Ciencia y Territorio

Los microplásticos: una amenaza para la salud y el ambiente

Lunes 2 de junio de 2025 / Actualizado hace 10 horas, 8 minutos

Halladas en diversos órganos humanos, las partículas de plástico menores a 5 milímetros están presentes en alimentos, aire, agua y suelo. Un proyecto en Red, financiado por la UNL y la provincia de Santa Fe estudia su impacto en la salud y el ambiente.

El Día Mundial del Ambiente fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 y este año el lema elegido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) es “Unidos contra la contaminación plástica”. 

Es en este sentido, que desde la UNL se  busca visualizar la importancia de cuidar el entorno natural y la salud humana. Pero, ¿qué son los microplásticos?, ¿cómo afectan nuestro organismo?, ¿cómo y por qué contaminan el ambiente?, ¿la regulación jurídica representa una solución posible? 

Para responder a estas preguntas, la UNL convocó a las expertas María Mercedes Milesi, docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB-UNL) e investigadora del ISAL (UNL-CONICET); María Rosa Repetti, docente de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) e investigadora del Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos (PRINARC-FIQ-UNL); Cristina Zalazar, docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH-UNL) e investigadora del INTEC (UNL-CONICET) y a Valeria Berros, docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS-UNL) e investigadora del CONICET.

El problema

“El cambio climático y la contaminación ambiental constituyen dos de los desafíos más apremiantes de la actualidad”, sostuvo Mercedes Milesi y añadió: “La acumulación en el ambiente de microplásticos (MPs) y aditivos empleados en su manufactura emerge como una preocupación creciente, debido a su ubicuidad y a su potencial impacto sobre la salud humana y los ecosistemas”.

“El plástico es un material que se ha vuelto imprescindible en la vida cotidiana moderna, alcanzando una producción mundial de más de 400 millones de toneladas anuales en 2022. Entre los diversos tipos de plásticos, se destaca el polietileno (PE) como uno de los más utilizados a nivel mundial, debido a su versatilidad, bajo costo y propiedades físico-químicas favorables”, indicó María Rosa Repetti y prosiguió: “El término ‘microplástico’ (MPs) se acuñó en 2004, refiriéndose a partículas de plástico de menos de 5 milímetros (un grano de arroz tiene 6 milímetros) que contienen polímeros y aditivos”.

“El polietileno (PE) es uno de los plásticos más utilizados mundialmente. Su degradación genera MPs (<5mm) que juntos con aditivos como el bisfenol F (BPF) representan contaminantes emergentes”, explicó Cristina Zalazar.

“El problema radica en que la presencia de ‘microplásticos’ se ha documentado en prácticamente todos los ecosistemas del planeta desde las profundidades de los océanos, ríos y lagos hasta la atmósfera. Asimismo, se ha señalado a los MPs como un riesgo emergente para el sistema terrestre, encontrándose presentes en diferentes cultivos extensivos y suelos destinados a la obtención de agua para consumo, así como en sistemas de filtración de aguas residuales”, remarcó Milesi y agregó: “Si bien, su impacto en la salud humana aún se está investigando, la evidencia ya muestra acumulación en órganos como pulmones, hígado y riñones, además de haberse detectado en placenta y leche materna”. “Existe, además, evidencia sólida de su impacto negativo sobre la biodiversidad y los ecosistemas”, destacó Zalazar.

“Los microplásticos representan una amenaza significativa porque son ubicuos, es decir, están presentes en todos los sistemas, tanto acuáticos como terrestres. Son altamente persistentes, bioacumulables y potencialmente tóxicos. Como así también, actúan como “caballo de Troya”, ya que transportan contaminantes peligrosos como metales pesados, plaguicidas y compuestos orgánicos persistentes. Su tamaño microscópico les permite penetrar en una amplia variedad de organismos, afectando la fauna silvestre y aumentando nuestra exposición a estos contaminantes”, enfatizó Repetti.

“En resumen, los ‘microplásticos’ no solamente perjudican a especies individuales, sino que alteran el equilibrio de ecosistemas enteros y representan un riesgo potencial para la salud humana, por lo que su estudio, regulación y mitigación son una prioridad urgente”, concluyó Repetti.

El estudio

El objetivo del estudio consiste en “investigar de manera integral la problemática de los microplásticos (MPs) y sus aditivos plastificantes, con énfasis en el polietileno (PE) y el bisfenol F (BPF), mediante un enfoque multidisciplinario, que busca generar conocimiento científico y aportar soluciones prácticas para mitigar el impacto de estos contaminantes emergentes sobre la salud humana y los ecosistemas”, expresó María Mercedes Milesi, directora del proyecto de investigación CTI en Red: “Contaminación por microplásticos y aditivos: impacto en salud reproductiva, biorremediación y métodos analíticos verdes. Un abordaje integral”.

La convocatoria UNL-Santa Fe proyectos CTI en Red es fruto del trabajo conjunto entre la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL y la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación (ASACTEI). 

El proyecto está conformado por docentes e investigadores de tres unidades académicas de la UNL: FBCB, FICH y FIQ. Concretamente, participan el Laboratorio de Endocrinología y Carcinogénesis del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (LEC, ISAL, FBCB, UNL-CONICET), el Laboratorio de Ecotoxicología (FBCB, UNL), el Grupo de Procesos Biológicos en Ingeniería Ambiental (GPBIA, FICH), el Grupo de Tecnologías Ambientales (INTEC, UNL-CONICET), el Programa de Investigación y Análisis de Residuos y Contaminantes Químicos (PRINARC, FIQ-UNL) y el Instituto de Química Aplicada del Litoral (IQAL, FIQ, UNL-CONICET).

“Los objetivos se enmarcan en tres grandes líneas de investigación. En primer lugar, buscamos determinar si los microplásticos y sus aditivos plastificantes, como el bisfenol F, representan una amenaza para la salud reproductiva y el desarrollo fetal”, aseguró Milesi.

“En segundo término, el desafío es diseñar métodos de biorremediación de suelos contaminados con microplásticos. Por ejemplo, los que se generan por la presencia de la gran cantidad de microbasurales que existen en nuestra ciudad y por el uso de plásticos en la cobertura de cultivos hortícola”, aseveró Zalazar.

“Por último, proponemos desarrollar y validar metodologías analíticas alineadas con los principios de la química analítica verdes, es decir, respetuosas con el medio ambiente, para la detección y cuantificación de microplásticos y aditivos en muestras biológicas y ambientales. Nuestro objetivo es reducir el impacto ecológico asociado a los métodos tradicionales, mediante el uso de solventes menos tóxicos y la optimización de los tiempos de análisis, sin comprometer la sensibilidad ni la precisión de los resultados”, describió Repetti.

.“Cada equipo de investigación cuenta con una sólida trayectoria en su área, y experiencia previa en trabajos colaborativos. Lo interesante es que al unir nuestras capacidades, logramos una mirada integral sobre el problema de la contaminación por microplásticos y sus aditivos: desde su presencia en el ambiente y sus efectos en la salud, hasta el desarrollo de estrategias para reducir su impacto”, expresó Milesi.

Posibles alternativas

“Por supuesto, que hay alternativas y es posible encontrar soluciones. Se necesita un enfoque multidisciplinario, coordinado y global que combine innovación, regulación, educación y cambios en el consumo”, indicó Zalazar.

“Una de ellas es reducir el uso de plásticos de un solo uso y fomentar el desarrollo de materiales biodegradables o compostables. También, es clave mejorar la gestión de residuos, promover el reciclaje y avanzar hacia un modelo de economía circular, donde los productos sean diseñados para reutilizarse”, puntualizó Zalazar. 

“Los gobiernos y las empresas tienen un rol fundamental en esta transformación, impulsando regulaciones y estrategias innovadoras. El cambio requiere, además, del compromiso de toda la sociedad, desde pequeñas acciones individuales hasta la implementación de políticas públicas junto a controles más estrictos. Solamente con un enfoque integral y colaborativo, que involucre a todos los actores, podremos reducir significativamente la contaminación plástica y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones”, finalizó Milesi.

El dato: Solución Jurídica

En línea de continuidad a lo expresado por Zalazar, Repetti y Milesi, Berros afirmó: “En general, cuando hablamos de problemas socioambientales es difícil plantear que las soluciones pueden brindarse sólo a través de la aprobación de una norma sobre la temática”.

“La sanción de una ley configura un aspecto relevante pero no es el único, sino que integra un conjunto de medidas que es importante considerar a la hora de buscar soluciones a los grandes desafíos ambientales actuales”, continuó Berros. 

“En este sentido, el hecho de discutir y apoyar la sanción de una nueva ley sobre este tema requiere ser acompañado por el robustecimiento del debate público sobre un problema creciente, así como a través del diseño de políticas públicas que implementen formas de gestionar el tema que sean adecuadas al contexto en que se aplican”, ejemplifica Berros. 

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