Ante numerosos científicos
Asumió el nuevo Presidente de CONICET
Lunes 25 de febrero de 2002
Es el Dr. Eduardo Hernán Charreau. El acto fue el miércoles pasado ante gran cantidad de funcionarios e integrantes de la comunidad científica. Charreau destacó que “una sociedad basada en el conocimiento estará en mejores condiciones de alcanzar sus obj
En un acto realizado el miércoles 20 de febrero en la Academia Nacional de Medicina, asumió el doctor Eduardo Hernán Charreau como Presidente del Directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Durante el encuentro, al que asistieron la ministro de Educación, Graciela Giannettasio; el ministro de Salud, Dr. Ginés González García; el secretario para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, Dr. Julio Alberto Luna; el vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. César Bregada; y los miembros del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el doctor Charreau dirigió un discurso haciendo referencia a la situación del CONICET, en cuanto es una institución que no ha colapsado gracias al espíritu de pertenencia de sus miembros de planta y sus científicos que participan honorariamente como evaluados y asesores en todas las acciones académicas y que un 23% del presupuesto y recursos humanos del Sector Público para Ciencia y Tecnología, produce casi el 70 por ciento de las obras de alcance internacional de todo el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
Según sus palabras, la Argentina es considerada un país con tradición científica, pero aun así la ciencia aquí “no ha dejado de ser una actividad marginal”.
El doctor Charreau destacó que el país conoció períodos de actividad académica y universitaria destacada, durante los que se creó el CONICET, que significó el reconocimiento político de que la investigación científica debía transformarse en profesión, pero señaló que “al mismo tiempo pareciera que nuestro país mantiene la eterna paradoja: una casi sistemática falta de apoyo y estímulo a la ciencia, por un lado y por otro, un número de científicos destacados, no habituales en países poco desarrollados y una calidad no desdeñable en las investigaciones que se mantienen”.
El país se encuentra hoy, sensiblemente peor que años atrás en cuanto a la preparación de recursos humanos constituyendo esto, una hipoteca para el futuro, pero hizo hincapié en la necesidad de seguir atentamente las políticas sobre ingresos y promociones, porque restringirlos solo constituye una señal inequívoca de la baja prioridad que se otorga a la formación de recursos humanos, abre justificados interrogantes respecto al futuro de los jóvenes y alimenta la desconfianza de estos en relación con sus posibilidades de desarrollo profesional, lo que contribuye claramente a aumentar el peligro mayor de la emigración definitiva.
Al mismo tiempo enfatizó que una sociedad basada en el conocimiento estará en mejores condiciones de alcanzar sus objetivos de desarrollo económico y justicia social y de lograr una mayor autonomía en sus decisiones, y que solo un país que hace uso del conocimiento es un país capaz de ser competitivo a escala internacional y exitoso en la comercialización de productos o servicios con alto contenido tecnológico.
Algunos estudios serios indican que en condicones de crecimiento normal y aplicando los instrumentos horizontales habituales de fomento a la investigación, sería necesario incrementar en un período de 10 años el número actual de científicos y llegar a una inversión en ciencia y tecnología del 1,5% del PBI, si se desea que lo que la Argentina produce y comercializa tengan valor agregado inteligente.
“El CONICET debe recuperar las capacidades plenas de promoción, ejecución y coordinación científica que son sustantivas al desarrollo del organismo y por ende de la ciencia y la tecnología”, destacó al tiempo que hizo conocer su deseo que un día sean los mismos investigadores quienes puedan elegir al presidente del organismo.
También, haciendo referencia a las necesidades del Consejo, en particular y a las del país, en general, convocó en su carácter de Presidente del CONICET “a todos sus miembros, sin distinción y con la única condición de idoneidad científica y moral, a colaborar, seguro de que sabrán responder con la honestidad de sus conductas y la generosidad de sus esfuerzos, al llamado que el país necesita.
Por último, señaló que “las manifestaciones del señor Secretario para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, abrigan la esperanza que la Ciencia en la Argentina no siga siendo tratada solamente como una cuestión de prestigio y enriquecimiento cultural y por lo tanto su sostén limitado exclusivamente al requerimiento propio de estos valores”.
Durante el encuentro, al que asistieron la ministro de Educación, Graciela Giannettasio; el ministro de Salud, Dr. Ginés González García; el secretario para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, Dr. Julio Alberto Luna; el vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. César Bregada; y los miembros del directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el doctor Charreau dirigió un discurso haciendo referencia a la situación del CONICET, en cuanto es una institución que no ha colapsado gracias al espíritu de pertenencia de sus miembros de planta y sus científicos que participan honorariamente como evaluados y asesores en todas las acciones académicas y que un 23% del presupuesto y recursos humanos del Sector Público para Ciencia y Tecnología, produce casi el 70 por ciento de las obras de alcance internacional de todo el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.
Según sus palabras, la Argentina es considerada un país con tradición científica, pero aun así la ciencia aquí “no ha dejado de ser una actividad marginal”.
El doctor Charreau destacó que el país conoció períodos de actividad académica y universitaria destacada, durante los que se creó el CONICET, que significó el reconocimiento político de que la investigación científica debía transformarse en profesión, pero señaló que “al mismo tiempo pareciera que nuestro país mantiene la eterna paradoja: una casi sistemática falta de apoyo y estímulo a la ciencia, por un lado y por otro, un número de científicos destacados, no habituales en países poco desarrollados y una calidad no desdeñable en las investigaciones que se mantienen”.
El país se encuentra hoy, sensiblemente peor que años atrás en cuanto a la preparación de recursos humanos constituyendo esto, una hipoteca para el futuro, pero hizo hincapié en la necesidad de seguir atentamente las políticas sobre ingresos y promociones, porque restringirlos solo constituye una señal inequívoca de la baja prioridad que se otorga a la formación de recursos humanos, abre justificados interrogantes respecto al futuro de los jóvenes y alimenta la desconfianza de estos en relación con sus posibilidades de desarrollo profesional, lo que contribuye claramente a aumentar el peligro mayor de la emigración definitiva.
Al mismo tiempo enfatizó que una sociedad basada en el conocimiento estará en mejores condiciones de alcanzar sus objetivos de desarrollo económico y justicia social y de lograr una mayor autonomía en sus decisiones, y que solo un país que hace uso del conocimiento es un país capaz de ser competitivo a escala internacional y exitoso en la comercialización de productos o servicios con alto contenido tecnológico.
Algunos estudios serios indican que en condicones de crecimiento normal y aplicando los instrumentos horizontales habituales de fomento a la investigación, sería necesario incrementar en un período de 10 años el número actual de científicos y llegar a una inversión en ciencia y tecnología del 1,5% del PBI, si se desea que lo que la Argentina produce y comercializa tengan valor agregado inteligente.
“El CONICET debe recuperar las capacidades plenas de promoción, ejecución y coordinación científica que son sustantivas al desarrollo del organismo y por ende de la ciencia y la tecnología”, destacó al tiempo que hizo conocer su deseo que un día sean los mismos investigadores quienes puedan elegir al presidente del organismo.
También, haciendo referencia a las necesidades del Consejo, en particular y a las del país, en general, convocó en su carácter de Presidente del CONICET “a todos sus miembros, sin distinción y con la única condición de idoneidad científica y moral, a colaborar, seguro de que sabrán responder con la honestidad de sus conductas y la generosidad de sus esfuerzos, al llamado que el país necesita.
Por último, señaló que “las manifestaciones del señor Secretario para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, abrigan la esperanza que la Ciencia en la Argentina no siga siendo tratada solamente como una cuestión de prestigio y enriquecimiento cultural y por lo tanto su sostén limitado exclusivamente al requerimiento propio de estos valores”.