El evento que más gente reunió en el día de la primavera

Masiva convocatoria en la apertura de la Bienal

Martes 24 de septiembre de 2002

Más de 3000 personas estuvieron en la apertura. Puja fue la gran atracción del sábado. El viejo edificio de la Estación Belgrano vibró con la expresión del arte joven de la región. Todos los días a partir de las 17, la muestra abre sus puertas.

Luego de dos años, la Bienal de Arte Joven –organizada por la Universidad Nacional del Litoral y la Federación Universitaria del Litoral– regresó en su quinta edición demostrando ser un vital acontecimiento socio cultural para todos los santafesinos.
El sábado a la noche, y con más de 3000 personas reunidas en el viejo edificio de la Estación Belgrano, Puja –el grupo santafesino de teatro de altura que viene recogiendo excelentes críticas en todo el país– acaparó la atención de todos. Minutos después de las 20, con la inauguración formal realizada con la presencia de autoridades de la casa de altos estudios y de representantes del municipio local, las expectativas estaban ampliamente superadas.

El teatro en las alturas

Después de dos años, Puja volvió a presentarse en nuestra ciudad. Fieles a su estilo, sus integrantes brindaron una obra brillante, alejada de los convencionalismos estéticos y de los límites genéricos. Como parte del espectáculo, el público no dejó de estar involucrado, mientras por las alturas se desplazaban seis personas durante casi 50 minutos.
Al tiempo que las boleterías no cesaban de recibir personas de todas las edades, Gustavo López (en elásticos), Cristián Creni, Sebastián Recalde, Pablo Cuello, Gerardo Amarillo, Alfonsina Rabellino y Ana Castro imprimían la postal de la primera noche de la Bienal 2002. “El sentido de la propuesta apuntó a rescatar los sonidos, los colores y las texturas de los ritmos latinoamericanos. Lo que hicimos es un rito hacia la Pachamama, que rescata los espíritus de la madre tierra. La idea fue del director, Roberto Strada. En dos semanas lo armamos y hoy lo presentamos por primera vez en la Bienal”, comentó con entusiasmo Alfonsina Rabellino, integrante de Puja desde hace tres años.
Precisamente, en relación con la temática planteada, cada presentación de Puja es un hecho en sí mismo particular, único y diferente. “La característica especial de esta obra que hoy presentamos –dijo Sebastián Recalde–, es que intentamos ver los ritos de Latinoamérica, las cosas de adentro, nuestras cosas. Lo importante es ver lo nuestro. Acerca de eso hay mucha desinformación. Sabemos más de lo de afuera que de lo nuestro”, remarcó Recalde.
Para quiénes llevan adelante Puja, el montaje de una obra supone un enorme esfuerzo económico. Por ello, poder mantener el ritmo de trabajo es un verdadero desafío. “Nosotros estuvimos parados, sin hacer nada, casi un año –cuenta Recalde. A lo primero que afecta la crisis es al arte. Y a partir de ahí, se va degradando la cultura y el nivel de producción artística. Bajando costos, adaptándonos a la situación, reduciendo el staff estable de 12 a seis personas, hoy logramos hacer esto”, agregó Recalde demostrando que la voluntad de realizar un espectáculo se impone con fuerza a las vicisitudes planteadas por la actual situación que atraviesa el país.
Puja tiene cuatro años de vida. En ese tiempo, varios fueron los escenarios que recorrieron en el interior de nuestro país (Córdoba y Mendoza fueron algunos de ellos). El Puente Colgante, y el Paseo del Sol fueron los últimos espacios donde se presentaron en Santa Fe, y el sábado la Estación Belgrano. “El lugar es importantísimo. Es fantástico, es historia pura, es tradición, y verlo arruinado es muy triste. Levantarlo y hacer la Bienal, me parece muy bueno. Hay que empezar a levantar este tipo de espacios. Que una estación de trenes termine siendo un lugar donde se muestra arte, es parte de la realidad. Pero a la vez, es bueno que se hayan acordado de esta estación porque tiene una atracción muy significativa.”, sostuvo Recalde.

La vieja estación hecha arte

Gran parte de la historia de la ciudad, cobijada en las paredes de la ex estación, recobró vigencia al conjugarse con la creatividad y el genio de más de 600 artistas locales y regionales. Los largos años de abandono y de descuido han sido las causas del deterioro edilicio. Sin embargo, el arte se apoderó del lugar recreando un espacio y un tiempo. Los añejos andenes se convirtieron en escenario de las bandas, las salas del primer piso en el ámbito de las muestras de fotografías, historietas, video, danza, tango y teatro; la planta baja en el lugar de encuentro y paso obligado y sede de la exposición de plástica como así también, del café literario.
Durante todos los días de esta semana, a partir de las 17, se podrá recorrer la exposición de 130 obras plásticas en el plano y en el espacio; escuchar 56 grupos en el género música, en sus diferentes estilos (tango, urbano, celta, rock, melódico y folklore), disfrutar de 15 agrupaciones de danza contemporánea, apreciar el talento de 25 fotógrafos que muestran sus producciones junto a 16 historietistas y humoristas gráficos, asistir a los encuentros de literatura en los que participan 26 jóvenes escritores y poetas, apreciar 15 videos, y ser espectador de seis obras de teatro. Los asistentes podrán concurrir motivados por el valor y el potencial artístico de las obras, otros se movilizarán atraídos por amigos o conocidos, y otros, por simple curiosidad. Pero todos, tendrán algo que decir cuando reconozcan la vieja estación transformada en arte.

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