Premiados en Perú
Reconocimiento para una investigación sobre la inundación de 2003
Jueves 2 de julio de 2009
Terapistas ocupacionales de la UNL rescataron el relato de los afectados por la catástrofe hídrica. Comprobaron la no existencia de un plan de contingencia y cómo las relaciones sociales sirvieron de apoyo para superar el desastre.
Terapistas ocupacionales de la UNL fueron premiados en Perú. El trabajo rescató el relato de los afectados por la catástrofe hídrica. Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) obtuvo el primer premio por su trabajo de investigación “Modificación de hábitos y rutinas de personas afectadas por la catástrofe hídrica en Santa Fe abril de 2003”. La distinción la recibieron los terapistas ocupacionales Milagros Demiryi, Carla Boggio, Mariana Boffelli, Daniela Chapessoni, Mauro Demichelis y M. del Carmen Heit, en el marco del VIII Congreso Latinoamericano de Terapia Ocupacional y I Congreso Peruano de Terapia Ocupacional, realizado en Lima entre el 30 de abril y el 2 de mayo pasado.
La investigación –enmarcada en un Cursos de Acción, Investigación y Desarrollo (CAI+D)- pretendió develar el impacto ocupacional producido por la catástrofe hidríca del 2003 de la ciudad de Santa Fe.
“Además de la alegría del premio, esto significa un mayor compromiso con este tipo de problemas que afectan a tantas personas, no sólo en nuestra ciudad, sino en distintos lugares del mundo, donde se producen distintas catástrofes. Nos interpela a que el producto del conocimiento pueda incidir en la formulación de políticas públicas”, expresaron los investigadores.
El relato de los inundados
El estudio incluyó narrativas y entrevistas realizadas a adultos de algunos de los barrios afectados por la inundación de 2003. Los principales propósitos fueron analizar los cambios de rutinas y hábitos con mayor impacto en la vida de las personas y detectar los soportes más efectivos para la recuperación ocupacional.
A través del relato, se pudieron distinguir distintas configuraciones ocupaciones en tres momentos: la previa al desastre, la inundación y el momento posterior. Los investigadores ejemplificaron: “En la previa la mayoría de las personas tomó las mismas medidas: levantar las cosas, hacer una pared. Nadie dimensionó la gravedad porque la información que se manejaba en ese momento era contraria a lo que sucedía. La gente recibía la información de no moverse de sus hogares porque no iba a pasar nada. Por eso no cambiaron sus rutinas ni sus hábitos”.
Otro período es el de la permanencia en los centros de evacuados. “Son dos lugares que se tienen que atender: en el que están evacuados –centros o casa de un familiar o amigo- y la propia casa, que es necesario ir a ver y empezar a limpiar. Se da superposición y sobrecarga de ocupaciones: la persona tiene que atender varios frentes. Hay que salir a trabajar, hay que ocuparse de la casa que se inundó y también del lugar en el que se vive transitoriamente. La sobrecarga aparece porque las intervenciones estatales han sido burocratizadas y muy alejadas de las necesidades de la gente. Permanentemente había que hacer trámites o colas”, explicaron los terapistas.
Conclusiones
Si bien las conclusiones son muchas y muy ricas, los investigadores destacaron algunas. “Se pudo comprobar la existencia de redes en la comunidad, que fue uno de los pilares al momento de tener que actuar ante el hecho traumático de la inundación. Cómo los vecinos y las familias fueron apoyándose unos a otros y cómo a partir de ahí pudieron salvar cosas y salvarse porque no existía un plan de contingencia estatal”.
“Pudimos comprobar la no existencia de un plan de contingencia a partir del relato de las personas de cómo hicieron para superar la catástrofe y el momento posterior. En el momento de la inundación cada uno hizo lo que pudo y salió como pudo. Si no hemos tenido mayores costos –a pesar de que fueron muchos- fue porque estas redes naturales funcionaron. Familia, amigos y vecinos son las relaciones en las que se apoyaron las personas para salvar sus pertenencias y seres queridos”, acotó una colega.
Asimismo, el equipo destacó que el valor fundamental de los resultados y conclusiones es que constituyen “aportes para el medio”, para la elaboración de políticas que contribuyan a prevenir y avanzar en la recuperación desde la perspectiva de las personas afectados.