Ciencia y Territorio

Cultura Científica: Hacer que la ciencia se propague

Jueves 18 de septiembre de 2025 / Actualizado hace 17 horas, 36 minutos

Con el objetivo de fomentar la participación ciudadana, la toma de decisiones informadas y la apropiación social del conocimiento científico la UNESCO promovió declarar al día 28 de septiembre como el “Día Internacional de la Cultura Científica”.

La realización de “Magia Química” en la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL); actividad experimental “Pigmento camaleónico: explorando el comportamiento ácido-base de las curcuminas”, llevada a cabo en la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC-UNL); un evento sobre probióticos y yogures en La Redonda, arte y vida cotidiana; la propuesta “Primavera Científica”, en el Centro Universitario Reconquista-Avellaneda; el desarrollo de un taller sobre Cristalografía en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB-UNL) son algunas postales que reflejan más de 20 años de historia de la Semana de la Ciencia en la UNL.

En el marco de la efeméride por celebrarse el 28 de septiembre el “Día de la Cultura Científica", se propuso visibilizar la Semana de la Ciencia, como dispositivo de comunicación de la ciencia con fuerte raigambre en el territorio santafesino.

Para ello, se convocó a Gabriel Vinderola, docente-investigador de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ-UNL) e investigador principal del CONICET en el Instituto de Lactología Industrial (INLAIN, UNL-CONICET), Silvina Reyes, docente-investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC-UNL), directora del Grupo de Investigación en Diseño de Materiales para la Enseñanza de las CIencias Experimentales (GrIDiMECE) y co-directora del Programa Educación y Sociedad de la UNL, Ana Magneago, docente-investigadora del Centro Universitario Reconquista-Avellaneda y Vanina Franco, docente-investigadora de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB-UNL) quienes realizan a diario acciones de Comunicación de la Ciencia.

¿Por qué estudiar?

“Seguí una carrera científica por la curiosidad por el conocimiento, por el mundo biológico y la biología en general; al mismo tiempo, no me gusta la rutina; entonces, pensé que una carrera científica iba a permitir ir ampliando los horizontes al participar de investigaciones que involucren temas nuevos”, sostuvo Gabriel Vinderola y añadió “me encanta la comunicación de la ciencia y realizar tareas de docencia, es decir, transmitir lo que uno sabe porque es una forma de inspirar a las nuevas generaciones para que la rueda de la ciencia siga rodando debido a que la formación de un científico no se hace de un día para el otro, requiere por lo menos 15 años”.

A lo que Silvina Reyes agregó: “Estoy convencida de que las actividades de comunicación de la ciencia despiertan vocaciones científicas en los estudiantes y siempre promuevo en  los jóvenes investigadores a que realicen acciones en donde compartan sus saberes para facilitar la apropiación del conocimiento científico en la sociedad”.

“La Universidad Pública tiene una responsabilidad social que consiste en devolver a la sociedad, lo que la comunidad invierte en educación mediante sus impuestos; es injusto que lo que la ciudadanía destina en educación quede solamente en el ámbito universitario”, expresó Vinderola.

“Me motivó seguir una carrera científica el hecho de estudiar los alimentos y su diversidad en nuestra cultura, atravesada por distintas corrientes inmigratorias que poblaron la región”, indicó Magneago y se preguntó: “¿Cómo en un país tan rico, puede existir hambre?, ¿Cuál sería la solución?”.

“Pienso que una alternativa es estudiar y compartir lo aprendido, divulgar el conocimiento”, resaltó Magneago.

“En la escuela primaria, en sexto grado tuve que hacer un trabajo sobre “La Célula” como tarea de vacaciones de invierno y mi padre me compró un microscopio. Fue cuando descubrí un mundo que me fascinaba (y aún me sigue maravillando) y, en ese momento, supe que iba a estudiar algo relacionado con Ingeniería Genética. Por ello, mi formación académica tuvo una trayectoria relacionada con las Ciencias Naturales y Exactas”, relató Franco. 

“En mi caso —comentó Reyes—, mi vocación también comenzó desde muy pequeña, a los diez años. Cursaba quinto grado de la escuela primaria cuando ordené y acondicioné una pieza que teníamos en el patio de mi casa, en la ciudad de Reconquista, y, a modo de “juego”, “fundé” el Centro de Investigaciones Científicas (C.I.C.).  Allí experimentaba con juegos de química, vasitos, goteros, tubos de ensayo, un microscopio y muchos libros sobre la vida de científicos que había empezado a leer. Desde ese momento supe que mi pasión estaría ligada para siempre a este camino”.

Cultura Científica

“La cultura científica es el conjunto de saberes alrededor de un tema que permiten interpretarlo, responder preguntas y, al mismo tiempo, formular nuevos interrogantes”, reflexionó Vinderola y a lo que Ana Magneago agregó “la cultura científica se construye en los aprendizajes de experiencias científicas y el saber colectivo, ya que cuando uno aprende resulta necesario compartirlo. Participar de estas acciones es legar sabiduría a nuestra comunidad; implica dejar huellas para que otros puedan transmitirlas y avanzar”.

“Relaciono las palabras comunicación, conocimiento, curiosidad, pensamiento crítico, interacción, reflexión con la comunicación pública de la ciencia”, continuó Vinderola.

Por su parte, Ana Magneago trazó una línea de continuidad entre tradición, ciencia, comunidad, es decir, entender a la cultura científica como “un bagaje de conocimientos universales que se descubren en diversas áreas y es necesario para que la ciencia se propague para provecho de la sociedad”, explicó Magneago.

“Las acciones de Cultura Científica están relacionadas con una función sustantiva que tiene la Universidad que es la extensión al medio social. Es en este sentido, estas actividades se configuran como un vehículo para enseñar a pensar “científicamente” y esto posibilita a los estudiantes a acceder a modos de razonamiento basados en la evidencia, permitiendo flexibilidad en el pensamiento y fundamentalmente, promueve en ellos el deseo y la curiosidad para seguir aprendiendo”, destacó Reyes.

“Además, porque la generación de este tipo de actividades de Comunicación de la Ciencia acorta la brecha en cuanto al conocimiento científico entre el ámbito académico y la sociedad”, reflexionó Franco.

“Recomiendo a todos los investigadores participar de actividades de cultura científica, aunque sea de las áreas más básicas siempre hay algo que contar porque la ciencia es maravillosa”, concluyó Vinderola.

Gajes del oficio

“Cada año, en primavera, el Centro Universitario Reconquista-Avellaneda abre sus puertas a miles de estudiantes de distintos niveles de enseñanza y a sus docentes y en el cual los estudiantes universitarios se transforman en verdaderos comunicadores científicos a través del diseño y la puesta en escena de experiencias”, afirmó Magneago y continuó “en una ocasión, una maestra de primer grado ‘controlaba’ a su grupo con un silbato de referí” (risas).

“Más tarde, esa misma maestra nos cuenta que las actividades fueron replicadas en las aulas, con el fin de rescatar lo que se aprendió en las visitas y dar a conocer a los demás compañeros de la escuela. Es así cómo se propaga la ciencia”, resaltó Magneago.

“Nosotros, desde nuestro grupo —remarcó Reyes—, más allá de la Semana de la Ciencia, una vez por semana visitamos escuelas o recibimos a docentes y estudiantes de distintos niveles del sistema educativo para realizar actividades experimentales en el laboratorio de la FHUC, en el marco de diferentes proyectos de extensión y comunicación de la ciencia.  Es un compromiso que hemos asumido con la sociedad y nos da mucho gusto poder hacerlo”.

“En un Taller de Cristalografía orientado para niños pequeños y había llevado todo lo necesario para hacer jardines inorgánicos cristalinos. Cuando comienzo a armar la mesa de experimentación me doy cuenta que me había olvidado los colorantes, fundamentales para el impacto visual en la formación cristalina”, expresó Franco y prosiguió: “En mi desesperación, se me ocurre usar, para colorear las soluciones, la tinta de los resaltadores que tenía en la cartuchera. Atenúan las luces de la sala y las soluciones fluorescen, se ven increíbles entre el material de vidrio”. 

“Fue un antes y un después con este experimento, a partir de este momento la experiencia pasó a denominarse “Jardines Inorgánicos Fluorescentes” y los he llevado por todos los rincones de nuestro país de la mano de la Asociación Argentina de Cristalografía (AACr)”, finalizó Franco.

Sobre la Semana de la Ciencia

Con el propósito de acercar la ciencia y la tecnología al público general, especialmente a las comunidades escolares de nivel primario, secundario y universitario se lleva a cabo la Semana de la Ciencia en la UNL que configura un evento anual organizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), a través de la Dirección de Comunicación de las Ciencias y las Artes de la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL junto con el CONICET Santa Fe, a través del Área de Comunicación Social y cuenta con el apoyo del Gobierno de la Provincia de Santa Fe.

La Semana de la Ciencia es posible gracias al trabajo y participación de docentes, investigadores/as, becarios/as y estudiantes de facultades, institutos CONICET-UNL, centros universitarios, reservas ecológicas, el Museo de Arte Contemporáneo (MAC-UNL) y la Dirección de Comunicación de las Ciencias y las Artes de la UNL.

El proyecto es financiado por el programa provincial "Código Ciencia" de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Desarrollo Productivo, del Gobierno de la provincia de Santa Fe.



 

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