20 años de la FHUC

Un modelo democrático para la educación

Lunes 20 de agosto de 2007

Ayer se cumplieron dos décadas de la creación por parte de la Asamblea Universitaria de la Facultad de Formación Docente en Ciencias, que posteriormente se convirtió en la Facultad de Humanidades y Ciencias. En este texto, la decana de la FHUC recuerda alguno

La conmemoración de los 20 años de la Facultad invita a la reflexión de múltiples aspectos vinculados a la historia institucional, llena de avatares propios de las instituciones vivas que comparten con el medio social y la Historia las necesidades y sentidos de una época. El vínculo entre educación y democracia ofrece un filón rico a seguir en el devenir histórico de la Facultad.
En 1987 la Asamblea Universitaria creó la Facultad de Formación Docente en Ciencias atendiendo a un necesario proceso de democratización de las prácticas iniciado en el ámbito de la Escuela Universitaria del Profesorado. En el aspecto académico significó la jerarquización de la formación docente, contando para ello con la normalización de la planta docente, concretada a través de la convocatoria a concursos ordinarios, la reconstrucción e implantación de prácticas propias de la investigación tanto en el campo pedagógico como de las disciplinas asociadas a las carreras de profesorado, y el fomento y la renovación, a través de acciones de extensión, del vínculo con el tejido social.
En el año 1991, contando ya con docentes jerarquizados por concursos, se modificaron los planes de estudio vigentes, profundizando la formación disciplinar de las carreras de profesorado, proceso que se complementaría en 1993 con la creación de las licenciaturas que se afianzaron vertebradas por la formación científica y las prácticas de investigación en íntima y permanente relación dinámica e integrada.
La  creación de estas carreras y el rápido impacto que produjeron en la comunidad universitaria condujo, años más tarde, a reconsiderar la pertinencia del nombre de la institución. La democracia de las prácticas abarcadas bajo su techo y la diversidad de disciplinas imponían la búsqueda de un nombre que fuera más apropiado a una institución regida por el sentido de inclusión, y en la que se vivencia, no la mera convivencia de carreras, sino un verdadero diálogo interdisciplinario, que dota a la institución de una riqueza superlativa en los planos de las actividades que encara. El de Facultad de Humanidades y Ciencias pareció el nombre más adecuado para reflejar nominalmente aquella pluralidad conformada por la Lingüística, la Lenguas Clásicas, la Historia, la Filosofía, el campo de la Música, la Geografía, la Matemática, la Ciencias Naturales, la Didáctica y las incorporaciones más recientes: Ciencia Política y Sociología.
Extensamente en estos años la Educación en Argentina es motivo de reflexiones y polémicas que articulan tensiones del tejido social que da marco al desarrollo de instituciones. Puede verse, sintéticamente, que no han sido vacías las transformaciones nominales de la actual Facultad de Humanidades y Ciencias sino que, por el contrario, han sido éstas la actualización de sentidos y prácticas académicas vivas y cotidianas, y en cierto modo anticipadas, en la conciencia del inevitable diálogo disciplinar e intersubjetivo. 

 

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