Trabajo Social

Debatieron sobre la formación académica, a diez años de la inundación

Viernes 27 de septiembre de 2013

Docentes, investigadores, estudiantes y miembros de organizaciones sociales participaron de las Jornadas de Reflexión y Formación, organizadas por la Temática Hábitat y Gestión del Riesgo.

¿Cuáles fueron los principales aprendizajes desde el 2003? Con esa pregunta se iniciaron en la tarde del miércoles las “Jornadas de Reflexión y Formación: a 10 años de la Catástrofe Hídrica de la ciudad de Santa Fe”, convocadas en la Licenciatura de Trabajo Social (FCJS) por el equipo docente de la Temática Hábitat y Gestión del Riesgo. “Nos pareció pertinente generar un espacio para pensar qué aprendizajes hicimos en estos diez años respecto a cómo abordar las catástrofes, que lamentablemente constituyen un problema recurrente, no solo para nuestra región sino para todo el mundo. Estos problemas que forman parte de la agenda pública, tienen que pasar a la agenda académica; para pensar cómo los incorporamos como un tema de formación en las distintas carreras”, señaló la docente Sandra Gallo en el inicio de la actividad.
Con esa premisa, estudiantes, docentes, investigadores, extensionistas, y graduados de diferentes carreras de la UNL se reunieron en la primera jornada para reflexionar acerca de la institucionalidad social en torno a las catástrofes.
A ellos, se sumó un grupo de referentes de organismos estatales, instituciones y organizaciones de inundados, que expusieron su visión sobre el tema. Desde la coordinación de las Jornadas, se propició un “conversatorio”, donde los asistentes pudieron debatir con María Elena Kessler, convocada en representación del Programa de Cooperación Interinstitucional Frente a la Emergencia (PROCIFE); Héctor Sanagustín, integrante de la Marcha de las Antorchas; Rodolfo Vigetti, presidente de Cáritas Arquidiocesana; Graciela Godina, del Área Emergencia de esa entidad; María Angélica Marmet, de la Escuela de Psicología Social, que contó su experiencia en el Comité de Solidaridad de Santa Fe; el director de Gestión de Riesgo de la Municipalidad, Eduardo Aguirre Madariaga; Juliana Mondino y Sofía García, por el Centro de Estudiantes de Trabajo Social (CETS).
El jueves se retomaron las conclusiones del día anterior, para pensar los desafíos que afronta la formación disciplinar; con un panel integrado por docentes, investigadores y extensionistas de la UNL.

Para seguir trabajando
A partir del debate, los participantes elaboraron una agenda de problemas y nuevos interrogantes. Entre otros temas, se consignó “acortar las brechas entre la producción de conocimiento desde la universidad, los discursos disciplinares y quienes toman decisiones”; “seguir incluyendo en la formación de las diferentes disciplinas la gestión integral de riesgos”; y “construir una política de gestión integral del riesgo que contemple las dimensiones de lo cotidiano, lo micro y lo estructural”.
Además, se enfatizó que “la impunidad de los responsables inhabilita la reparación subjetiva y genera descreimiento en la sociedad”.
Como perspectiva para abordar la emergencia, se definió “trabajar la asistencia como Derecho, respetando los distintos momentos y sus características, poniendo como protagonistas a los propios afectados y afectadas, incorporando la palabra de los diferentes actores”.
Asimismo, se señaló que la información con que cuente la población durante la emergencia resulta fundamental porque “genera sentido a las acciones, y por lo tanto exige mayor responsabilidad en el manejo de la misma durante todos los momentos de la gestión del riesgo”.
“Las catástrofes estallan la subjetividad de las personas. En 2003, estábamos ante un territorio  devastado, donde la mayoría de las personas habían perdido casi todo lo que tenían; y las instituciones y organizaciones referentes de esas mismas personas, también habían sido avasalladas por el agua”, agregó Sandra Gallo. En ese escenario arrasado, se imponía junto con la ayuda material, la necesidad “de un otro”: “En 2003 hubo mucha sensación de soledad, cuando lo importante en una catástrofe es estar en el momento de la emergencia para que el sujeto afectado encuentre a ese otro que lo acompañe”.
Como parte de lo aprendido, Gallo consideró que “entendimos la importancia de las cosas que se pueden hacer mientras no sucede la catástrofe, antes y después, sobre todo para prevenir situaciones similares. Si no se pueden prevenir, porque a veces son situaciones inevitables, lo importante es que al menos podamos estar en otras condiciones para enfrentar la catástrofe”.



 

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