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Bidagua está integrado por Adrián Caruso, Juan Bautista Rinaldi y Ariel Vilche, estudiantes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Tuvieron la idea de revalorizar los 20 millones de envases plásticos de agroquímicos desechados anualmente en Argentina. Desarrollaron la idea proyecto de utilizarlos como materia prima para una estructura contenedora de un innovador sistema modular de captación de agua de lluvia. Inspirado en la versatilidad de LEGO, el sistema se integra a edificios y espacios públicos.

Este emprendimiento ganó el concurso Proyectá BIO al que convoca año a año la UNL, a través de su secretaría de Vinculación Tecnológica a Innovación, que busca promover la capacidad innovadora de estudiantes de la UNL y de personas emprendedoras de la región.

Rompecabezas sustentable

“Para entender mejor la propuesta de Bidagua podemos imaginarla como un rompecabezas sustentable: se toman piezas que antes eran residuos peligrosos, luego de reciclados, se ensamblan de forma modular para crear una solución que recolecta un recurso vital, como el agua, funcionando con la misma lógica de construcción de un set de LEGO”, explico el autor de la idea proyecto Adrián Carusso.

Detalló que Bidagua “es una infraestructura urbana, buscamos convertir la basura del agro en recipientes, luego de un tratamiento, para que se puedan reutilizar almacenando agua de lluvia. Hoy por hoy, la opción para almacenar agua de lluvia es un tanque premoldeado que ocupa cierto espacio y no se lo puede ubicar en balcón o terrazas; entonces proyectamos una estructura modular que se pueda ir armando como si fuera un tetris, encastrando piezas de acuerdo al espacio disponible, como una tecnología de LEGO. Es un tanto lúdico, cualquier persona puede ubicarla en un bajo mesada o en un balcón e ir armándolo cuando lo necesita con módulos estándar que se pueden ir combinando”, explicó minuciosamente el estudiante de Arquitectura de la UNL.

Adrián Carusso añadió que para lograr este resultado  “se reutilizan bidones usados en el agro, actividad que utiliza muchísimo plástico. Un dato: al año se descartan 200 mil toneladas de plástico aproximadamente en toda la agro industria en Argentina, esto excluye silo-bolsas, envases de biofertilizantes, mangueras para riego, etc.; entonces, tratamos  de conectar la cadena que busca reutilizar estos envases, los recicla, compramos ese producto reciclado y, a través de una empresa que los protomoldea, los convertimos en recipientes aptos para almacenar agua, con principios de inocuidad”.

Indicó que los bidones descartados por el agro son reciclados por empresas de Santa Fe y Paraná con logística ya instaladas. A partir de allí, Bidagua adquiere ese producto reciclado. “La idea es tener un doble impacto ambiental: por un lado resolver una problemática de la basura y, por otro lado, a través de la economía circular lograr recipientes que puedan almacenar agua que no sean los clásicos tanques que se entierran”, desmenuzó Carusso. Agregó que actualmente “estamos en la etapa de empezar a prototipar, diseñando las matrices, buscando cuál es el sistema más convenientes y a partir de allí realizar las pruebas físicas para ver cuánta agua resiste, si se adapta bien al sol, etc.”.

7° edición de Proyectá BIO

En tanto, Julieta Lottersberger, integrante de Proyectá BIO indicó que el objetivo de esta convocatoria de la UNL es “reclutar o traccionar ideas proyectos que surgen de los estudiantes y la comunidad en general;  enmarcados en ciertos ejes temáticos como sustentabilidad, energías renovables, agro sustentable, medicina, arquitectura sustentable, muy diversas temáticas que están englobadas en la economía circular y la sostenibilidad”. Especificó que el objetivo de la convocatoria es “poder tomar ideas en estado incipientes y darles ciertos grados de madurez para que puedan llegar a un producto o servicio brindado a la sociedad para lo que se elige al mejor”.

Detalló que la convocatoria arrancó en marzo y  las inscripciones cerraron en septiembre, en agosto se comienza el trabajo con los equipos, con instancias de formación, y después pasan por talleres de capacitación para ir puliendo la idea en el equipo y en noviembre se realiza el Peach day y un jurado, que este año contó con la participación de equipos ganadores de Proyectá BIO anteriores, elige al mejor.

Reconocimientos y beneficios

 Al ganar el concurso Proyectá BIO, el equipo Bidagua recibió un incentivo de $500.000, además de horas de mentoreo personalizado, acompañamiento en su hoja de ruta y el uso del laboratorio B·Lab  que está en el Parque Tecnológico Litoral Centro, para desarrollar sus ideas.

Camila Gómez, también parte del programa UNL BIO resaltó que “este proyecto arrancó en la convocatoria ILAN que realizan en conjunto la UNL y una Fundación Israelí; allí se presentó Bidagua como idea, llegó a tener una mención; entonces le propusimos presentarse a Proyecta BIO donde Adrián Carusso junto a estudiantes de Biotecnología y otro de Administración, armaron un equipo súper interesante para que la idea fuera creciendo, así ganaron Proyectá BIO y posteriormente también la convocatoria ILAN 2025, así que el año que viene viajarán a Israel a capacitarse como parte de ese premio”.

Sobre Proyectá Bio

Impulsado por el programa UNL Bio de la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación de la UNL en conjunto con todas las Unidades Académicas, ProyectáBio propone distintas etapas para la conformación de equipos, como la realización de Ideatón, y charlas y talleres para la elaboración de proyectos.

Otros proyectos ganadores:

Fungo está integrado por María Delfina Bocco Gianello y Evelyn Noemí Araujo Sola. El emprendimiento se centra en la fortificación de hongos comestibles (gírgolas sobre todo) con vitamina B12. De esta manera, proponen una innovadora fuente de B12 de origen no animal, cubriendo una necesidad nutricional clave en dietas vegetarianas y/o veganas.

Por otro lado, Masas Madres a Medida está compuesto por María Luján Capra, Carina Viviana Bergamini, Guillermo Andrés George, Constanza Macagno Ludueña y Mora Millán Trevignani. El proyecto desarrolla cultivos microbianos definidos, de aplicación directa a la masa, diseñados especialmente para cada panadero artesanal a partir de su propia masa madre (MM) de cultivo tradicional. Ofrece un formato de MM alternativo, simplificado y estandarizado, con identidad genética conocida, que reemplaza o refuerza el fermento natural propio, habilitando elaboraciones a mayor escala, con obtención de productos horneados de panificación, fermentados con MM, de calidad uniforme. Además, brinda servicio de respaldo de los cultivos microbianos originales mediante su conservación en el tiempo.

+ Info:

www.unl.edu.ar/vinculacion