Ciencia y Técnica

Ahora hay que sumar otros herbicidas al uso de glifosato

Lunes 14 de marzo de 2005

Así resulta de un trabajo realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias. Estudiaron las alternativas para eliminar nuevas malezas que afectan los cultivos de soja transgénica y que son resistentes al glifosato, el herbicida más utilizado en

La soja transgénica fue creada con una particularidad casi imbatible: es capaz de resistir a un herbicida no selectivo (RoundUp, su nombre comercial; glifosato, su componente principal), que permite eliminar prácticamente todas las malezas que afectan el cultivo y que representan uno de los mayores problemas para el productor agropecuario.

Sin embargo, hoy los productores deben utilizar otros herbicidas para eliminar "nuevas" malezas que no son combatidas por la fórmula utilizada en semillas transgénicas. Se trata de diversas especies (en el país se detectaron alrededor de 20) que antes crecían en áreas no cultivadas y que hoy se extendieron hacia áreas cultivadas, aprovechando el "espacio libre" que dejaron otras malezas.

El tema fue estudiado por un grupo de profesionales de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), a través de uno de los proyectos subsidiados por el programa de los Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo (CAI+D). "Tratamos de buscar alternativas de solución a problemas de malezas que los productores no pueden resolver con glifosato", comenzó a explicar la Dra. María Cristina Arregui, directora del trabajo Alternativas de control químico de malezas en cultivares de soja tradicionales y resistentes a glifosato.

"En un principio -contó Arregui- el glifosato controlaba todas las especies de malezas; sin embargo, esas malezas que desaparecieron han dejado lugar a otras plantas, que normalmente no se veían en los cultivos", explicó. Éstas crecían "en los bordes de los alambrados o debajo de los árboles", y comenzaron a expandirse hacia los terrenos trabajados por el hombre, después de que otras malezas (a las que sí combate el glifosato) les dejaran un "espacio libre".

"El glifosato no combate estas malezas en las condiciones de uso habituales", agregó Arregui.

La alternativa

Para combatir estas "nuevas" malezas que el glifosato no puede eliminar, se estudiaron varias alternativas, que en todos los casos contemplan la utilización de herbicidas que se usaban en soja antes de la aparición de los cultivares transgénicos. De esta forma, los productores deben considerar emplear alguno de ellos, según el problema que tengan en el lote, para eliminar las malezas que no son combatidas por el glifosato.

"Los herbicidas que se usaban antes del glifosato son selectivos de soja; es decir que son herbicidas que no le hacen nada a la soja y sí a las malezas. Por eso los volvimos a retomar y comprobamos que son muy efectivos para controlar estas nuevas especies invasoras", indicó Arregui.

En diferentes lugares del país se ha documentado la presencia de distinto tipo de malezas (hay alrededor de 20 especies detectadas) no combatidas por el glifosato. En la región del centro de Santa Fe, es común la presencia de la conocida como "escoba dura", que es combatida con el herbicida metribuzin, utilizado antes de la llegada del glifosato. No es el único: también se emplean el diclosulam, imazetapir, imazaquin y flumetsulam, de acuerdo con la maleza que deba combatirse.

"Hace diez años que el glifosato pasó a controlar lo que controlaban muchos herbicidas hasta el momento, por lo que las viejas fórmulas habían caído en desuso", contó Arregui, aunque hoy deben volver a emplearse.

El trabajo se realizó durante tres años en el Campo Experimental que la FCA posee en Esperanza. En una segunda etapa de la investigación, los profesionales pretenden analizar los residuos de herbicidas que quedan en los granos de soja, aun después de ser cultivados.

Equipo de investigación: Dra. María Cristina Arregui, Ing. Daniel Sánchez e Ing. Roberto Scotta.

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