Crisis en las UUNN

El impacto de la crisis en las Facultades

Martes 28 de mayo de 2002

El Rector y los Decanos de las facultades de la UNL coinciden en que la actividad podría paralizarse. No hay fondos para cubrir los gastos de funcionamiento. Las carreras técnicas son las más afectadas: los insumos se fabrican en el extranjero y los de producc

Los últimos años han empeorado la situación presupuestaria de las Universidades Nacionales de nuestro país. A la subejecución de las partidas presupuestarias, se han sumado sucesivas demoras en el envío de los fondos y drásticos recortes en el dinero destinado a la investigación y la enseñanza superior de los argentinos. Sin embargo, ahora las casas de altos estudios se encuentran sumergidas en una crisis de extrema gravedad: hace ocho meses que el Estado Nacional se ha desentendido absolutamente de las instituciones encargadas de formar a los futuros profesionales y científicos argentinos. “No se envían fondos para gastos de funcionamiento desde octubre de 2001 y esta situación está empezando a hacerse carne en el desarrollo diario de las actividades universitarias”, sostuvo el Rector de la UNL, Ing. Mario Barletta.
La situación de la Universidad Nacional del Litoral es similar a la de todas las casas de altos estudios del país: falta de papel, tinta para impresoras, hojas de fax y bujías para las galerías de los edificios, servicios de agua, luz y teléfono a punto de ser cortados, sueldos que cada vez resultan más magros y congelamiento de cargos docentes, impiden llevar con normalidad las tareas y están conduciendo por un camino que parece no tener salida.
“No vamos a dejar que nuestra Universidad se venga abajo, tirando por la borda los sueños y proyectos de todos los santafesinos y el derecho a contar con educación de calidad y excelencia para toda la región. Por eso estamos reclamando por todos los medios a nuestro alcance por el cumplimiento de la Ley de Presupuesto y, además, continuamos avanzando en las transformaciones orientadas a optimizar los escasos recursos por un lado, y a generar fuentes complementarias de financiamiento, convocando a toda la comunidad universitaria a sumar esfuerzos solidarios en pos de sostener la universidad pública”, destacó el Rector.

Funcionamiento

“La facultad tiene muchas dificultades para funcionar, y funcionamos gracias a los recursos humanos”, afirmó el decano de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Arq. Julio Talín. “Tanto en Arquitectura como en Diseño es fundamental el uso de equipamientos especiales para trabajar con imágenes digitalizadas. Sin embargo, no sólo que no podemos comprar nada nuevo, sino que tampoco podemos reparar ninguna de las computadoras y proyectores que se van deteriorando”. En el mismo sentido se explayó el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS), Dr. Mariano Candioti, haciendo referencia a los insumos básicos para el trabajo administrativo y para el mantenimiento de la sala abierta de internet “que está sostenida por la cooperadora”. Y agregó: “la totalidad de las revistas científicas se encuentran con suscripciones suspendidas hace tiempo”.
La situación de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) es similar. “Tenemos tres laboratorios de informática para docentes y estudiantes que están totalmente estancados”, señaló el decano, CPN Hugo Rodríguez Jáuregui. “En el turno de exámenes de mayo, el Centro de Estudiantes donó las resmas de hojas necesarias para hacer las fotocopias de los temarios de cada examen. Y si no fuera por el aporte de la cooperadora sería imposible seguir adelante”, agregó.
“La caja chica de la Facultad de Humanidades y Ciencias para todo el año es de 600 pesos, y con ese dinero tenemos que comprar insumos y materiales para más de 10 carreras. Pero además, como la Ciudad Universitaria no cuenta con gas natural, en nuestros laboratorios usamos gas licuado y el precio es cada vez más elevado”, señaló la decana de la FHUC, Prof. Leonor Chena.
“Á‚¿Cómo va a funcionar bien la facultad si una simple lamparita de un aparato para mediciones analíticas de rutina vale 1200 dólares?”, se preguntó indignado el Bioq. Amadeo Cellino, decano de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB). “Por el corralito está cortada la cadena de pagos de servicios a terceros y transferencia de tecnología, uno de los principales ingresos de la facultad; y por la devaluación, lo que se compra en el extranjero vale el triple, los insumos de producción nacional no tienen precio, y para comprarlos hay que ir con la plata en la mano”, completó el académico.

Prácticas

El Ing. Cristóbal Lozeco, decano de la única Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de Latinoamérica insistió en que “tenemos inmensos problemas para mantener y actualizar el equipamiento informático y para poder desarrollar las clases de trabajos prácticos en los laboratorios”. Por su parte, el decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV), Med. Vet. Eduardo Baroni explicó que “las empresas y laboratorios que antes nos canjeaban la comida y los medicamentos para los animales, ahora no lo hacen más. Por ejemplo – contó Baroni –, para curar un animal muy enfermo que nos trajeron la semana pasada, los chicos hicieron una colecta entre sus amigos y familiares”. Y agregó: “Si no fuera por los veterinarios regionales, las prácticas de los estudiantes estarían totalmente paralizadas”.
En tanto, el decano de Ciencias Agrarias, Ing. Hugo Herbetta explicó que “teníamos varios proyectos de investigación armados que se nos vinieron todos abajo”, al tiempo que no ocultó su preocupación por la imposibilidad de acceder a revistas especializadas. En el mismo sentido, Cellino afirmó que “en la facultad casi no se dictan más clases prácticas. No hay plata para darle de comer a los animales ni para comprar las drogas que se necesita, por ejemplo, para experimentar con las ratas de laboratorio”.
“En el marco de la crisis política y económico-financiera que afronta el país – señaló el decano de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ), Ing. Pedro Mancini – se ha convocado a toda la comunidad universitaria para analizar qué hacer ante el deterioro de la infraestructura y la parálisis de las actividades experimentales”.

Aislamiento

La gravedad de la situación es tal, que desde septiembre del año pasado, todas las facultades de la UNL han suspendido las compras de libros y suscripciones a publicaciones especializadas de nuestro país y del extranjero. Además, se adeudan los servicios de electricidad, gas, teléfono y agua, y no es posible renovar los insumos básicos de funcionamiento. “De no modificarse la situación por la que estamos atravesando, vamos directo al aislamiento de nuestra universidad del resto del mundo, y en última instancia a la ignorancia – madre de muchas desdichas de nuestro pueblo”, concluyó el decano de la FICH.

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