Investigación de docentes de Ciencias Económicas

Cada vez son menos los jóvenes que buscan trabajo

Martes 7 de mayo de 2002

La tendencia se agudizó en los últimos años. Es porque advierten dificultades a la hora de conseguir un empleo relativamente estable. Muchos prefieren continuar en el sistema educativo.

La cantidad de jóvenes de entre 15 y 29 años que buscan empleo disminuyó el 8,5 por ciento desde 1993, fenómeno que está llamando la atención a los investigadores que pretenden conocer certeramente cómo afecta el desempleo a una franja de la población que encuentra cada vez más dificultades a la hora de ingresar al mercado laboral.
Según los datos que refleja la Encuesta Permanente de Hogares realizada a nivel nacional, en 1993 el 54,85 por ciento de los jóvenes del Gran Santa Fe (ciudad de Santa Fe y Santo Tomé) buscaban activamente un trabajo, tendencia que bajó al 46,41 por ciento en la última medición. Y es debido a que los jóvenes eligen no buscar empleo porque conocen a priori las dificultades que presenta el mercado laboral y prefieren seguir estudios superiores y perfeccionarse en carreras de posgrado. O simplemente resignarse.
Los datos están siendo estudiados por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral, que prevén contar con información precisa cuando realicen un trabajo de encuestas en barrios de la capital provincial a partir de mediados de mayo. Actualmente -comentan los docentes- no existen mediciones más allá de las que se elaboran a nivel nacional y que “sólo son una fotografía parcial” de la realidad.
El índice que se publica habitualmente es el denominado desempleo abierto, que abarca a aquellos que quieren encontrar trabajo y no lo consiguen. “Pero hay dos tipos de desempleo oculto: el ocasionado por el efecto desaliento; y el desempleo oculto en la actividad, es decir, jóvenes que tienen empleos precarios pero siguen buscando otros trabajos”, comentó la docente Norma Zandomeni, directora del proyecto de investigación. “Y como visualizan las dificultades que hay para ingresar al mercado laboral –agregó- prefieren continuar en el sistema educativo por mucho tiempo antes de intentar conseguir su primer empleo”.

Detrás de los porcentajes

El 27,53 por ciento de los jóvenes del Gran Santa Fe está desocupado, de acuerdo con las mediciones de mayo de 2000, a lo que se agrega el 5 por ciento de desempleados ocultos, aquellos que –resignados por la situación- no buscan trabajo aunque lo necesiten. El total es un escalofriante 32,53 por ciento, nada menos que 19.379 personas.
“El problema surge cuando uno compara el desempleo con la cantidad de jóvenes que quieren ingresar al mercado de trabajo. Ahí se ve que la tasa de actividad ha disminuido muchísimo: el desempleo que mide quiénes quieren trabajar y no pueden se mantiene estable, pero los que deciden ingresar al mercado laboral son notoriamente menos”, relató Zandomeni.
Los porcentajes ocultan realidades tan diferentes como preocupantes, que reflejan claramente las dificultades que se desprenden de la prolongada recesión que atraviesa la economía argentina. “La Encuesta Permanente de Hogares toma como empleados a aquellos que en la semana previa al cuestionario trabajaron por lo menos una hora en forma remunerada. Pero no se puede hablar de que están empleados los jóvenes con trabajos inestables o changas sólo porque trabajaron dos horas en esa semana de referencia”, explicó la investigadora.
Es por eso que en la franja de jóvenes ocupados deben contemplarse el empleo no registrado, más conocido como “trabajo en negro”, y que involucra al 54 por ciento de los jóvenes; y los empleos precarios (contratos temporarios o changas). Esta situación de inestabilidad provoca que el 42 por ciento de la población ocupada busque otros trabajos alternativos, disconforme con su actual situación.
“Más que un paso de la institución educativa al mundo del trabajo, desde hace dos décadas se agudiza la tendencia del itinerario, un recorrido mucho más largo y complejo de una instancia a la otra: no se pasa de ser estudiante tiempo completo a trabajador tiempo completo, sino que se van alternando períodos de actividad con empleos precarios hasta que llega la inserción laboral más o menos estable”, completó Zandomeni.

“No consigo trabajo”

Otro indicador que suma puntos a los efectos directos de la recesión en la economía es que el 18 por ciento del total de jóvenes de entre 15 y 29 años está desempleado desde hace más de 12 meses, situación que afecta principalmente al sector comprendido entre los 25 y 29 años. “La situación es preocupante porque está probado que cuanto mayor es el tiempo sin empleo menores son las chances de conseguir trabajo, porque se supone en ese lapso se van perdiendo un montón de competencias y posibilidades de experiencias nuevas”, indicó Zandomeni.
Los jóvenes entienden que la razón más importante por la cual no están empleados es que “no hay trabajo en general”, seguida de dos opciones también muy valoradas: la experiencia laboral requerida y la falta de vinculaciones o recomendaciones para acceder al primer empleo estable. El nivel educativo requerido parece ser un obstáculo para algunos; sin embargo, es notable la incidencia que éste tiene a la hora de conseguir un puesto.
“Los que tienen estudios superiores son los que tienen más posibilidades”, explicó Zandomeni, no ya para acceder a empleos calificados sino a cualquier tipo de trabajo. “Los jóvenes con mejor preparación desplazan a los que tienen una formación menor para empleos que antes ocupaba un chico con un secundario completo o incompleto” debido al aumento desproporcionado de la oferta con relación a una más que empobrecida demanda y a que, ante la posibilidad de elegir, las empresas seleccionan a aquél con mayor formación.

Trabajo de campo

A mediados de mayo, un grupo de estudiantes avanzados de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL se encargará de efectuar 400 encuestas en los barrios más representativos de la ciudad, a fin de identificar los cambios en el mercado de trabajo y su influencia en el proceso de inserción laboral de los jóvenes de entre 15 y 19 años. El recorte abarca los últimos cinco años y únicamente tendrá en cuenta a los habitantes de la ciudad de Santa Fe.
Además, se incluirán preguntas relativas al núcleo familiar, a fin de determinar cómo influyen las trayectorias laborales de los jóvenes con la situación de la familia de origen, o el nivel educativo y tipo de empleo de los padres. Los datos obtenidos serán compartidos con autoridades provinciales y municipales que entiendan en la materia.

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