush se podría definir con el título “el imperio contraataca”. Por su visión del mundo y de las relaciones internacionales, es mucho más primitiva y menos sofisticada que la administración Clinton. Las dificultades que tenemos con el FMI, en parte, se deben al cambio de orientación que hubo en el gobierno de EE.UU., y en menor medida por el cambio de director del FMI que, básicamente, sigue lo que le dice Bush. Y en este momento, EE.UU. no tiene claro qué es lo que tiene que hacer con países como la Argentina. La administración Bush se opone al armado de megapaquetes de rescate como el blindaje que se hizo para la Argentina. Aún más, utilizan el ejemplo de nuestro país para demostrar cómo esas políticas no funcionaron. De todos modos, no tienen nada para reemplazar las estrategias anteriores, y mientras tanto, hay que sufrir. Lo grave es que Argentina está en una depresión económica, y si hay una situación en la que los organismos internacionales tendrían que salir a rescatar a un país, es en ésta. Cualquier manual de macroeconomía dice que ante una depresión económica no hay que equilibrar las cuentas del presupuesto, sino que hay que hacer políticas expansivas que se podrían financiar con préstamos de organismos internacionales. En ese sentido, se puede afirmar que están haciendo lo contrario y que no están cumpliendo con la misión que tienen escrita en sus estatutos.

Á‚· Á‚¿Se puede salir de la crisis sin la ayuda del FMI?
Á‚·Sí, por supuesto. Si se analiza el total del monto que podría llegar a prestar el FMI, se ve que la cifra es más o menos parecida a lo que hay que devolverle, con lo cual, en términos netos no habría financiamiento. Pero además, si no nos quieren prestar, es mejor arreglárselas sin los organismos internacionales y no crear tantas expectativas en la población. Habría que tratar de ordenar la situación interna, reactivar la economía y, cuando se empiece a ver crecimiento, negociar un préstamo en otros términos.

Á‚·Á‚¿ Entonces la estrategia del gobierno de Duhalde es incorrecta?
Á‚·Creo que sí, porque están haciendo muchas concesiones y muy absurdas. Es una estrategia peligrosa, porque si el préstamo no se concreta, la desconfianza e incertidumbre de la gente va a ser tremenda. Y si llegamos a esa altura, Á‚¿ cómo se hace para convencer a la sociedad de que se puede salir sin el FMI?

Á‚·En “El sabio y la política”, Max Weber decía que “la cátedra no es ni para los profetas ni para los demagogos”. Á‚¿ Cómo se siente usted como economista ante el reclamo constante que hace la gente para que encuentren soluciones?
Á‚·Es difícil. Porque es cierto que es el lugar en el que a uno lo colocan, y hay gente que le gusta colocarse en ese lugar. Obviamente tratamos de eludirlo, porque si no dejaríamos de ser útiles. Si nos pusiéramos a decir cosas simpáticas para agradar a la gente, dejaríamos de ser académicos. El lugar nuestro es el de hacer nuestro aporte de lo que sabemos.

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