Concurso

“Quiasma” es el proyecto ganador de El cuerpo todo

Lunes 30 de junio de 2014 / Actualizado el miércoles 2 de julio de 2014

Esta propuesta ha sido seleccionada como ganadora del concurso coreográfico “El cuerpo todo”. Ocho bailarinas serán las protagonistas de esta obra que llevará a cabo diez intervenciones en distintos espacios urbanos de la región.

El proyecto “Quiasma”, resultó ganador del Concurso de Proyectos de Creación Coreográfica “El cuerpo todo”, organizado por la Secretaría de Cultura de la UNL. De esta manera, ocho bailarinas serán las protagonistas de esta obra, que llevará a cabo diez intervenciones en distintos espacios urbanos de la región.

“Quiasma” está integrado por Fabiana Gabriela Sinchi, Patricia Lucía Álvarez, María Laura Varela, María Fernanda Yábale, Sara Krumm, Aimé Ileana Luna, Stefanía Macua y Carolina Rosa Gavazza. El jurado estuvo conformado por Cristina Prates, Fabián Gandini, Marcelo Allasino, María Eugenia Albanese y Claudia Marcela Correa.

El concepto

La propuesta contempla a “ocho mujeres, un ser mujer en movimiento, ocho presencias cada vez. Los cuerpos aparecen como conjunto de posibilidades continuamente realizables, como proceso activo de encarnación de emociones, reflexiones, fantasías, deseos, historias y saberes”, apuntan las hacedoras.

El movimiento “se indaga desde la pregunta por la Presencia, cómo la corporalidad es un hacerse a sí mismo en diálogo con otros, ahora y en este lugar, el ser una misma diciendo -en y desde el propio cuerpo- la verdad de ese instante. Instante tan íntimo como abierto al mundo del que las mira y al cuerpo de las otras”, sostienen.

Se persigue la investigación de las posibilidades que se manifiestan a través de la danza de comunicar aquello que transciende el arte entendido por sí mismo: “el cuerpo en movimiento dice más allá y más acá de la destreza o la experimentación del arte por parte del espectador, habla sobre la historia de cada bailarina que, en simultaneo, refleja la historia de los otros y se realiza como entrelazamiento armonioso a la vez que diferenciado entre cuerpo-mundo-otro”.

La obra indaga en la reversibilidad de los opuestos y en lo indecible de la corporalidad: torna visible lo invisible de nuestros adentros, explora tierra y aire, desintegra las fronteras del cuerpo propio y –dice- sobre un “hacerse” el cuerpo, hacerse la mujer que una es, con otras.

Lo coreográfico

Movimiento y quietud dialogan, en un nudo en la trama de lo simultáneo y lo sucesivo.“Si bien habrá composiciones acordadas para ciertos momentos, éstos estarán dispuestos como ‘límites’ de la improvisación que abran otras posibilidades. Juego creativo, libertad individual y encuentro con las otras”.

El lenguaje escénico de la obra sostiene el propio fundamento, ya que versa sobre la historia y recorridos de cada intérprete y el in-corporarse al mundo de la vivencia e historia de las otras: es un cruce entre las danzas más diversas (clásica, contemporánea, butoh, bioenergética, biodanza, etc.) en diálogo con las posibilidades del mundo de las acrobacias circenses y la improvisación en contacto (contact improvisation).

La relación del cuerpo con el piso, su conexión con la tierra, el peso y su superficie. Secuencias de movimiento en relación a un fraseo y sincronización grupal. El espacio y sus tres niveles. Desarrollo de las capacidades interpretativas y auditivas de los cuerpos, tanto como un diálogo corporal al bailar. Curva, espiral y centro y sus capacidades concéntricas y excéntricas en el espacio. Se incluirán las posibilidades acrobáticas de portes, troupe y equilibrios. 

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