Programa Ateneo - Cable y Diario
Á‚¿Conservación o desarrollo?
Lunes 12 de junio de 2006
El programa de la Universidad abordó en su última emisión el tema del patrimonio cultural (histórico y arquitectónico) de nuestra ciudad, suscitando el debate en torno a la importancia de la conservación por un lado y la apuesta al progreso y el cambio arquite
Nuestra historia está presente en muchos lugares, en edificios y lugares que nos hablan de lo que somos y de lo que fuimos y conforman el valioso patrimonio cultural. Pero si bien está reconocido por la Constitución Nacional, el derecho al patrimonio no está regulado en la provincia, y cuenta con sólo algunas intervenciones a nivel municipal.
En Santa Fe hay más de 30 obras arquitectónicas declaradas monumentos o lugares históricos nacionales, sin tener en cuenta edificios y viejas casonas que también forman parte de nuestra memoria. Por ello, para velar por sus reliquias históricas, la provincia creó hace 20 años la Comisión de Protección del Patrimonio, que se encarga de proteger genéricamente distintas áreas consideradas históricas para que la ciudad no pierda su identidad y su carácter. Sin embargo del otro lado en voz del progreso y el fructífero cambio están los interesados en apostar a la construcción y el crecimiento de la región. Á‚¿Cuáles son los límites entre conservación y cambio?, Á‚¿representan puntos encontrados?.
El debate en vivo lo conformaron el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL (FADU), arquitecto Miguel Irigoyen, el también arquitecto Eduardo Castelliti (docente de la FADU), en representación del Colegio de Arquitectos y de la Comisión Defensa del Patrimonio, el arquitecto Mario Anselmi, el representante inmobiliario Carlos Ureta (Ureta Cortés y CIA) y la Subsecretaria de Cultura de la Provincia, Ana María Cecchini de Dallo.
En consonancia con el representante del Colegio de arquitectos, pero haciendo foco en el plano económico, Carlos Ureta afirmó la importancia de incorporar el valor económico al debate. "Se debería encontrar el equilibrio Á‚"“destacó- entre un inmueble que es patrimonio histórico y tiene un valor artístico y cultural, y el derecho que tiene el propietario de ese inmueble a encontrarle la veta económica. A ese edificio por sí mismo si no le agregamos un valor económico destinado al embellecimiento, no serviría para nada porque sería una ruina".
Por otro lado no todo puede solucionarse a través de reglamentaciones y normas, sino que además requiere de una conciencia social sobre el tema: "Si no hay conciencia pública y social sobre ciertos valores evidentemente se restringen las posibilidades de actuar porque la normativa no puede cubrir absolutamente todo", manifestó Irigoyen.
La desvalorización social del patrimonio histórico puede responder según Carlos Reinante, subsecretario de Patrimonio de la Municipalidad, a dos conductas: por un lado la anomia, que es el ataque del espacio público como una verdadera inconducta urbana, y por otro lado a la inconsciencia producida por el afán de sobresalir e innovar.
"Creo que el tema se resume a una cuestión cultural, lo que nos está faltando es que nuestra gente conozca lo que existe en Santa Fe, lo valore y en consecuencia desee preservarlo, verlo, ofrecerlo. Dentro de esa ausencia de cultura también entra el atentar a lo público porque es el desconocimiento de que lo público es de todos", aseguró categórica la Subsecretaria de Cultura.
En Santa Fe hay más de 30 obras arquitectónicas declaradas monumentos o lugares históricos nacionales, sin tener en cuenta edificios y viejas casonas que también forman parte de nuestra memoria. Por ello, para velar por sus reliquias históricas, la provincia creó hace 20 años la Comisión de Protección del Patrimonio, que se encarga de proteger genéricamente distintas áreas consideradas históricas para que la ciudad no pierda su identidad y su carácter. Sin embargo del otro lado en voz del progreso y el fructífero cambio están los interesados en apostar a la construcción y el crecimiento de la región. Á‚¿Cuáles son los límites entre conservación y cambio?, Á‚¿representan puntos encontrados?.
El debate en vivo lo conformaron el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL (FADU), arquitecto Miguel Irigoyen, el también arquitecto Eduardo Castelliti (docente de la FADU), en representación del Colegio de Arquitectos y de la Comisión Defensa del Patrimonio, el arquitecto Mario Anselmi, el representante inmobiliario Carlos Ureta (Ureta Cortés y CIA) y la Subsecretaria de Cultura de la Provincia, Ana María Cecchini de Dallo.
El rol del Estado
"Primero hay que entender que preservación y desarrollo no son factores opuestos sino propios de la cultura y de la sociedad en su historia: innovar y mantener, cambiar y preservar, dinamizan la sociedad", afirmó el decano de la FADU al referirse al debate propuesto en términos contrapuestos. Sin embargo, encontrar una adecuada síntesis suscita a su vez la necesidad de que el Estado desempeñe un rol más protagónico. En este sentido, Mario Anselmi destacó que "hay ciudades que han definido límites, códigos reglamentos para el crecimiento y el desarrollo y han consensuado y encontrado una síntesis en ese constante conflicto de intereses y han podido desarrollarse en el tiempo con una permanencia, y los lenguajes que se han ido sucediendo conviven armoniosamente, sin ningún tipo de conflicto".En consonancia con el representante del Colegio de arquitectos, pero haciendo foco en el plano económico, Carlos Ureta afirmó la importancia de incorporar el valor económico al debate. "Se debería encontrar el equilibrio Á‚"“destacó- entre un inmueble que es patrimonio histórico y tiene un valor artístico y cultural, y el derecho que tiene el propietario de ese inmueble a encontrarle la veta económica. A ese edificio por sí mismo si no le agregamos un valor económico destinado al embellecimiento, no serviría para nada porque sería una ruina".
Por otro lado no todo puede solucionarse a través de reglamentaciones y normas, sino que además requiere de una conciencia social sobre el tema: "Si no hay conciencia pública y social sobre ciertos valores evidentemente se restringen las posibilidades de actuar porque la normativa no puede cubrir absolutamente todo", manifestó Irigoyen.
Conciencia ciudadana
Hay lugares que se convierten en algo más que simples lugares, son nuestro patrimonio, sellos de nuestra historia. Sin embargo pocas veces son tenidos en cuenta, valorados y respetados como debieran en una sociedad carente de memoria. "Los santafesinos no nos estamos ocupando de nuestros espacios públicos, en nuestra sociedad no existe una conciencia sobre el patrimonio y sobre el deber nacional como una construcción colectiva que en definitiva representa nuestra sociedad y su desarrollo en el tiempo. No nos han educado sobre ese valor", expresó Eduardo Castelliti.La desvalorización social del patrimonio histórico puede responder según Carlos Reinante, subsecretario de Patrimonio de la Municipalidad, a dos conductas: por un lado la anomia, que es el ataque del espacio público como una verdadera inconducta urbana, y por otro lado a la inconsciencia producida por el afán de sobresalir e innovar.
"Creo que el tema se resume a una cuestión cultural, lo que nos está faltando es que nuestra gente conozca lo que existe en Santa Fe, lo valore y en consecuencia desee preservarlo, verlo, ofrecerlo. Dentro de esa ausencia de cultura también entra el atentar a lo público porque es el desconocimiento de que lo público es de todos", aseguró categórica la Subsecretaria de Cultura.