Ciencia para la gente

Aguas subterráneas en Santa Fe: un mapa desconocido

Lunes 29 de abril de 2002

El aumento en los niveles de aguas subterráneas puede traer inconvenientes tan directos como la corrosión de los cimientos de nuestras viviendas y el anegamiento de caminos. Un grupo de investigadores recorre la provincia para establecer una red de medición qu

Estamos habituados a escuchar con relativa frecuencia cuál es la altura de los ríos que rodean nuestra provincia. Y es común oír, después de cada lluvia, cuántos milímetros de agua cayeron en cada lugar de Santa Fe. Pero hay un dato que no es tenido en cuenta por organismos oficiales, ni mucho menos por comunicadores: el comportamiento de las aguas subterráneas.
Es que debajo nuestro, un importante número de acuíferos se moviliza de manera dependiente de los ríos y cursos de agua superficiales y sus niveles crecen y decrecen de acuerdo con un índice tan variable como el de las precipitaciones. Y sus caudales, si aumentan más de lo habitual, pueden tener consecuencias tan directas en nuestra vida como la corrosión de los cimientos de nuestras viviendas o el anegamiento de los caminos.
De ese mapa oculto se ocupa un grupo de investigadores del Centro Internacional de Métodos Numéricos (con sede en el Indec), el Grupo de Estudios del Cuaternario, y el Grupo de Estudios Hidroambientales, integrado por un equipo de becarios, graduados, posgraduados de la Universidad Nacional del Litoral, que trabajan en una interrelación permanente desde hace seis meses, acoplando especialidades y distribuyendo tareas de manera equitativa.
Durante este lapso, recorrieron 9.000 kilómetros cuadrados en toda la provincia (el proyecto abarca un área de 38.000 kilómetros cuadrados, comprendida entre el río Salado, el Carcarañá y “falla Tostado-Selva” al oeste) y realizaron las mediciones que servirán para dejar establecida una mínima red de monitoreo que perdure en el tiempo y sirva para conocer, de antemano, cuánto va a ascender el nivel freático subterráneo según las precipitaciones o si se va a mantener estable en el tiempo. “Así se podrán sacar conclusiones a largo plazo y creo que es lo que más le interesa a la gente de campo, que es la más afectada”, explicó Leticia Rodríguez, ingeniera en Ciencias Hídricas e integrante del GEA, sin olvidar el componente social que desde un principio movilizó el proyecto.
La idea surgió a raíz de la notoria “ausencia de información de ciertas variables que son fundamentales si uno quiere saber qué es lo que va a pasar con nuestros recursos hídricos a largo plazo, tanto subterráneos como superficiales” y de la “falta de conciencia” de medir en forma continua lo que muestra el mapa oculto de la provincia.
La última medición oficial se realizó hace más de 30 años, “pero la información está totalmente desactualizada, porque se sujeta a variables muy dinámicas”, indicó Rodríguez, y añadió: “Si uno quiere estudiar si estamos sufriendo efectos del cambio climático no podemos sacar ninguna conclusión si no tenemos una serie de datos prolongados en el tiempo, porque no sabemos si lo que ocurre hoy es atribuible a algo aleatorio o es una tendencia de varios años”.

Los riesgos

En la provincia no existen más que dos registros continuos de niveles freáticos subterráneos que datan de los 60 y 70 y todavía hay vastísimas extensiones de la provincia que sólo tuvieron mediciones esporádicas. Y como el régimen de lluvias se intensificó en las últimas décadas, es lógico suponer el ascenso en los niveles de aguas subterráneas, que reciben directamente el aporte de las superficiales.
Las mediciones establecen el nivel de profundidad en el que se encuentra el agua, es decir, la distancia entre la superficie del terreno hasta donde comienza el acuífero. De acuerdo con las características geográficas de cada zona, en algunos lugares el número se ubica en los 4 metros, llegando a uno y medio en otros y hasta a 13 metros en algunas localidades.
Según registros del INTA Rafaela, en los últimos 10 años bajó el nivel de las aguas subterráneas y actualmente se instaló en niveles históricos, en esta región de la provincia. “Pero llegó un momento –manifestó Rodríguez- en el que ese registro llegó casi a la superficie, y tenemos información de Hidráulica de que hay localidades con el agua a 50 centímetros de la superficie, con todos los problemas que eso significa”, que van desde dificultades en los cimientos de las viviendas y anegamientos de caminos rurales. Es que, aunque no puedan percibirse, “las consecuencias son muy directas, sobre todo en una provincia en la que la actividad económica está muy centralizada en el agro y la ganadería”, completó Rodríguez.
”Una vez que tengamos las mediciones, vamos a hacer un modelo matemático para determinar el comportamiento de toda el agua subterránea y su relación con el agua superficial. Se realizará una modelación convencional utilizando varias herramientas de computación y después el CIMEC va a trabajar en computación en paralelo”, comentó Rodríguez. Ambos resultados serán comparados y, por último, remitidos a la Dirección de Hidráulica de la provincia, uno de los adoptantes del proyecto.

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