Presentación de un libro

Un ingeniero santafesino en los glaciares de Tierra del Fuego

Miércoles 2 de mayo de 2012 / Actualizado el jueves 3 de mayo de 2012

Rodolfo Iturraspe es un egresado de la UNL que estudia desde los 80 los hielos de la provincia más austral de la Argentina. Recorrió formaciones que ni siquiera tienen nombre y registró las marcas que está dejando el cambio climático.

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El sólo hecho citar los nombres Perito Moreno y Upsala es suficiente para reconocer a los glaciares más famosos de la Argentina, pero en el sur del país existen otros, muchos ubicados en la provincia de Tierra del Fuego, pero que aún no han sido del todo estudiados, al punto de que varios ni siquiera tienen nombre.
Sin embargo, a esa tarea se ha dedicado Rodolfo Iturraspe, un santafesino graduado en Ingeniería en Recursos Hídricos por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), autor del libro Glaciares de Tierra del Fuego y que vive desde 1984 en esa provincia.
El devenido glaciólogo recordó que existía la necesidad de inventariar los glaciares de esa provincia, tal como lo estipula la Ley de Protección de Glaciares, y eso fue lo que hizo junto su equipo de la Dirección General de Recursos Hídricos de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Ambiente de Tierra del Fuego.
La labor fue ardua, al punto de que debieron estudiar glaciares que ni siquiera habían sido mencionados antes a nivel de bibliografía. “El hecho de hacer una instantánea de ellos es un aporte que servirá de referencia para el futuro”, aseguró.
En este sentido, Iturraspe contó que el interés por los glaciares ha crecido en los últimos años, pero no sólo en el ámbito científico, sino en todo el contexto social general. “Hablar de glaciares es hablar de reservas de agua dulce, de su naturaleza prístina y adversa para la ocupación humana, de indicadores irrefutables del cambio climático, de una colosal capacidad evidenciada para modificar y modelar el paisaje, de un atractivo turístico de relevante valor económico y del mejor punto de llegada para concluir una travesía”, según resume en el libro que presentó el jueves 26 de abril en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL.
Iturraspe explicó que el glaciar emblema de Tierra del Fuego es el Martial, una formación que se alcanza a ver desde cualquier esquina de la ciudad de Ushuaia, y que en las últimas décadas ha retrocedido notablemente. Entre 1600 y 1850, en la denominada Pequeña Edad del Hielo, un breve período en que disminuyó la temperatura, el Martial se extendía en un gran tramo de territorio: “Sin embargo, hoy ocupa sólo la tercera parte”, lamentó. Es el caso de muchos de los glaciares fueguinos. Incluso varios de los que se observaban en la década del 70 hoy ya no existen.

Retroceso
Según Iturraspe, los glaciares de Tierra del Fuego se diferencian mucho unos de otros, pero todos le dan una notable calidad al paisaje. “No sólo implican agua, sino que desde el punto de vista económico significan un gran aporte por el turismo. Nadie puede pensar El Calafate sin el glaciar Perito Moreno. De la misma manera estos pequeños glaciares le dan a Tierra del Fuego un realce muy especial”, consideró.
Además del Martial, en esa provincia existen glaciares como el Ojo del Albino, Los Vascos, los del cañadón de la Oveja, el del Cerro Seguí, los del Valle de la Andorra, el Tonelli, el Chato, el Marinelli, el Stoppani o el Dalla Vedova, por citar algunos. Del lado chileno hay más, que se conectan unos con otros y que son cien veces mayores que los de la parte argentina.
“De algunos hemos recopilado información en campo, de otros ya había, pero de muchos hemos recopilado datos de imágenes satelitales, ya que están en un ambiente muy difícil de acceder”, acotó.
En base a esos trabajos pudieron determinar que los glaciares del sur están retrocediendo aceleradamente. El glaciar Marinelli, por ejemplo, retrocedió unos 11 kilómetros entre 1985 y 2008, un proceso muy similar al que se está produciendo en el Upsala, ubicado en la provincia de Santa Cruz.

Causas naturales y antrópicas
Iturraspe afirmó que de muchos de los glaciares de Tierra del Fuego sólo quedan las marcas y otros tantos de los que se ven hoy están condenados a desaparecer. La causa es el gran aumento de la temperatura registrada en los últimos cien años. “Datos climáticos tomados en Ushuaia indican que desde 1900 se incrementó 0,064ºC por cada década. Parece nada, pero el efecto es notable. Lo más llamativo es que el aumento de la temperatura fue cinco veces mayor a partir de la década del 50”, mencionó.
A la vez, el efecto directo de la recesión glacial será la falta del agua que aportan durante el verano cuando se derriten parcialmente. “Además, habrá menos regulación de los recursos hídricos”, alertó.
Iturraspe dijo por último que las causas de ese aumento de temperatura pueden atribuirse a la era interglaciar que atraviesa el planeta, un período cálido entre períodos glaciales, una variabilidad natural del clima. “Sin embargo, también es cierto que por primera vez en la historia del mundo el hombre tiene capacidad de modificar las condiciones climáticas. Sin dudas, en todo este cambio hay un componente antrópico importante”, finalizó.

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