Distinción

Tres investigadores UNL-CONICET recibieron importante distinción

Viernes 16 de octubre de 2015 / Actualizado el viernes 16 de octubre de 2015

La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales otorgó el premio “Estímulo” a Sebastián Collins y Manuela Busaniche, y el “Consagración” a Jaime Cerdá. En total, la UNL-CONICET se llevó tres de los nueve premios concedidos en esta edición.

Tres docentes-investigadores de la Universidad Nacional del Litoral y del CONICET fueron reconocidos con los premios que otorga anualmente la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Argentina (ANCEFN).

Se trata de Jaime Cerdá, docente retirado de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) e Investigador Superior honorario del CONICET en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC UNL-CONICET), que recibió el premio “Consagración” en la sección de Ingeniería, y Sebastián Collins, investigador independiente del CONICET en el INTEC y docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) quien junto a Manuela Busaniche docente de FIQ e investigadora adjunta de CONICET en el Instituto de Matemática Aplicada del Litoral (IMAL UNL-CONICET), recibieron los premios “Estímulo”, destinados a reconocer la labor de investigadores de hasta 40 años de edad.

En total, la UNL-CONICET se llevó tres premios de los nueve que otorga la ANCEFN. A su vez, por primera vez en la historia de la centenaria institución, dos investigadores que pertenecen al mismo Instituto fueron reconocidos el mismo año en distintas categorías, algo inédito según informó un miembro de la Academia. “Realmente fue un año de gran reconocimiento para la tarea de investigación en el INTEC”, dijo Cerdá en referencia al emblemático instituto que este año cumple cuarenta años de vida. El acto de entrega de premios se realizará el próximo 4 de diciembre, a las 17 horas en la sede de la Academia en Buenos Aires.

Un reconocimiento muy halagador

Uno de los tres premios “Consagración”, que se otorga desde el año 1900 a quienes desarrollan una actividad científica excepcional, fue para Jaime Cerdá, investigador fundacional del INTEC.

“Este reconocimiento al final de mi carrera es muy grato, muy halagador. Pero realmente no es solo para mí sino para todo el grupo de trabajo que estuvo todo estos años”, indicó. “De alguna manera traté de hacer contribuciones en distintos aspectos de mi trabajo, dentro de la Universidad y dentro del CONICET”, agregó.

Cerdá fue el primer investigador que repatrió Alberto Cassano en 1968, cuando estaba armando el equipo de trabajo de lo que luego fue el INTEC. En su vasta carrera, logró conjugar la investigación y la docencia con valiosas acciones de transferencia al medio local. “No solamente he realizado una labor de docencia a nivel grado y posgrado sino que hice trabajos de investigación en distintas temáticas, como ahorro energético en plantas químicas, operación de plantas multiproductos y operación de sistemas de distribución. Además, a lo largo de los años he tratado de aplicar las metodologías que desarrollamos en nuestro grupo de trabajo a distintas plantas químicas”, puntualizó.

Retirado de la docencia, hoy Cerdá sigue abocado a sus tareas de investigación en el INTEC, trabajando a la par de sus becarios. “Tengo un contrato honorífico de CONICET que me permite seguir con mi grupo. Mientras pueda, quiero seguir en actividad; ahora tengo más tiempo, así que mi tarea en investigación es más intensa que antes”, concluyó.

Jóvenes promesas

Sebastián Collins y Manuela Busaniche recibieron el premio “Estímulo” que se otorga a investigadores de hasta 40 años, con méritos demostrados y que desarrollan su trabajo científico o tecnológico en el país.

Collins, investigador en el grupo de Oleoquímica y Catálisis del INTEC, recibió el Premio en Ciencias de la Ingeniería en la Sección Ingeniería. Según remarcó, el reconocimiento de la ANCEFN no es a un trabajo en particular sino que surge de la evaluación de la producción y trayectoria del investigador en sus primeros años. Junto a su grupo, Collins desarrolla varias líneas. “Una tiene que ver con la química de los vegetales (oleoquímica) y por otro lado, la reactividad superficial en catálisis. En lo que estoy más involucrado, tiene que ver con estudios de mecanismos de reacción en catálisis heterogénea, las reacciones que ocurren en la superficie de un catalizador. En el laboratorio hemos desarrollado una serie de metodologías, de técnicas de trabajo, que permiten estudiar esas reacciones con las técnicas de espectroscopías moleculares”,  indicó.

El joven investigador explicó que en su grupo también siguen líneas de trabajo más aplicadas, relacionadas con la remediación ambiental, con la producción de energía y con el  reciclado catalítico de dióxido de carbono, el gas que produce el efecto invernadero, buscando estrategias para reciclarlo en productos que tengan interés industrial. “Dentro de esos campos, también colaboramos con grupos de otros lugares del país, en particular de las Universidades de La Plata y Bahía Blanca, y con muchos colegas del exterior, de España, México, Francia, China y Estados Unidos”.

Agradecido por el reconocimiento que le dio la Academia, Collins hizo extensivo este premio a todo un equipo. “Es un trabajo en grupo, en colaboraciones no solo con investigadores de nuestro país sino también del exterior. A mí me gusta mucho trabajar en red, por lo que si bien es una satisfacción personal, considero al premio como un reconocimiento a esa manera de trabajar”, indicó.

Pionera en Santa Fe

Manuela Busaniche, ganadora del Premio “Rodolfo A. Ricabarra” en Matemática, es una pionera en Santa Fe en su área de investigación. “Llegué a Santa Fe en 2006 gracias a un programa de la UNL que traía investigadores formados afuera y los reinsertaba en el ámbito de la Universidad para que comiencen a investigar en temas vacantes”, dijo. A casi diez años de ese momento, en la actualidad tiene un grupo en formación, con un estudiante de doctorado a punto de graduarse y becarios posdoctorales, de grado y de posgrado.

Busaniche se especializa en lógica, una disciplina que estudia la forma de los razonamientos válidos. “Desde el punto de vista matemático, lo que hacemos es utilizar herramientas del álgebra y otras teorías matemáticas, como la teoría de categorías y la geometría algebraica para estudiar sistemas de lógica  multivaluados. Estos sistemas admiten más valores de verdad que los tradicionales verdadero y falso, y modelan proposiciones que se conocen como difusas o vagas”.

Según explicó la investigadora, las lógicas multivaluadas se aplican en diferentes disciplinas, desde temas relacionados con la inteligencia artificial hasta tecnologías menos complejas como las de un lavarropas. “Lo que hago con mi grupo es establecer bases teóricas lo suficientemente fuertes y robustas que sustenten las distintas aplicaciones de lógicas difusas”.

“El premio es muy importante para mí y para el área en la que trabajamos, que es un área no muy visible dentro de las matemáticas. Además es un reconocimiento al IMAL, a la Facutad de Ingeniería Química y a su gente, que da lugar para que se desarrollen nuevas líneas de investigación y apoyo a investigadores más jóvenes”, concluyó.

 

 

 

 

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