Debate en "Ateneo", el programa de la UNL
El lugar de los adultos mayores en la sociedad
Domingo 12 de noviembre de 2006
En una sociedad cada vez más envejecida, la situación del adulto mayor está atravesada por la pobreza, la enfermedad y la exclusión social. Los ancianos son relegados del mercado laboral y muchas veces depositados en geriátricos u hogares. Á‚¿Cuál es el lugar
Según Naciones Unidas, una sociedad es considerada envejecida cuando su total de adultos mayores alcanza el 7% de la población. En Argentina, el porcentaje se multiplica y la llamada tercera edad supera el 13% del total poblacional. Sin embargo, la sociedad poco hace para incluir a los adultos mayores y en la repartición social y económica de la gran torta, a ellos les corresponde sólo una pequeña porción. Desde el Estado, no existen políticas claras de contención a la ancianidad, que ayuden a vivir los últimos años con dignidad.
Del total de adultos mayores que viven en Latinoamérica, el 60% no tiene cobertura de seguridad social, mientras que del 40% restante, casi el 25% tiene jubilaciones deficientes. Nos encontraríamos entonces ante casi un 85% de ancianos con necesidades básicas insatisfechas.
En muchos casos los geriátricos representan soluciones para una sociedad signada por la productividad y con un ritmo de vida vertiginoso en la que los viejos ya no tienen cabida.
Á‚¿Quién se ocupa de nuestros viejos? Á‚¿Hay alguien que realmente repare en ellos?
El programa de televisión de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), emitido por la señal Cable y Diario, abordó el pasado jueves esta temática a través de la visión de diversos especialistas. Estuvieron presentes en el debate en vivo el médico gerontólogo Hugo Valderrama, la Terapista Ocupacional Luciana Galán, en representación de la Federación de Centros de Jubilados de Santa Fe, Norma Ciorciari y las abogadas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS), Mariana González y Mariela Challiol.
Las condiciones sociales y culturales cambiaron notablemente modificando la imagen del abuelo en el seno familiar. "Antes el anciano estaba incorporado en la familia, el modelo de viejo era el de Geppeto, noble, añoso, carpintero, era el inmigrante, el del oficio que hacia un muñeco con todo su amor y le daba vida. La situación de ahora tiene que ver con la sociedad de consumo. La votación es el primer elemento de marginación, a los 70 te liberan de esa obligación", afirmó el doctor Valderrama.
"La UNL hace bastante tiempo que viene trabajando en proyectos y programas de prevención y promoción en salud, porque comenzó a haber una demanda en los barrios muy grande de adultos mayores que tienen ganas de hacer actividades pero no tienen el lugar para llevarlas a cabo", destacó la Galán, a la vez que agregó que "el objetivo de los talleres es tratar de proponerles al adulto mayor la posibilidad de ocuparse en algo que les interese, que les produzca placer y cuando termine el día lograr una meta que se eligió y nadie obligó".
El hogar donde la persona reside por lo general con su familia parecería ser el lugar más adecuado para su desarrollo personal, sin embargo hay casos en los que la familia no tiene otra opción y tiene que recurrir a los geriátricos. "No es sano que un anciano con demencia reciba toda la asistencia en la casa cuando la familia a través de un esfuerzo económico logra armar el sistema de ayuda a esa persona a través de un geriátrico. Pero también está el problema de que no todas las familias lo pueden hacer, porque hoy hay que tener bastante dinero para poner una persona en un geriátrico. El geriátrico surge como una necesidad", concluyó categórico Valderrama.
Del total de adultos mayores que viven en Latinoamérica, el 60% no tiene cobertura de seguridad social, mientras que del 40% restante, casi el 25% tiene jubilaciones deficientes. Nos encontraríamos entonces ante casi un 85% de ancianos con necesidades básicas insatisfechas.
En muchos casos los geriátricos representan soluciones para una sociedad signada por la productividad y con un ritmo de vida vertiginoso en la que los viejos ya no tienen cabida.
Á‚¿Quién se ocupa de nuestros viejos? Á‚¿Hay alguien que realmente repare en ellos?
El programa de televisión de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), emitido por la señal Cable y Diario, abordó el pasado jueves esta temática a través de la visión de diversos especialistas. Estuvieron presentes en el debate en vivo el médico gerontólogo Hugo Valderrama, la Terapista Ocupacional Luciana Galán, en representación de la Federación de Centros de Jubilados de Santa Fe, Norma Ciorciari y las abogadas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS), Mariana González y Mariela Challiol.
Una etapa más de la vida
Los ancianos forman parte de una sociedad que poco los tiene en cuenta, guiada por condiciones de existencia que prevalece la juventud y la productividad, excluyendo a la tercera edad como la clase pasiva e inactiva. En este sentido, Luciana Galán expresó: "La tercera edad es una etapa más de la vida, tenemos que tratar de eliminar el prejuicio de la pasividad. Y esto tiene que empezar mucho antes por medio de técnicas preventivas y promocionales. Parece que hay que esperar a ser adulto mayor para empezar a hacer algo por él". Por su parte, Norma Ciorciari agregó: "Las personas de la tercera edad son mal llamadas clases pasivas, porque nosotros estamos en actividad, estamos defendiendo nuestros derechos".Las condiciones sociales y culturales cambiaron notablemente modificando la imagen del abuelo en el seno familiar. "Antes el anciano estaba incorporado en la familia, el modelo de viejo era el de Geppeto, noble, añoso, carpintero, era el inmigrante, el del oficio que hacia un muñeco con todo su amor y le daba vida. La situación de ahora tiene que ver con la sociedad de consumo. La votación es el primer elemento de marginación, a los 70 te liberan de esa obligación", afirmó el doctor Valderrama.
Envejecer con dignidad
Para sumar calidad de vida, existen experiencias que apuntan a incentivar el trabajo manual y la contención psicológica y social como terapia para que los adultos mayores puedan sentirse útiles y activos. Desde la Secretaría de Extensión de la UNL tienen lugar diversas acciones dirigidas a este sector vulnerable, a través de centros de día y de actividades de jardinería."La UNL hace bastante tiempo que viene trabajando en proyectos y programas de prevención y promoción en salud, porque comenzó a haber una demanda en los barrios muy grande de adultos mayores que tienen ganas de hacer actividades pero no tienen el lugar para llevarlas a cabo", destacó la Galán, a la vez que agregó que "el objetivo de los talleres es tratar de proponerles al adulto mayor la posibilidad de ocuparse en algo que les interese, que les produzca placer y cuando termine el día lograr una meta que se eligió y nadie obligó".
Geriátricos: Á‚¿solución o problema?
Algunos abuelos deben vivir sus últimos años en hogares o geriátricos, pero no siempre representan una buena opción. Actualmente las familias viven inmersas en un ritmo vertiginoso de vida, llena de actividades y obligaciones que les imposibilita hacerse cargo de los más viejos. "El tema es que antes la mujer no trabajaba y hoy sí, además trabajan los hijos, los nietos y nadie se hace cargo del anciano. La única que queda es mandar al abuelo al geriátrico o se contrata al menos capacitado para que cuide del viejo", declaró Valderrama.El hogar donde la persona reside por lo general con su familia parecería ser el lugar más adecuado para su desarrollo personal, sin embargo hay casos en los que la familia no tiene otra opción y tiene que recurrir a los geriátricos. "No es sano que un anciano con demencia reciba toda la asistencia en la casa cuando la familia a través de un esfuerzo económico logra armar el sistema de ayuda a esa persona a través de un geriátrico. Pero también está el problema de que no todas las familias lo pueden hacer, porque hoy hay que tener bastante dinero para poner una persona en un geriátrico. El geriátrico surge como una necesidad", concluyó categórico Valderrama.