Miércoles 10 de abril
Día del Investigador Científico
Miércoles 10 de abril de 2002
Se celebra en conmemoración del natalicio del Dr. Bernardo Houssay. “La ciencia es uno de los principales factores de la productividad de las naciones”, dijo el rector de la UNL.
Como todos los años, el 10 de abril se celebra en la Argentina el día del Investigador Científico en conmemoración del natalicio del Dr. Bernardo Houssay, fundador del CONICET y primer premio Nobel en Ciencias de América Latina.
“Nadie discute en el mundo que el capital humano, la ciencia y la incorporación de tecnología constituyen los factores principales que determinan la productividad de las naciones y con ella, su crecimiento económico”, afirmó el rector de la UNL, Ing. Mario Barletta. “Sin embargo, hace mucho tiempo que en la Argentina no se apuesta seriamente a la consolidación de un desarrollo científico-tecnológico propio. Por el contrario, cuando resulta cada vez más obvia la importancia de la ciencia y la tecnología, las estrategias desarrollistas que en algún momento advirtieron su necesidad, aparecen más lejanas en el tiempo”, reflexionó el rector.
En tal sentido, el rector Barletta agregó “en la actualidad, los científicos y universitarios de nuestro país tienen una tarea adicional: pensar el país. Quizá el más acuciante de los problemas a resolver sea la ausencia de orientaciones teóricas, imaginarios sociales, marcos referenciales que motiven una movilización de las fuerzas sociales en un sentido transformador”. “Un camino posible para salir de esta crisis – dijo el rector de la UNL – es potenciar el sistema universitario y científico-tecnológico, articulándolo con políticas claras de promoción e incentivo, formando científicos y tecnólogos, y al mismo tiempo garantizando la transferencia a las industrias”.
“Las democracias maduras demuestran que, en la medida que los ciudadanos incrementan su formación y logran apropiarse del conocimiento, existe mayor respeto al sistema jurídico, se limita el uso discrecional del poder, se minimiza la corrupción y disminuye el riesgo de la conflictividad social”, concluyó el rector.
“Nadie discute en el mundo que el capital humano, la ciencia y la incorporación de tecnología constituyen los factores principales que determinan la productividad de las naciones y con ella, su crecimiento económico”, afirmó el rector de la UNL, Ing. Mario Barletta. “Sin embargo, hace mucho tiempo que en la Argentina no se apuesta seriamente a la consolidación de un desarrollo científico-tecnológico propio. Por el contrario, cuando resulta cada vez más obvia la importancia de la ciencia y la tecnología, las estrategias desarrollistas que en algún momento advirtieron su necesidad, aparecen más lejanas en el tiempo”, reflexionó el rector.
Repensar el país
“Debemos concientizarnos y entender que, en el actual contexto de restricciones económicas y profundas crisis sociales y políticas que vive nuestro país, es fundamental que la ciencia adquiera un rol central”, dijo el secretario de Ciencia y Técnica de la UNL, Ing. Julio Theiler. Haciendo referencia al sistema universitario argentino Theiler agregó que “estamos trabajando para alcanzar una Universidad Nacional del Litoral que interactúe con el sector productivo, generando el ambiente propicio para los procesos de innovación científica y tecnológica necesarios para el desarrollo sustentable de la región”.En tal sentido, el rector Barletta agregó “en la actualidad, los científicos y universitarios de nuestro país tienen una tarea adicional: pensar el país. Quizá el más acuciante de los problemas a resolver sea la ausencia de orientaciones teóricas, imaginarios sociales, marcos referenciales que motiven una movilización de las fuerzas sociales en un sentido transformador”. “Un camino posible para salir de esta crisis – dijo el rector de la UNL – es potenciar el sistema universitario y científico-tecnológico, articulándolo con políticas claras de promoción e incentivo, formando científicos y tecnólogos, y al mismo tiempo garantizando la transferencia a las industrias”.
“Las democracias maduras demuestran que, en la medida que los ciudadanos incrementan su formación y logran apropiarse del conocimiento, existe mayor respeto al sistema jurídico, se limita el uso discrecional del poder, se minimiza la corrupción y disminuye el riesgo de la conflictividad social”, concluyó el rector.