Una "nueva" ciencia

Cultura, pueblos, plantas: la etnobotánica

Lunes 12 de marzo de 2007

Las especies vegetales pueden utilizarse de distinta manera en los distintos contextos. Y pueden representar distintos significados. Es el objeto de estudio de una nueva disciplina científica.

Parece mentira. Pero el maíz, tal como lo conocemos, puede ser muchas cosas a la vez. Una planta indígena, propia de América, de gran importancia económica en distintas regiones, y en la actualidad uno de los principales recursos de exportación. Un medicamento. Un designio: en algunas regiones, en los sembradíos de maíz se colocan grandes piedras alargadas (la mama-zara o madre del maíz) para simbolizar una mazorca gigantesca, con la que se cree estarán protegidos de las sequías y las heladas.

O una leyenda. Entre los guaraníes, el ayatí -como se lo llama al maíz- tiene su origen en el sacrificio de un indio de la tribu que para aplacar las iras de Tupá, cuyo culto habían olvidado sus hermanos, se ofreció para ser inmolado cuando el cacique anunció que de esa manera volverían a la región de abundancia y al bienestar. Dispuesto a morir, fue enterrado en una fosa de la que sobresalía su nariz. Transcurridos los días, los suyos fueron a ver el lugar y encontraron una planta desconocida cuyo fruto era una espiga con granos amarillos, a la que llamaron abatí, que en lengua guaraní significa "nariz del indio". A partir de entonces, el abatí se constituyó en la base de su alimentación.

Cada uno de estas "imágenes" representa significados diferentes, y sobre esos significados trabaja una ciencia relativamente nueva, que estudia la relación de un grupo humano (una comunidad, una tribu) con su entorno vegetal.

"La etnobotánica se ocupa de entender los factores sociales, históricos, ecológicos, culturales, y la clasificación de los entornos naturales por un determinado grupo", comenzó a explicar Gustavo Scarpa, doctor en Biología y etnobotánico de profesión, quien estuvo dictando un curso de etnobotánica para alumnos avanzados de carreras afines en la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Casi como su nombre lo indica.

Sin embargo, suele ser confundida. "En general, o no se sabe nada de lo que es la etnobotánica o se piensa que es el estudio de las plantas medicinales", confesó Norma Hilgert. "No está mal, porque las plantas medicinales son las que involucran un mayor número de especies, porque su uso está muy extendido... pero no es el uso y la planta lo único que nos interesa, sino el contexto en el cual esa planta se usa", indicó la especialista.

En ocasiones, son hasta folclóricas las anécdotas que rodean el uso de las distintas especies en cada cultura, pero resultan centrales para el etnobotánico: "A veces, para colectar una determinada especie la gente de campo espera que haya luna llena; bueno, eso también es importante. Lo que buscamos es conocer toda la cultura que rodea a la utilización de los recursos, no sólo su uso. Si realmente se pretende entender cómo funciona, hay que ver qué valoración tiene en una localidad", agregó Hilgert.

Por qué etnobotánica

Hilgert y Scarpa son doctores en Biología e investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet). Scarpa se desempeña en el Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA); Hilgert, en el Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (Ceiba), dependiente del Conicet.

"Uno de los motivos por los que vinimos es porque casi ninguna currícula argentina contempla la etnobotánica; hay como una iniciativa a nivel país para que se conozca cómo se trabaja en este tema y se difundan las bases teóricas y metodológicas, para estandarizar el tipo de trabajo", dijo la investigadora.

En este sentido, recoger los testimonios y otorgarles valor científico es uno de los desafíos de la etnobotánica, "una interdisciplina -dicen ellos mismos- que no es ni botánica ni antropología". El estudio en el campo, la observación participante y las entrevistas vienen a ser las herramientas más comunes.

"La disciplina no es nueva en el mundo, pero está poco difundida. Creo que ahora se puso de moda, porque se volvieron a reconocer las prácticas tradicionales, las comidas naturales... por eso, ahora tiene más difusión, aunque desde hace mucho se viene haciendo casi en forma desapercibida", dijeron los investigadores.

Á‚¿Para qué sirve?: "Para encontrar recursos nuevos, para manejo sustentable, para rescatar el patrimonio cultural de un pueblo... Entrevistamos, estudiamos y `ponemos' las plantas en un contexto cultural", concretó Hilgert.

Usos, lugares

Así como el maíz puede tener diferentes acepciones, muchas otras plantas tienen usos y hasta significados distintos. "Lo que para algunas culturas es un símbolo de muerte para otras es ornamental. La flor de cala, por ejemplo, simboliza la muerte en algunos lugares y en otros se llama ramo de novia", contó Scarpa.

No obstante, los investigadores entienden que hay patrones de uso que son, si no universales, al menos regionales: en la Argentina, los mayores usos de las plantas son medicinales, y en segundo lugar, forrajeras.

"El modo de apropiarse de la naturaleza y el tipo de leyes intrínsecas que rigen ese vínculo son parecidos, se repiten, independientemente de la etnia. En el mundo latino hay como leyes universales, donde se repiten muchos patrones, por ejemplo las plantas medicinales", sostuvo Hilgert.

Pero en realidad, y contrariamente a lo que muchos suponen, la etnobotánica no se encarga de verificar si una planta cura o no determinada enfermedad. "Si una planta se usa como medicina para curar una enfermedad, y desde la ciencia se sabe que no tiene ese principio activo, no importa para la etnobotánica. Porque en ese marco cultural la planta se usa de determinada manera, quizás como vehículo para un espíritu, o para invocar la lluvia: es medicinal en el contexto de esa medicina, y no de otra, y eso es lo que resulta fundamental", finalizaron.

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