Educación sexual
Conociendo lo prohibido
Lunes 22 de julio de 2002
El número de embarazos precoces en nuestro país es alarmante. Al compás de la crisis, también se registró un considerable incremento de nacimientos de bebés desnutridos. Á‚¿Qué tipo de educación sexual se está brindando en la Argentina?
El caso del alumno rosarino de 14 años que iba a ser expulsado de la escuela por haber dejado embarazada a su novia, es el fiel reflejo de una de las mayores problemáticas sociales en todo el mundo: la educación sexual. Es que la falta de una adecuada instrucción sobre sexualidad y sus cuidados, ocasiona trastornos que, traducidos en estadísticas, causan pánico.
Según un relevamiento realizado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), al menos 6.000 mujeres mueren anualmente a causa de complicaciones derivadas de los 4.200.000 abortos que se realizan en América Latina y el Caribe. En tanto, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, en nuestro país se realizan 480.000 abortos al año, siendo la primera causa de mortalidad materna con el 39 % de incidencia y la primera causa de egreso de los servicios públicos de salud, después del parto normal.
Pero los embarazos no deseados que no se interrumpen también presentan secuelas sociales. Según los últimos estudios, en Mar del Plata el 13% de los bebés nacen desnutridos, mientras que en Santa Fe, cuatro de cada diez niños que nacen corresponden al sector marginado. Como bien muestran los diversos relevamientos hechos por el Movimiento Los Sin Techo, estos niños viven en familias con ingresos menores a los 100 pesos, compuestas por jefes de hogar desocupados y con muy bajo nivel educativo, y madres menores recién entradas en la adolescencia.
Sin dejar de mencionar el contagio de peligrosas enfermedades venéreas –según datos de la Agencia de Naciones Unidas contra el Sida (ONUSIDA), en el mundo cerca de 12 millones de jóvenes viven con el virus y todos los días se infecta por primera vez una media de 6.000 más–, vemos que algo tan natural como el sexo, sin educación se vuelve sumamente riesgoso para el ser humano.
“Educar en sexualidad, no significa dar una charla de dos horas por año en los colegios. Debe ser algo más planificado, constante e imprescindible”, aclara la Prof. Teresa Suárez, miembro del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la UNL.
Suárez, conjuntamente con numerosos profesionales, viene trabajando hace más de tres años en un Proyecto de Extensión de Interés Social (PEIS) a partir del cual ofrecen talleres sobre sexualidad a 200 alumnos de siete escuelas de nuestra ciudad y Santo Tomé. “Se brindó información básica sobre la problemática que la mayoría desconocía. Pero lo más importante fue el trabajo en torno a sus aspectos vivenciales para promover la autorreflexión, y desplazar los mitos y las creencias que tienen sobre la sexualidad, ya que consideran que el sexo no es algo bueno”, narra la docente universitaria, también directora del Centro de Estudios Histórico-Sociales sobre Mujeres de la FHUC.
Al ponerse en contacto con los jóvenes, los responsables del proyecto se encontraron con “un significativo vacío en lo que respecta al tratamiento de estos temas, abordados siempre como temas tabú, con cierto tono peyorativo y no con la seriedad que precisan”. Como se sabe, el silencio causa miedo y el susurro confusión. Ambas sensaciones contribuyen a un alto grado de ignorancia que, en este tema, puede ser fatal.
No caben dudas de lo preocupante que es el tema. Esta problemática nos acecha a todos, aunque algunos la sufran más que otros. Tenemos un diagnóstico que empeora día tras día. También tenemos el remedio al alcance de la mano, en la capacidad de nuestros profesionales.
Según un relevamiento realizado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), al menos 6.000 mujeres mueren anualmente a causa de complicaciones derivadas de los 4.200.000 abortos que se realizan en América Latina y el Caribe. En tanto, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, en nuestro país se realizan 480.000 abortos al año, siendo la primera causa de mortalidad materna con el 39 % de incidencia y la primera causa de egreso de los servicios públicos de salud, después del parto normal.
Pero los embarazos no deseados que no se interrumpen también presentan secuelas sociales. Según los últimos estudios, en Mar del Plata el 13% de los bebés nacen desnutridos, mientras que en Santa Fe, cuatro de cada diez niños que nacen corresponden al sector marginado. Como bien muestran los diversos relevamientos hechos por el Movimiento Los Sin Techo, estos niños viven en familias con ingresos menores a los 100 pesos, compuestas por jefes de hogar desocupados y con muy bajo nivel educativo, y madres menores recién entradas en la adolescencia.
Sin dejar de mencionar el contagio de peligrosas enfermedades venéreas –según datos de la Agencia de Naciones Unidas contra el Sida (ONUSIDA), en el mundo cerca de 12 millones de jóvenes viven con el virus y todos los días se infecta por primera vez una media de 6.000 más–, vemos que algo tan natural como el sexo, sin educación se vuelve sumamente riesgoso para el ser humano.
Ausencia y silencio
La frase que utilizaba como slogan una vieja campaña publicitaria sostenía que “el mejor remedio es la prevención”. Pero para lograr la prevención, hay que educar. El caso de Chile lo comprueba a la perfección. En el país trasandino se llevó a cabo una campaña de educación sexual que ha conseguido disminuir en un 35% el índice de embarazos precoces. Con este resultado, las palabras sobran a la hora de resaltar la vital importancia que tiene la educación en este tema.“Educar en sexualidad, no significa dar una charla de dos horas por año en los colegios. Debe ser algo más planificado, constante e imprescindible”, aclara la Prof. Teresa Suárez, miembro del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la UNL.
Suárez, conjuntamente con numerosos profesionales, viene trabajando hace más de tres años en un Proyecto de Extensión de Interés Social (PEIS) a partir del cual ofrecen talleres sobre sexualidad a 200 alumnos de siete escuelas de nuestra ciudad y Santo Tomé. “Se brindó información básica sobre la problemática que la mayoría desconocía. Pero lo más importante fue el trabajo en torno a sus aspectos vivenciales para promover la autorreflexión, y desplazar los mitos y las creencias que tienen sobre la sexualidad, ya que consideran que el sexo no es algo bueno”, narra la docente universitaria, también directora del Centro de Estudios Histórico-Sociales sobre Mujeres de la FHUC.
Al ponerse en contacto con los jóvenes, los responsables del proyecto se encontraron con “un significativo vacío en lo que respecta al tratamiento de estos temas, abordados siempre como temas tabú, con cierto tono peyorativo y no con la seriedad que precisan”. Como se sabe, el silencio causa miedo y el susurro confusión. Ambas sensaciones contribuyen a un alto grado de ignorancia que, en este tema, puede ser fatal.
Hoy igual que ayer
El año pasado, la Legislatura de la Provincia de Santa Fe sancionó la Ley NÁ‚° 11.888, más conocida como Ley de Salud Reproductiva. Uno de los sectores que más reclamó por la realización de esta legislación, fue la Multisectorial de Mujeres por la Acción, una ONG de nuestra ciudad que trabaja en defensa de los derechos de la mujer. Pero la alegría por la aprobación de la ley fue más que efímera. “Se aprobó pero nunca se cumplió –lamenta una de sus integrantes. No se trabaja la problemática en los barrios carenciados, no se proporciona elementos anticonceptivos a las personas de escasos recursos, y la incursión de la temática en las escuelas, hasta ahora fue nula”.No caben dudas de lo preocupante que es el tema. Esta problemática nos acecha a todos, aunque algunos la sufran más que otros. Tenemos un diagnóstico que empeora día tras día. También tenemos el remedio al alcance de la mano, en la capacidad de nuestros profesionales.