Creativos y emprendedores

“No achiquen su sueño para que entre en la idea”

Lunes 29 de octubre de 2012

Alfredo Casero, actor, músico y emprendedor, cerró la 7ª Jornada de Jóvenes Emprendedores de la UNL y 3ª Latinoamericana, con una conferencia en El Molino Fábrica Cultural.

“Lo vital de cualquier emprendimiento está en hacer lo que a uno se le da la gana” fue la frase que abrió la charla, informal, desestructurada y espontánea de Alfredo Casero. “Estas cosas que parecen de manual, son de mi propio manual, el que a mí me ha dado resultado”. 
Y así la noche comenzaba a entrar en calor bajo las bóvedas multicolores del  Molino Fábrica Cultural, que reunió una numerosa cantidad de jóvenes emprendedores, creadores y creativos en lo que fue el broche de cierre de la 7ª Jornada de Jóvenes Emprendedores de la UNL y 3ª Latinoamericana, que se realizó durante todo el día, el martes 23 de octubre, en Ciudad Universitaria UNL.
Con “un estilo Casero” muy característico que no retaceó el humor sarcástico ni todo el histrionismo que lo ha hecho conocido, el actor, creador de exitosos ciclos como Cha-Cha-Cha, descubrió su veta como emprendedor que (mas allá de la carrera artística que lo volvió mediático) es lo que define gran parte de su esencia: “Yo me he pasado la vida dedicándome a hacer lo que me gusta con recursos propios”.

Las ganas de gol
Tal como lo anunció de entrada, a lo largo de la charla que luego se transformó en un diálogo con los emprendedores presentes, Casero se dedicó a compartir su experiencia y dar los consejos de emprendedorismo que le había dejado el camino recorrido “en primera persona”.  Hizo un contundente rescate de los sueños: “El emprendimiento sale esencialmente de un sueño. En mi caso el sueño fue no morirme de hambre. El grave error de la gente es achicar el sueño para que entre en el tamaño de la idea”. Una mirada fundamentalmente optimista que pretendió dar cuenta de que con constancia y esfuerzo “se puede” atravesó toda su exposición: “No se hace un solo proyecto, el próximo que hagan va a ser con el que lo logren. Lo único que se empieza de arriba son los pozos. Desde el fondo, el no tener eso que queremos, las ganas de gol son el mejor lugar en el que se puede estar. Es lo que te da las ganas de hacer eso que te va a cambiar la vida”
Ese no morirse de hambre, llevó a Casero a emprender todo tipo de iniciativas desde los 9 años.  Así llegó a la experiencia de trabajo que lleva adelante en la actualidad, en la Provincia de San Luis, Experimento San Luis. “Yo tuve que ser mi propio mentor y así empecé con mi propio experimento, la tarea del “mentorazgo” de ideas que son presupuestables”; y su incursión en el crowfunding, método de financiamiento colectivo: “El crowfounding es bárbaro cuando se tiene algo ya listo, algo que está por salir, que necesitas el start up y te lo da la gente que te compra en la última etapa de tu producción. No podes tomar dinero si no tenes automáticamente algo para entregar, no podes ofrecer algo que todavía no hiciste”.
Respecto a instancias como la Jornada de Jóvenes Emprendedores, a la que asistió por la tarde, interesado en escuchar los planes de negocio de los emprendedores participantes, rescató: “En estos lugares uno viene no solo a contar lo que hace, sino también a venderlo a encontrar los recursos necesarios”.

El soñante y la difícil tarea del financiamiento
El tema del financiamiento tuvo todo un capítulo aparte, en el que Casero se detuvo a compartir algunas de sus ideas: “Como emprendedores necesitan sí o sí el dinero para hacer el start up. Cuando al sueño lo podes presupuestar, lo convertís en una idea que tenes que desarrollar después.
El “soñante” tiene que recibir lo que necesita para desarrollar su idea, si no es un sueño utópico, es la necesidad de captar a alguien que tenga la capacidad de esperarte hasta que la idea funcione. Crear una necesidad es cosa de publicistas, pero crear un producto para poder vender es una de las cosas más lindas, divertidas, constructivas que nos acercan a una parte femenina asociada con la maternidad: gestar, cuidar, proteger y conseguir quién”.
Una autenticidad muy propia, no lo priva de decir nada de lo que piensa: “Tenemos que tener en claro los emprendedores, que lo que hacemos, se lo tenemos que vender a alguien, el dinero es energía, no es mala palabra”.
A lo largo de toda la charla, que duró aproximadamente dos horas, enfatizó en la constancia que implica la vocación emprendedora, como condición del éxito: “De alguna forma hay que estar preparado para lo que van a hacer. Deben ser exigentes con ustedes mismos porque la gente se da cuenta de eso”.

En diálogo
Finalizada su exposición, llegó el momento de dialogar con los presentes. Y pese al escenario que lo separaba del público, logró crear un clima de íntima cercanía y amenidad. Entre las principales inquietudes nacidas del intercambio con los emprendedores, se planteó la forma de identificar interesados en invertir en un emprendimiento: “La persona que va a impulsar un proyecto es la que tiene la palabra y el dinero en la mano, porque es la persona que va a apostar en vos. Y para eso uno tiene que tener algo claro y poder comunicárselo al otro”.
Respecto al trabajo en equipo, compartió su mirada, revalorizando el trabajo en red y la interdisciplinariedad: “Es difícil porque no estamos acostumbrados a la actividad societaria. Todos tienen que poner lo mismo, y tiene que haber una repartición interesante que haga que todos quieran que eso funcione. Y después, es importante lo interdisciplinario, donde yo necesito de ella para algo y ella necesita de otro, eso se va dando cuando se va construyendo una red. La gente se tiene que juntar por una cosa natural. Si vos trabajas bien, la gente que te va a dar una mano, va a venir sola”.
Y agregó: “vendan lo que hacen, produzcan lo que hacen pero vean también quién se los paga, el emprendedor es el tipo que cierra todo el círculo”. Luego de las preguntas, se tomó el tiempo para hacer un recorrido entre los emprendedores presentes y la actividad que cada uno desarrolla.
Así, entre risas, consejos de emprendedores, lisos compartidos, intercambio de ideas y experiencias y un manto de estrellas asomado entre las “capelinas” del cielo, llegaba a su fin la Jornada de Jóvenes Emprendedores con un eco de frases que quedó reverberando en el viejo Molino Franchino: “El que siembra entre lágrimas cosecha cantando”, “defiendan sus sueños”, “no achiquen su sueño para que entre en la idea”, “el próximo que hagan va a ser con el que lo logren”, “muchas veces una idea tuya es la punta de lanza para otras ideas, y si eso pasa, es  que ahí, algo sucedió”.

 

 

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