Jornada por el día del terapista

“En terapia ocupacional la persona es protagonista de los cambios”

Miércoles 17 de septiembre de 2008

Lo aseguró Silvina Oudsroon, terapista que trabaja con chicos con cáncer, en la mesa redonda que se desarrolló el pasado 12 de septiembre en el Paraninfo. La actividad se realizó con motivo de celebrar el día del terapista ocupacional, que se conmemora el 10 d

Con motivo de celebrar el día del terapista ocupacional que se conmemora el 10 de septiembre, se desarrolló la mesa redonda “El compromiso del T.O. en contextos actuales de prácticas: contexto comunitario”, con la presencia de Viviana Pradolini, Marcela D’Ángelo y Silvina Oudsroon, el 12 de septiembre en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
En este marco, se presentó el libro “Terapia ocupacional: un enfoque epistemológico y social”, de la T.O. Heloisa da Rocha Medeiros, con la presencia del secretario de extensión de la UNL, Ing. Gustavo Menéndez.

Pensar la práctica
Viviana Pradolini, terapista y docente, comenzó su exposición formulando algunos interrogantes: “¿Cuál es el lugar que ocupamos los terapistas en la intervención?, ¿cómo construimos nuestras intervenciones?, ¿cuál es el sentido de nuestras prácticas?”.
A continuación, explicó: “Desde la perspectiva normativa, la intervención se relaciona con la ‘problemática de la integración’. Damos por sentado que las personas con discapacidad enfrentan dificultades para integrarse socialmente. Desde la visión del sociólogo Bourdieu, la pobreza se da por una relación social de desigualdad: hay pobres porque hay ricos. Esta mirada posibilitaría superar las visiones que consideran a los sujetos pobres como marginados o excluidos de la sociedad. Estos grupos están localizados en el campo social, jugando las reglas del juego aunque se encuentren en situación de desfavorecimiento”.
Respecto a su tarea en una dependencia del Estado provincial, en la que diseña e implementa políticas sociales, Pradolini sostuvo: “Con nuestras intervenciones lo que hacemos es reconstruir los criterios de evaluación, clasificamos requisitos –de riesgo, de vulnerabilidad-, categorizamos las necesidades de la gente, las potencialidades de las personas, administramos la admisibilidad de estas personas a determinados proyectos focalizados, viabilizamos la adjudicación o no de estas personas a los servicios del Estado –técnicos o económicos-, estamos determinando la posibilidad o no de ocupar determinados roles ocupacionales y sociales, entre otras puertas que abrimos y cerramos”.

Lógica del cazador
La disertante planteó algunas conjeturas respecto de los programas focalizados. La primera de ellas fue que “la gente va aprendiendo que es mejor posicionarse en la falta para poder recibir algo”. La segunda, “para cada carencia o problema corresponden distintas puertas, la hazaña es cómo conseguir abrirlas; para esto hay que desarrollar determinadas estrategias para ser atendidos. La vida en los márgenes reclama viveza, una astucia especial para vivir en un mundo en el que nada está garantizado y ganarse la vida depende de la sagacidad del cazador, aprovechando las oportunidades”. A esto se lo denomina la “lógica del cazador”.
Finalmente, concluyó relatando su experiencia como integrante de un equipo territorial de un programa provincial que se está ejecutando como experiencia piloto en nuestra ciudad e invitó a la audiencia a reflexionar: “¿Cuál es el lugar de la intervención de la terapia ocupacional en lo social? Para mí la respuesta queda abierta, en tanto la vamos a ir construyendo en la medida en que vamos interactuando con los ciudadanos, las cuestiones sociales, el campo, el estado y la propia disciplina”.

Una mirada desde el Estado
Marcela D’Ángelo es la subsecretaria de los Derechos de la niñez, adolescencia y familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Santa Fe, además de docente de la licenciatura en Terapia Ocupacional de la Escuela de Sanidad de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.
Retomando el título de la mesa redonda, la disertante aseguró: “La reflexión de las prácticas y el análisis del contexto están siendo parte de nuestra vida cotidiana. Cada vez que pensamos en nuestra intervención no podemos hacerlo si no es en un contexto”. También señaló la relación micro-macro como un factor que incide siempre en la intervención: “La posibilidad de poder tener en cuenta en lo singular lo complejo y poder entender en lo complejo lo singular”.
“Lo que nosotros pensamos desde los grupos de trabajo de terapia ocupacional., otras disciplinas e instituciones en relación con las familias es vital para definir si lo que pretendemos es un sujeto emancipado o si queremos sostener la opresión”, sostuvo.
“Como agente del Estado tengo la obligación de brindar lo que la gente necesita del Estado, que es el acceso a la educación, la salud, el desarrollo, la igualdad de oportunidades”, señaló y reconoció la “dificultad de sostenerse en estos espacios”. “No podemos sólo desde la experiencia estar en el campo, así como no podemos plantear lo social sólo desde lo académico, sino que es necesario relacionar estos ámbitos. El saber hacer se construye con un saber académico que pueda operar y producir conocimiento”, concluyó.

En la cornisa
El cierre de la mesa estuvo a cargo de Silvina Oudsroon, quien presentó un programa de extensión que desarrolla la Universidad Nacional de Mar del Plata desde 1996, en el que un grupo interdisciplinario trabaja con niños con cáncer. “Una de las funciones del terapista ocupacional es incomodar”, comenzó afirmando. “Los terapistas trabajamos en la cornisa, con los extremos de la experiencia humana”. Tomó el concepto de cornisa, sobre el cual sostuvo: “Cada uno imagínese su propia cornisa, es el límite saliente de toda estructura, es el borde y marca un antes y un después. Nos adaptamos y seguimos caminando por la cornisa”. En este sentido hizo referencia a la idea de sociedad del riesgo, propuesta por Ulrich Beck: “Estamos siempre bajo amenaza; el asunto es qué hace cada uno con ella”.
Oudsroon propuso cambiar la palabra “traumático, que tiene una connotación terrible, como algo espantoso, final e inmodificable”, por la de “disruptivo”. “Un contexto diruptivo es aquel en el que se dislocan las relaciones entre las personas, su medio físico y social. Es cuando algo no encaja donde estaba. Se caracteriza por ser un evento inesperado, que disminuye el sentimiento de confianza, contiene rasgos novedosos que difícilmente sean interpretables y amenaza la integridad física o destruye el hábitat cotidiano”. A partir de estas características, pudo aplicarlo a la situación de diagnóstico de cáncer, ya no para pensarlo como algo “traumático”, sino como un hecho disruptivo. “Cuando a una familia le dan el diagnóstico de cáncer del chiquito, hay cambios sí o sí, hay nuevos códigos y palabras. La terapia ocupacional posiciona a la persona como protagonista activo en los procesos de cambio”.

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