Extensión

Resignificar la universidad, una charla con Humberto Tommasino

Viernes 16 de septiembre de 2016 / Actualizado el viernes 16 de septiembre de 2016

Dialogamos con Humberto Tommasino sobre la actualidad y los desafíos de la extensión en las universidades latinoamericanas. Con la pregunta sobre la educación como trasfondo, Tommasino nos propone repensar el rol de la universidad frente a la sociedad.

Conversamos con el Dr. Humberto Tommasino, quien fuera Pro Rector de Extensión en Servicio Central de Extensión de la Universidad de la República (UdelaR) y Presidente de la Unión Latinoamericana de Extensión Universitaria (ULEU) en el período 2007-2009. Autor y colaborador de más de 60 producciones bibliográficas, Tommasino participó, además, en la primer edición de la Escuela Internacional de Invierno organizada por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) el pasado agosto.

Con más de 20 años de trayectoria en trabajo de extensión, Tommasino se constituye como una referencia indudable del recorrido extensionista de las universidades latinoamericanas, abriéndonos la posibilidad de resignificar la misión social de la educación y replantear el rol de la universidad en la sociedad actual.

- ¿Cuál sido el camino de la extensión universitaria en los últimos años?

Creo que en los últimos 20 años hubo un crecimiento importante de la extensión, sobre todo en Argentina, aunque podríamos pensar en Brasil y Uruguay también. Se ha generado no solo un avance conceptual sino que se ha puesto a la extensión en otro lugar. Históricamente la extensión había sido puesta como un trabajo a parte que hacian los estudiantes, con experiencias muy interesantes, pero no se la configuraba como un proceso interno y esencial a la formación de los estudiantes y el trabajo docente. Esta particularidad ha sido un viraje que ha tenido la extensión en los últimos tiempos: movimiento que podemos denominarle integralidad y curricularización. Se trata de pensar la extensión en otra dimensión, ya no solo como el compromiso social de la universidad, sino también como una instancia de formación estudiantil significativa. Al mismo tiempo, conceptualmente se da un correlato que se visibiliza en algunas universidades ya que comienza aparecer la posibilidad de que el diálogo de saberes sea el telón de fondo del vínculo con la sociedad. En ese sentido, conceptualizar la extensión hoy implica mantener un diálogo horizontal con los actores sociales.

 

- En ese registro, ¿cuál es el papel concreto que juega hoy la extensión en nuestras universidades latinoamericanas?

Creo que si bien hemos avanzado, el academicismo elitista que busca la excelencia por la excelencia misma sigue siendo fuerte muchos docentes universitarios y desde ese ámbito hay una resistencia fuerte a pensar la extensión como diálogo, como interacción con las comunidades. Este academisismo sigue poniendo en cuestión la posibilidad de aprender de otros, la posibilidad de que el conocimiento científico entre en diálogo con otros tipos de conocimientos.

Entiendo, contrario a esto último, que la extensión debe ser académicamente muy fuerte, debe tener bases teórico metodológico sólidas provenientes de distintas disciplinas y, en este sentido, debe ser multidimensional. Hay una disputa fuerte de qué universidad queremos: si la universidad de la excelencia por la excelencia misma, o la universidad de la excelencia al servcio de las grandes mayorias populares. Entonces tenemos que pensar en cómo avanzamos para resignificar a la universidad de la excelencia, una excelencia de niveles acadmémicos fuertes, densos y con mucha profundidad pero al servicio no de los prestigios personales, sino de las grandes mayorías de las poblaciones latinoamericanas.

 

- En el trasfondo está la pregunta para qué educamos, qué sujeto educamos...

Y yo agregaría, al servicio de quién, y con quienes. Me parece que es una cuestión a repensar, aunque estos temas molesten en algunos espacios universitarios en donde pareciera que no tiene lugar. Entiendo que es importante ponerlo en debate y discutirlo. En esta oportunidad, la Escuela de Invierno nos permitió discutir cuál es la significación de la extensión, al servicio de quién, con quienes trabajar, a que sectores priorizar, cómo construir conocimientos, al servicio de quién ese conocimiento. Por mi parte, estoy muy contento de poder participar de esta experiencia y veo que los estudiantes estan muy motivados en pensar y pensarse como universitarios en relación dialógica con las comunidades con las cuales trabajan.

 

- ¿Cómo podemos repensar la extensión universitaria y resignificar el papel de la universidad?

El gran norte, el horizonte que debería tener una universidad es formar profesionales integrales, capaces intelectual y científicamente y al mismo tiempo solidarios y comprometidos con la comunidad y las grandes problemáticas nacionales. Para pensar eso, debemos pensar un tipo de extensión que no este afuera de los tiempos curriculares normales, sino que conviva cotidianamente con los estudiantes. En este momento entra en juego la integralidad, como la posibilidad de pensar a la extensión como diálogo de saberes, como espacio democrático de mutua interpelación, que pueda estar presente cuando el docente planifica la cátedra y, conecuentemente, los contenidos disciplinares en cualquier instancia de la formación convivan en diálogo con otros actores. De eso se trata la integralidad, de la posibilidad de que la extensión con la investigación sean instancias cotidianas de la formación académica; esto interpela directamente a los docentes y estudiantes, especialmente a éstos últimos, habilitando una formación diferencial, una formación que tiene perfiles más interdiciplinarios porque parte del diálogo y en el diálogo no se puede encacillar con una disciplina, porque la realidad obliga necesariamente a pensar con otras disciplinas, otras facultades, otras profesiones.

 

Para leer más sobre extensión universitaria

http://issuu.com/unlitoral/docs/paraninfo_123_imprenta/11?e=5512753/38823401

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