Café Científico

Microbiota: un español reflexionó sobre nuestra “vida interior”

Martes 21 de agosto de 2012 / Actualizado el martes 21 de agosto de 2012

Se trata de Miguel Gueimonde, científico que estudia parte de lo que sucede dentro de nuestro organismo y como éste interactúa con las bacterias intestinales.

En tiempos en que el hombre explora Marte, un español, Miguel Gueimonde, dice que conocemos mucho, que hemos viajado largas distancias, hasta el espacio, pero que sin embargo ignoramos muchas cosas de nuestro interior, de nuestro organismo. La aseveración la hizo en el Café Científico que se llevó a cabo este miércoles 15 de agosto en la Chopería Santa Fe.
“Tenemos una vida muy compleja y rica en nuestro interior, y debemos cuidarla para que sea beneficiosa para nuestra salud. Una de las cosas que no entendemos muy bien es lo que sucede en nuestro tracto digestivo”, aseveró el investigador, que científico titular del Instituto de Productos Lácteos de Asturias y que visitó Santa Fe para disertar en el II Simposio de Argentino de Lactología organizado por el Instituto de Lactología Industrial (INLAIN), dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet.
Gueimonde contó que en los intestinos, que miden lo que una cancha de tenis, existen millones de células que se renuevan todo el tiempo. “Además muchos dicen que es nuestro segundo cerebro. Me parece una figura muy hermosa y la verdad que nuestros intestinos tienen más células nerviosas que la médula espinal”, aseguró.
Según añadió, el intestino alberga un órgano especial, que nunca se pensó que lo fuera: la microbiota intestinal. “Es el que más células contiene en el cuerpo humano, tiene más capacidad metabólica que el hígado y es extremadamente rico en diversidad, pero, por sobre todo, ejerce funciones críticas para la salud. Sin embargo, está muy poco estudiado”, lamentó Gueimonde.

200.000 kilómetros de bacterias
Desde hace unos diez años que se comenzó a estudiar la gran capacidad que posee la microbiota intestinal. En esas investigaciones se supo, por ejemplo, que se compone de una gran cantidad de bacterias: si las pusiéramos en fila india, la longitud sería de 200.000 kilómetros. O dicho de otro modo, cada persona lleva encima cerca de dos kilos de bacterias. “Es muy compleja, tiene entre 500 y mil especies diferentes, la composición varía a lo largo del intestino, pero todas forman parte de la microbiota. Es más, del 80 por ciento de ellas apenas sabemos nada”, continuó.
“Es tan importante que si nuestro nacimiento y crecimiento son óptimos, la microbiota hará que nuestro sistema inmune se estimule y que seamos individuos sanos. En los tres primeros años de vida, episodios de fiebre o que el niño deje de tomar leche provocarán cambios en la microbiota”, reveló.
Además, Gueimonde destacó que la flora intestinal es diferente según las etapas de la vida. “Es inestable al principio de nuestra existencia, se estabiliza con el crecimiento y con la vejez vuelve a inestabilizarse. Además la microbiota es diferente según sea el lugar en que vive una persona”, apuntó.

Funciones fascinantes
Gueimonde añadió que la microbiota contribuye a protegernos de infecciones gastrointestinales, pero también tiene un papel fundamental en el desarrollo cognitivo. “Ratas criadas sin microbios y otros con microbiota se comportan de modo distinto. Al parecer, es diferente la forma en que responden ante el estrés”, consideró.
“En otro estudio se observó que personas depresivas que ingerían leches fermentadas con bacterias mejoraban su sentido del humor, se sentían mejor. De este modo, nos damos cuenta de que la microbiota está llevándonos a lugares que nunca habíamos pensado, que es muy compleja, pero que tiene funciones realmente fascinantes”, enfatizó.
De acuerdo con Gueimonde, la conclusión de la ciencia es que si nos relacionamos de un modo adecuado con nuestras bacterias, tendremos un buen estado de salud. Si es al revés, tendremos mayores riesgos de enfermedad.
Asimismo, planteó que una buena opción para contribuir con la microbiota es el consumo de alimentos con bacterias incorporadas, como es el caso de ciertos lácteos: “En los últimos 50 años hemos cambiado nuestros hábitos de vida, ya que antes estábamos más en contacto con los microbios. Ahora tenemos que volver a traerlos y cultivar nuestra vida interior”, culminó.
Miguel Gueimonde es doctor en Biología de la Universidad de Oviedo y participó en el principal grupo finlandés que trabaja con bacterias probióticas. Además, posee una extensa producción de papers científicos de calidad. Actualmente es científico titular del Instituto de Productos Lácteos de Asturias.
El Café Científico es el ciclo organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe.
 

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